Los padecimientos mentales, constituyen una de las principales causas de pérdida de vida saludable en todo el mundo.
En el medio rural, el peso de la enfermedad y las muertes, son mayores. La pobreza, el desaliento y las múltiples limitaciones de los pobladores rurales, la hacen crecer sobre la población urbana. En el ámbito rural, los servicios especializados de salud mental son escasos, lo que lleva a presentar una sintomatología mental aislada o al diagnóstico tardío de un cuadro clínico claro, así como el tratamiento profesional tardío o simplemente inexistente.
Si en la ciudad, cuesta el diagnóstico precoz y su tratamiento, en el ámbito rural, es casi imposible. Gran papel hace la familia, ojo, aquellos familiares que comprenden que un trastorno mental es una enfermedad, que no toda las familias las asimilan así.
La salud mental es la gran olvidada dentro de la salud, o mejor dicho de su ausencia.
Este verano, lo he vivido en mis carnes, por mí mismo. He vivido el suicidio de un amigo, un suicidio pensado, madurado y preparado al milímetro, sin opción de fracaso. Después de consumarse, nos hemos dado cuenta de esas señales que delataban las intenciones y que, no supimos ver, y que ahora sí reconocemos con indicios de lo que iba a ocurrir, lo delataba. No supimos verlo, pero ¡cómo verlo!, quién duda de su felicidad del día a día, de su confianza, viviendo en un lugar tranquilo, espectacular, insólito, con una madre ejemplar y una familia extraordinaria. Quería ingresar y que le trataran, pero nunca llegó. Por desgracia, nos deja sin respuestas, y a su familia desesperada por entender, qué hicieron mal, cuándo nunca lo hicieron mal. En Atención Primaria, no saltó ningún aviso de lo que estaba merodeando, y tenía el apoyo de los hermanos, para acudir al especialista a su Centro de Salud Mental de Referencia.
Es algo que, aunque cuesta entender, fue fácil, muy fácil, y muy difícil de apreciar. Sólo queda el consuelo de escribir, al menos esto para que no vuelva a ocurrir.
Este verano, también unos días después, recibo una carta de un vecino, me la dio en persona, buscando comprensión y sobre todo que se le diera voz a su situación, a su coraje, y poder ayudar a otros muchos que lo necesiten. No voy a mover una letra de lo que me dio, y tal como él lo escribió la voy a transcribir, para que entendamos sus limitaciones y sobre todo el contexto en el que se vive en los pueblos, más aún en los aislados, y en los que la salud mental, si cabe está más olvidada. Ni que decir que tengo todas las autorizaciones de él para divulgar esos sentimientos que expresa.
“SOY ARGIMIRO
Y quiero contar mi historia y aunque no se explicarme pero yo si me entiendo. Por eso digo que me perdonéis por que lo que voi adecir , ha contar.
Yo estuve trabajando mucho tiempo , por con esto de la crisi deje de trabajar y si era poco me tuve que operar de una hernia. Y si era poco se me complico y tuve que entrar dos veces hen quirófano.
Cay en una depresión porque yo pensaba que estaba bien, pero yo setia que no, por que yo me levantaba todos los días bien, pero yo le echava al ganado, pero después me metía hotra vez en casa a dormi. Por que yo solo quería dormi, por que yo decía por la noche, mañana voy a hacer esto pero al día siguiente no era así. Por que yo veía a mi padre. Todos los días y llo quería ayudar, pero mi cabeza decía que si, pero cuando yo quería, mi cabeza decía que no. Por que los que tenemos este problema como no lo entendemos, por que eso no lo entendemos nadie y los que te quieren ayudar no saben y por que ellos tampoco lo entienden. Por eso llo hable con mi ermano que esta en madri y le dije si podía y me dijo que si y cogi y me fui y solo llegar nos fuimos al medico que ellos tenían. Y llo le comente a la medico el problema que yo
tenia y me dijo, tu lo que tienes es una depresión como una casa, por que los que tenemos este problema asta que no vamos al medico y le contamos lo que nos pasas, ni ellos ni nosotros podemos salir. Pero como me dijo ami la siquiatra las pastillas alludan, pero si no poneis vosotros de vuestra parte, no se sale.
Pero yo gracias a dios he salido, por eso hos digo que salir se sale, pero que cuesta mucho. Ay mas que contar, pero bueno, lo que quiero decir es que los que tenemos este problema, yo por ejemplo e salido de la depresión. Por que yo pensaba que no voy a salir, pero yevo dos años y de momento estoy bien, por eso quiero decir que salir se sale, pero los que tiene familia mejor porque eso te ayuda mucho porque yo estaba solo. Por eso quiero decir que se sale pero cuesta mucho.
POR ESO CUANDO TENEMOS PROBLEMAS HAY QUE VUSCAR AYUDA.
Ay mucho que contar pero lo dejo aquí por que me vengo abajo.
Espero que os hallude.
MUCHAS GRACIAS.”
Estoy de acuerdo contigo Argimiro, pedir ayuda es importante, hiciste bien en pedirla a tu hermano. Y por supuesto, la pastilla ayuda, pero hay que tener voluntad propia. Lo que me llama la atención es que al final, tuviste que venir a la ciudad para que te vieran y trataran. Yo te conozco, y dejar tu ganado, dejar tu pueblo, espectacular, tus huertos y tus quehaceres, ha sido duro, pero de gran ayuda. La salud mental en el ámbito rural es más necesaria de lo que parece, lo que para nosotros los urbanitas es una experiencia de relax, es un fin de semana de desconexión y disfrute, para los rurales, es su cotidianidad y su problema seguirá ahí sin ser detectado ni tratado. Ahora te veo y no te reconozco en la carta que me has dado. Te veo lleno de vida, alegría y plenitud. ¡Qué cosas, Argimiro, y me lo cuentas en fiestas, eres valiente!
Creo que se hace necesario capacitar a los médicos de familia y enfermería que prestan sus servicios en los centros de salud de las zonas rurales, para identificar trastornos mentales e intervenir adecuadamente, así como sensibilizarlos entorno a la cultura local y a las creencias sobre la enfermedad mental que manejan los pobladores de la zona rural. Fortalecer y movilizar los recursos ya existentes en los miembros de las localidades para apoyar la labor de los profesionales en este campo, tanto en la prevención como en el tratamiento, es otra tarea indispensable. Finalmente, como trabajadores de la salud debemos estar convencidos de que en el acceso a la atención no se debería favorecer a unos pobladores (urbanos) más que a otros (rurales), pues la equidad es un concepto clave en este contexto, y la salud es un derecho de toda la población.
Dedicado a Argimiro, por tu lucha ejemplar. Y al cielo, a Javi, que no querías morir, pero no supiste vivir así. Abrazo fuerte.
«Discutir con la realidad es doloroso». Byron Katie
Autor: MIGUEL ÁNGEL VELAZ DOMÍNGUEZ. SANITARIO. TÉCNICO EN PSIQUIATRÍA, EMERGENCIAS Y CLÍNICA. HOSPITAL UNIVERSITARIO DE FUENLABRA -MADRID-