Recuerdos del verano: Campamentos
Se acaban las vacaciones, y cómo no mirar atrás y revisar lo que hemos hecho. Una de las actividades más frecuentes son los campamentos infantiles, también conocidas como colonias. Todos los años, en el periodo estival, por gran parte de la geografía española se organizan estos campamentos en los que niños, de diferentes edades y lugares, se reúnen durante 10 o 15 días para disfrutar con actividades de diferentes índoles en lugares alejados del hogar, cambiar de ambiente, de rutina y darle rienda suelta a la imaginación.
En estos campamentos hay unas personas que organizan, coordinan,…, están pendientes de los pequeños y grandes detalles para que todo salga bien: monitores de tiempo libre, jefe de campamento, socorristas….y, según la comunidad autónoma en la que sea obligatorio o no, habrá también una enfermera.
Este año he participado en uno de estos campamentos como enfermera, no es la primera vez, pero siempre es una experiencia recomendable para cambiar de aires, de ambiente, y, desconectar del trabajo hospitalario. Días así te permiten entrar en otro mundo, el de las patologías «reales» e «imaginarias» de los niños.
Antes de marchar tuvimos una reunión con los padres . En estos encuentros » te meten miedo» las alergias, intolerancias de algunos de los niños y los síndromes vaso-vagales de alguna de las niñas, fantástico cuando piensas que vas a hacer actividades en las que es fácil que cualquiera de estos antecedentes den la cara durante el campamento, pero para eso eres enfermera, para saber anticiparte.
Una vez en el campamento, los primeros días es normal encontrarte con los típicos «síntomas idiopáticos» cuando llega la noche. Es curioso, según se acerca la hora de ir a dormir, aparecen dolores, malestares que no han dado la cara durante la jornada, especialmente durante la hora de piscina o deportes, pero que surgen repentinamente cuando acecha la oscuridad. Generalmente, la medicina y el cuidado más efectivo es quedarte a su lado hasta que se duerme y, verle con una cara espléndida al día siguiente. Esto no quita el saber distinguir los golpes de calor que a más de uno le han hecho pasar el día en la cama con fiebre, hidratación y antipiréticos, porque nunca se acuerdan de ponerse esa gorra que para ti es tan importante cuando vas a pasar la mañana al sol, pero, que a un/a adolescente supone romper con su imagen, su peinado,etc, elementos «vitales» para estar en el campo perdido unos días. Increíble la de excusas que te pueden dar para no hacerte caso al respecto. Por otro lado, es cierto que la capacidad de reponerse de los chavales es muy grande ,y, tras un día de reposo, están con las pilas cargadas para recuperar el tiempo perdido a la mañana siguiente.
No voy a descubrir nada diciendo que los niños son una máquina de sorpresas, donde menos lo piensas van y «zas» se la pegan, y vienen a verte. No podré olvidar el «tortazo» ( creo que es la palabra que mejor lo define) de J.M. al caerse en uno de los juegos. Vino con su pie un poco hinchado,y cara de aguantar las lágrimas,pero sin soltar una porque la niña que le gustaba estaba delante. Sólo fue un golpe que con hielo y una pomada anti-inflamatoria, le permitió reponerse en día y medio para poder correr,pero era para haber llorado ( yo lo hubiera hecho)…y en este caso él se aguantó. IMPRESIONANTE si lo hubieráis visto, porque en un principio parecía que se hubiera roto algo,y, ahí lo tenías a los dos días imitando a Michael Jackson porque era su especialidad.
Curioso también es ver cómo un niño te viene en la piscina diciendo que se ha pegado con otro, los dos traen arañazos ,que tienes que curar y darles la típica charla para que no lo repitan….pero lo es más, si esa misma tarde la madre de uno de ellos, te llama por teléfono porque el niño ha hablado con ella diciendo que otro le ha pegado , que se ha mareado ( síntomas que tú no has visto ,ni oído en el niño después de inspeccionarle),…y tienes que escuchar a su progenitora decir: » por favor hagamos lo posible para que su hijo ( según su punto de vista tranquilo donde los haya, yo quizás tenga otra visión del chaval) no se junte con el otro»..mientras tú, al otro lado del teléfono estás viendo cómo los niños se están abrazando y hablando tranquilamente porque acaban de hacer las paces. Y tú , «lo flipas», porque estás haciendo lo posible para no decirle a la madre que a su niño «tranquilo» le encanta estar con el otro , porque se lo pasan bien juntos y son casi inseparables, pero bueno son las ópticas desde el otro lado, cuando uno no es el padre.
Así van pasando los días y los chavales acaban identificando al monitor más divertido, al más serio, al responsable,…y a la que le va a hacer caso cuando algo le duele : la enfermera. Quizás hay ratos que te miran con respeto y cierto » distanciamiento» porque se acaban de clavar una astilla en la mano y ves que se acercan a ti con ojitos de «gato de Shrek», para decírtelo. Han visto que ya has sacado varias a otros niños, saben que les va a doler , pero no están seguros de cómo decírtelo porque quieren que se la quites , pero sin dolor,conceptos incompatibles, cuando la astilla ha ido profundizando en la piel y tejido subcutáneo tras sus «fallidos» intentos de retirarla antes de acudir a ti.
Y, entre unas cosas y otras, no hay momento para aburrirse, entre actividades, horas de piscina, arañazos, golpes, …y cosas leves que los niños explican con gran dosis de imaginación. De este modo no puedo dejar de mencionar esas molestias gástricas cuando el plato de comida contiene verdura o ensalada , pero que desaparecen cuando el helado del postre aparece para los demás niños y a él le has dicho que no puede tomarlo porque «le duele la tripa», pero te hace unos razonamientos increíbles para decirte que antes le dolía y ahora no.
De este modo, el tiempo transcurre, y, cuando ya te sabes los nombres de todos los chavales, va y se acaba. Llega la despedida, las lágrimas, los recuerdos de unos días que te han hecho dormir poco, trabajar a todas horas , pero también reír mucho. Acabas con la sensación de querer repetir el próximo año porque te ha merecido la pena por compartir unos días con gente desinteresada ( monitores voluntarios) que opta por emplear parte de sus vacaciones en un campamento donde la realidad africana ha tratado de estar presente,y, con niños de diferentes procedencias y contextos ( niños con más y menos recursos), ….que han sido capaces de estar juntos ,aunque por su rutina habitual no hubiera sido posible.
Os lo recomiendo
Hasta el próximo verano.
- La suerte de trabajar con personas que padecen ELA: Una enseñanza de vida
- África a través del pincel
Hola. Tengo un hijo diabético y quiere ir a un campamento, pero no al de la asociación de diabéticos, si no con sus amigos. Nunca ha podido, algunos de ellos los han dicho claramente que no le admitían por ser diabético. Por qué aunque dicen que tienen servicio de asistencia sanitaria, se refieren a un monitor socorriste y al centro de salud más cercano.
Quiero darte la gracias por tu labor y pedirte por favor que me digas que campamento es i si sabéis en Nightingale campamentos con enfermería de verdad.
Gracias de nuevo
Después de leerte dan ganas de que llegue el próximo verano para apuntarte a un campamento. Seguro que los niños y no tan niños han acabado encantados contigo y les has dado a conocer una faceta de la sanidad: la enfermería. ¡Felicidades!
Gracias. Lo cierto es que son experiencias que gratifican y te hacen ver con mucho humor la vida