NIGHTINGALE & CO

Edith Cavell: cuando el patriotismo no es suficiente

 

 

Edith Cavell guapaAl pensar en la Historia, lo hacemos desde una perspectiva genérica. Parece ser un conjunto de acontecimientos, de obras, de actitudes…Pero es mucho más que eso. La Historia no es un jeroglífico esculpido en la superficie de piedra de un obelisco perdido. Se construye a partir de vidas reales.Recordar las tragedias que suceden en medio de estas vidas, es tan doloroso, que nos vemos obligados a contemplarla como una totalidad. Para poder amortiguar en cierta forma el impacto que recibimos al recordar. La Primera Guerra Mundial fue uno de estos momentos.

Es difícil encontrar algún sentido a la guerra. Todas ellas son inmorales. Por eso parece esencial que nos esforcemos en descubrir cierta dignidad en lo ocurrido. Algo que nos ayude a comprender el porqué de la pérdida de tantos seres humanos. Sin embargo, es complicado detener nuestra mirada y también nuestro corazón, en una tumba en particular. Intentar imaginarnos el hueco de la vida que ha sido arrebatada. Esa tumba se encuentra ahora en la sombra del lado este de la catedral de Norwich, y pertenece a Edith Cavell, una enfermera inglesa.

Existen, únicamente en Londres, al menos once calles dedicadas a su memoria, al margen de una montaña en Canadá, un glaciar, un lago, escuelas, etc. Resulta sorprendente que la historia de Edith Cavell, más allá de la frontera inglesa, haya quedado casi olvidada. Su imagen, de un rostro severo, propio de una dama victoriana de la época, me interrogó hace poco desde un viejo libro de historia en una biblioteca de barrio. edith cavellHabía sido una enfermera de 49 años, que un 12 de Octubre de 1915, a las 7 de la mañana, fue ajusticiada por un pelotón de fusilamiento alemán. Su crimen había consistido en ayudar a escapar a  doscientos soldados. Estos eran conocidos como “les enfant perdus” o “niños perdidos”, soldados británicos y franceses que habían quedado atrapados en una Bélgica ya ocupada por Alemania, lejos de su ejército, tras la línea enemiga.

Excepto unas pocas revistas de enfermería de la época, hasta el momento de su ejecución, Inglaterra apenas sabía nada sobre Edith Cavell. Sin embargo, el 16 de Mayo en 1919, su cuerpo sería recibido y acompañado desde el puerto de Dover hasta la abadía de Westminster por miles de personas, para recibir un funeral de Estado.

_72343660_cavellfuneral_pa La razón y la emoción que los actos y decisiones de Edith Cavell provocaron en la opinión pública, es descrita magníficamente  por el dramaturgo Bernard Shaw de la siguiente manera: “Edith, como Juana de Arco,  fue una archi-herética: en medio de la guerra declaró ante el mundo que “El patriotismo no es suficiente”. Ella cuidó a los enemigos de la patria y también ayudó a sus compatriotas prisioneros a escapar…” Aquí subyace lo misterioso de esta pequeña historia de la gran Historia. ¿Qué es lo que llevó a una mujer de 49 años, enfermera, con posibilidad de sobrevivir a ese tiempo oscuro con cierta comodidad a elegir arriesgar su vida?, ¿Qué es lo que la hizo optar por ser humanitaria y altruista y tratar a heridos de ambos bandos? Creo, personalmente, tras leer cartas y testimonios suyos, que  para Cavell ser enfermera consistía en  apostar por la vida y aliviar el sufrimiento de los demás. Independientemente de quien fueran estos otros.

Es cierto que su vida, y sobre todo, su muerte, fue hábilmente utilizada con fines propagandísticos por el bando aliado con enorme éxito.propaganda edith cavell Es fácil encontrar en los ensayos biográficos escenas almibaradas que muestran a un ser de perfección, heroico y  mártir. Pero la realidad fue diferente. Edith Cavell fue una mujer humilde y religiosa,  dedicada por entero a los deberes de su profesión. Las circunstancias del tiempo que le tocó vivir y las decisiones que tomó al respecto fueron las que la convirtieron en una persona diferente.

