Un gran cambio en nuestra profesión
De un tiempo a esta parte, y tras los acontecimientos que hemos vivido tan recientemente, se ha estado nombrado, por activa y por pasiva, a los Técnicos en Cuidados de Enfermería (TCAE). Estos profesionales forman parte de un equipo multidisciplinar, el cual, para mucha gente, son el personal más conocido por su cercanía pero muy desconocido por sus actividades y competencias.
En una de nuestras primeras entradas, y me remonto a los inicios de nuestro blog, explicábamos de manera breve la historia de la evolución de nuestra profesión en sí; desde los primeros pasos; donde se actuaba de forma altruista y sin ninguna formación específica, hasta llegar a nuestros días, donde es necesario realizar estudios de Formación Profesional complementados con prácticas y donde se adquiere un cuerpo de conocimientos (en parte a la experiencia adquirida y también a la formación continuada).
Para poder realizar una comparativa entre estos dos mundos, el antes y el después, me voy a tomar la libertad de realizar una comparación, desde mi punto de vista y a colación de una persona muy cercana a mí…
La otra tarde colocando las antiguas fotos de la familia, encontré esta de mi madre, que siempre me había llamado la atención y me encantaba y me sigue llenando de nostalgia la historia que trae consigo…
Y hoy quiero compartirla con todos vosotros, una historia como tal vez muchas otras, pero muy especial para mí, por ser mi madre y todo un ejemplo.
…A finales de los años 50, una joven de provincias y residente en Madrid, con apenas 18 años es nuevamente ingresada en el Hospital Clínico San Carlos, sito en la calle Atocha (actualmente el Museo de Arte Contemporáneo Reina Sofía), para realizarle unas transfusiones urgentes En su ingreso, el personal del Hospital se fija en ella, por lo alegre y espabilada que es, todo lo pregunta, se interesa por los demás pacientes, pone interés en todas las cosas relacionadas con los enfermos. Su carisma hace que no pase inadvertida en ese centro, y por eso, parte de ese personal le ofrece un puesto de trabajo, que acepta y termina formando en un primer momento, parte del personal de limpieza.
Siendo observada muy de cerca por las monjitas que prestan su servicio en el hospital, le proponen formar parte de la plantilla de cuidadoras, y es así como empieza su andadura como trabajadora de dicho Hospital.
Desarrolla su trabajo en varias plantas de hospitalizacion, al principio se encarga del cuidado de los niños en la planta infantil (pediatría) donde disfruta con ellos y les hace reír, consiguiendo que sus estancias sean más amenas. Sin tener experiencia, ella va observando cómo las demás cuidadoras realizan su trabajo y las imita y se encarga de esos niños indefensos como si fueran sus hijos, les baña cuidadosamente, les pone el termómetro…
Pasado un tiempo, la trasladan a la planta de Oncología, donde dedica sus horas al cuidado de enfermos terminales; muchos de ellos procedentes del mismo pueblo que ella. Estos pacientes se alegran de tener tan cerca una cara conocida, para poder pasar sus males y dolencias sin llegar a añorar mucho su tierra; demostrando su empatía hacia ellos hace que también se sienta cerca de sus raíces. Les ayuda a superar estas últimas horas con cuidadosa maestría y con un esmero muy comentado entre sus compañeras, dejándole cada uno de ellos un recuerdo imborrable en su memoria… con el paso de los años, todavía aún hoy los recuerda con mucho cariño.
En una ocasión, tras atender de formar urgente e inesperada un parto, por decisión médica deciden su traslado a la planta de Maternidad, allí demuestra su profesionalidad, siendo una compañera muy querida y reconocida por todos. Sus compañeros en general, reconocen y valoran su prestigio y progreso pese a carecer de estudios.
Y así, entre parto y parto, pasa un par de años y después de meditarlo mucho, por ser un campo de actuación extenso y haber llegado hasta donde llegó, decide dejar la profesión para dedicarse a formar su propia familia…”MI FAMILIA”
De esta manera la mayoría de las mujeres, entre la década de los 50-60 que entraban a trabajar como limpiadoras en un hospital terminaban realizando labores de Auxiliar de Enfermería. Muchas de ellas consiguieron obtener el título de Auxiliar a partir de los años 70 que fue cuando empezó a regularse la profesión de auxiliar de enfermería.
Hoy en día sin embargo hay que realizar unos estudios reglados, llevar a cabo unas prácticas asistenciales y como la ciencia y la vida ha avanzado bastante y en el campo de la sanidad mucho más, hemos llegado a tener conocimientos en programas informáticos, adaptándonos a las nuevas tecnologías y manejando la historia clínica informatizada, instaurada ya en muchos hospitales. Conocemos material y aparataje específico, porque con los avances de estos tiempos, los cuidados se han ido tecnificando.
Estamos cerca de los pacientes, proporcionándoles ayuda y cuidados con afecto y haciéndonos partícipes de sus miedos y confidencias, tanto ellos como con sus familiares, donde gestos como un apretón de manos o una simple mirada nos lo dicen todo.
Como dije al principio, somos el personal sanitario más cercano a los pacientes…por eso, y gracias al equipo de profesionales que me acompañan en mis quehaceres diarios: «ME SIENTO ORGULLOSA DE SER TÉCNICO EN CUIDADOS DE ENFERMERÍA».
Si quieres conocer un poco de historia sobre el antiguo Hospial de Atocha, haz click en los enlaces:
http://oa.upm.es/1601/1/SAMBRICIO_ART_1982_03.pdf
http://oa.upm.es/1633/1/SAMBRICIO_CL_1986_01.pdf
- LA FIESTA DE TODOS LOS SANTOS EN BOLIVIA: Cuando los muertos regresan para compartir con los vivos
- Diario de una enfermera
Muchas gracias por tu comentario Miriam, mi madre siempre ha puesto corazón y ha demostrado su carisma en todo lo que ha hecho en su vida…en su nombre y en el mio te doy las gracias por leer mi entrada y poner tus inquietudes en estas lineas.
Un saludo
Tomasa
Muy bonita la historia de tu madre, que nos ilustra desde una perspectiva vocacional cómo era hace tan solo unos años nuestra profesión. Digo vocacional porque, aunque fue una casualidad, fueron sus aptitudes y su personalidad tan cándida la que hizo de ella una profesional tan querida y apreciada en su hospital. Por desgracia habría personas que conseguirían el mismo puesto y, sin conocimientos ni delicadeza alguna, estarían allí incrementando las pesadillas de los pobres enfermos y l@s demás compañer@s. No ha cambiado del todo la escena jaja. Así que ahora hablamos de una profesión en continuo reciclaje, basando los cuidados y demás actividades en evidencia científica, controlando programas informáticos, rellenando formularios de diagnósticos enfermeros, NIC, NOC… Y a veces sin tiempo para proporcionar los cuidados a nuestros pacientes con toda la calidad asistencial que merecen y sobre todo, el trato humano y mucho más cercano que se les puede dar a ellos y a sus familias (esto depende más de ciertos servicios en los que el ratio de pacientes por enfermer@/técnico es elevado). Eso a fin de cuentas está en manos de la administración. Donde quiero llegar es que es ese espíritu que tenía tu madre, esas ganas de aprender, de simplemente dar lo mejor porque sale de dentro, de las ganas de ayudar al prójimo, eso es lo que estas profesiones sanitarias jamás debe cambiar, lo tecnológico no debe sobrepasar a lo humano. Me ha gustado mucho. ¡Gracias por tu aportación!