E. Cavell nace en 1865 en Swardeston, Norfolk. Es la hija mayor de un sacerdote anglicano, Frederick Cavell. Su padre era extraordinariamente riguroso y rígido, un estricto moralista victoriano. Tal es así, que la sensibilidad de Edith, una niña especialmente dotada para el dibujo, quedó encerrada para siempre en un caparazón. En 1886 comienza a trabajar como institutriz y dos años más tarde, viaja por Austria, Francia y Alemania. Algo especial debió presenciar en ese viaje, porque nace en ella el deseo de convertirse en enfermera. A pesar de ello permanece en Bruselas trabajando como institutriz hasta 1895, momento en que regresa a Inglaterra para cuidar de su padre enfermo. Esta responsabilidad la convence de que su camino es definitivamente la enfermería, y comienza su formación para ello. Su carácter serio y controlado quizás fueran una ayuda a la hora de sobrevivir su dura etapa de aprendizaje como enfermera en el London Hospital, donde trabajó entre el 1896-1901, pero no la convirtieron ni mucho menos en la enfermera más popular.Edith Cavell con sus perros La supervisora al cargo de las enfermeras del hospital era Eve Luckes, una amiga y discípula de Florence Nightingale. Eve refiere en sus notas como Edith suscitaba en ella y al resto de las enfermeras,  cierta  suspicacia por esa templanza suya. Edith se muestra  siempre calmada y controlada, autosuficiente.

Su gran oportunidad llega en 1907.  El Dr. belga Antoine Depage la rescata de una serie de trabajos soporíferos y temporales. Le ofrece poner en marcha y supervisar la primera escuela de enfermería en Bélgica, adscrita al hospital de St Gilles. Debió ser un tiempo trepidante para ella: transformar una pequeña clínica en un moderno hospital docente. Gracias a su dedicación, en el tiempo en que la guerra comienza, 1914, el hospital se ha convertido en una institución próspera, que cuenta con más de 24 enfermeras profesionales.

En Julio de 1914, mientras Cavell se encuentra visitando a su madre en Inglaterra, Austria declara la guerra a Serbia, desatando la cadena de acontecimientos que conducirían a la Primera Guerra Mundial. Se sabe que cuando Edith escucha las noticias  toma una de las decisiones más transcendentes de su vida: volver a Bruselas, a pesar de la guerra. El motivo es claro para ella: “mi deber es estar con mis enfermeras”. En Bruselas el hospital se une a la red de asistencia de la Cruz Roja.  Tras la invasión de Bélgica por parte del ejército alemán en Agosto de 1914, a E. Cavell se la permite conservar su puesto a pesar de su nacionalidad inglesa, manteniendo su posición como supervisora de enfermeras en la clínica.

Existe una documentación valiosa en la que la propia Edith describe los horrores de la guerra. Han quedado para la posteridad cartas dirigidas a familiares y amigos. Pero lo que parece  inaudito es que  también actuara como corresponsal de guerra para magazines leídas por enfermeras. Es precisamente en este testimonio donde subyace, en mi opinión, el carácter humanitario y altruista de esta mujer. En el Nursing Mirror, Cavell expresa valientemente su simpatía por ambos bandos: “Estamos divididos entre la piedad por estos pobres hombres (alemanes), lejos de su país y su gente, sufriendo el cansancio y la fatiga de esta ardua campaña, … ”. Sobre los belgas añade: “Sólo puedo sentir una profunda y tierna piedad …y observar con simpatía y admiración el gran coraje y autocontrol de la gente durante esta terrible agonía”. Lo extraordinario de Cavell es que transforma estos pensamientos en hechos: trata por igual en su clínica tanto a población belga como a soldados alemanes heridos en contienda.

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En 1915 da un paso más allá, y se une a una red de resistencia pacífica constituída por  civiles belgas. Esta red ayudaba a escapar a soldados ingleses y franceses a través de la  frontera con la neutral Holanda, esquivando perros, minas, hambre y a la misma muerte por ese difícil camino. Llega un momento en que esta actividad secreta se hace cada vez más peligrosa, pero Edith se niega a abandonar su puesto en la clínica. Finalmente, un colaboracionista belga delata la red de ayuda a los soldados y es detenida el 5 de Agosto de 1915. Será confinada en la prisión de St. Gilles durante diez semanas. Al poco de su detención firma documentos escritos en alemán (sin traducción al francés, y no comprensibles para ella, por tanto), donde admite haber participado en actividades de la resistencia. En un juicio breve totalmente irregular,  entre el 7 y el 11 de Octubre, sin una representación legal apropiada, Edith Cavell admite los cargos y es sentenciada a muerte junto con otras cuatro personas. Durante el juicio, Cavell viste deliberadamente ropas civiles y no como enfermera, para intentar proteger al hospital y desviar la atención del personal que continua trabajando allí. Edith_Cavell_Crime_des_BarbaresEl embajador español en Bruselas, el marqués de Villalobar, junto con un diplomático norteamericano, pide clemencia para ella. Desesperados, insisten en comunicarse en vano con el emperador alemán Guillermo II  en persona y detener el fusilamiento. Pero para las autoridades alemanas es inadmisible dar marcha atrás en su decisión.

Los últimos momentos de su vida serán recordados gracias al reverendo anglicano irlandés Stirling Gahan.  El pastor consigue un pase especial de las autoridades alemanas para entrar en prisión y acompañar a E. Cavell la noche antes de su ejecución. La encuentra sorprendentemente tranquila y resignada. Es capaz de decirle unas palabras tremendas en ese momento final: “No tengo miedo, he visto tan frecuentemente la muerte que no me es extraña ni me atemoriza”. A pesar de la injusta situación en la que se encuentra, es capaz de expresar con una frase lo que ha quedado para siempre unido a la heroicidad de esta mujer: “Todos (refiriéndose a los alemanes que la han tratado en la prisión) han sido muy amables conmigo aquí. Pero esto es lo que diría, estando como me encuentro ante  la mirada de Dios y la eternidad. Ahora sé que el patriotismo no es suficiente, no debo tener odio ni encarnizamiento hacia nadie” Tras estas palabras, que conmovieron hondamente al sacerdote, Edith le entrega una última carta para sus enfermeras, pidiéndolas que mantuvieran su devoción por los pacientes y le perdonaran sus faltas. Se despide de él con un sencillo adiós, y sonriendo le dice “”volveremos a vernos de nuevo”.

A la mañana siguiente es fusilada  y enterrada en una fosa común. Su muerte escandaliza al mundo. El horror de su ejecución traspasa la frontera británica. La opinión pública americana, se convence en ese momento de la brutalidad de la guerra en Europa y hace que finalmente Estados Unidos, se una a la causa aliada. Los británicos por su parte, utilizan sin miramiento la muerte de una “mujer, cristiana y heroica enfermera”, una mujer hecha de “acero y lirios” como una herramienta efectivísima de propaganda de guerra. Sólo en la primera semana tras su muerte se reclutaron  10.000 hombres en las filas del ejército.

La muerte por tanto, dio lugar a un mito, una leyenda que ha escondido bajo su grandeza a lo que verdaderamente importa, a la mujer. Edith Cavell, como todas las enfermeras, como todos los seres humanos, tuvo que enfrentarse a los acontecimientos de su tiempo, y tomar en consecuencia unas decisiones extraordinariamente complicadas. Lo asombroso es que ella no quiso ser indiferente a lo que estaba sucediendo, quiso hacerse responsable y tomar partido. Por eso hoy, desde el recuerdo de ese espíritu de lucha que guio  a Edith Cavell, les pido que revivan aquellos momentos en los que se sintieron más queridos. Aquellos en los que fueron imprescindibles para alguien, cuando alguien  les dijo al oído aquella palabra que tanto necesitaban…Muy probablemente, detrás de ello se esconden las decisiones más acertadas de sus vidas. Desentierren esos momentos y hagan viva su memoria. No dejen que las flores oculten el nombre de la tumba: Edith Cavell, enfermera.

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Para saber más.

  • Alpert, M., (2012): Edith Cavell, enfermera y heroína de la Primera Guerra Mundial, publicado en El Ibérico, el periódico en español de Londres el 19 de Octubre: http://www.eliberico.com/edith-cavell-enfermera-y-heroina-de-la-primera-guerra-mundial.html
  • Arthur, T., (2011):  Fatal Decision: Edith Cavell WWI Nurse, Beagle Books Publising, LLC
  • Barney, S.M., (2005):The Mythic Matters of Edith Cavell: Propaganda, Legend, Myth and Memory,  Historical Reflections, Vol. 31, Nº2, History, Memory and Cognition (Summer 2005), pp. 217-233.
  • Souhami, D.,  (2011):  Edith Cavell: Nurse, Martyr, Heorine,Quercus.
  • The British Journal Of Nursing, October 21st, 1916.
  • Web site dedicada a Edith Cavell: http://www.revdc.net/cavell/index.html
  • Film  “Nurse Edith Cavell”. Película de 1939 dirigida por Herbert Wilcox.

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