NIGHTINGALE & CO

La Duda

 

desierto

Por Ana Medina Reina

 

Miren esa extensión infinita de arena bajo el sol abrasador del desierto del Sáhara. Alguien se ha atrevido a marchar bajo el calor inclemente, la luz deslumbradora, y sus pasos se pierden en el horizonte. La sombra de sus huellas rompe la pureza de la arena intacta, preparada quizás para que otros pies horaden con su dibujo los márgenes de las dunas.

Al contemplar esas arenas que los vientos y tormentas empujan para dibujar la silueta del desierto, pienso que la duda es igual que esas partículas de roca que la componen. Como la arena del desierto, la duda te golpea cuando llega la tormenta, se adentra en tus ojos y te impide ver con claridad.

Cuantos días, al terminar el turno, cuando los pasos te llevan de nuevo a la seguridad del hogar, esta hermana de profesión se ha adentrado en mis pensamientos para plantearme con dureza preguntas tales como: ¿Realmente hiciste lo posible?, ¿Tus cuidados fueron los necesarios para atender al ser humano que estaba tendido en su cama de hospital, o únicamente se dirigían a su cuerpo doliente?, ¿dónde quedó eso de la integridad de cuerpo, mente y espíritu en la búsqueda de la excelencia enfermera?, ¿acaso esa excelencia ha quedado en recogida de datos, publicaciones… un mero reflejo de algo inexistente en la realidad?, hacer todo lo posible por alguien ¿cuánto grado de sufrimiento debe implicar y tolerar?

Es en este momento, cuando la duda me acompaña como una amiga fiel y constante, cuando pienso que esta profesión enfermera es un camino de soledad donde en ocasiones es muy fácil perder el rumbo.

Pero esa pérdida de horizonte no tiene como base esa duda dolorosa e infatigable. Muy al contrario, la duda es la que nutre mi inquietud, la que intenta romper  las certezas de la profesión para ayudarme a aprender de nuevo. Lo peligroso es la indiferencia, el no pensar, aunque esto sea doloroso.  Ya lo afirmó la filósofa Hannah Arendt cuando expresa que el que piensa (es decir, el que pregunta sin saber previamente la respuesta, y asumiendo que tal vez no haya incluso respuesta) es plenamente humano. Sólo en la capacidad de dudar y desmontar lo que viene dado en la vida, nos será posible tener un criterio y elegir la enfermera que queramos ser. Y quizás, huyendo de las puertas de la indiferencia, lograremos ser más humanos y si aceptamos los riesgos, incluso felices.

Cojan de la mano a su soledad y caminen juntos por ese desierto lleno de espejismos, huellas perdidas, oasis y encuentros inesperados. Las estrellas en la noche, desde la oscuridad de la duda, le guiarán si se atreve a ponerse en camino.

6 pensamientos en “La Duda

  1. Mar García Gálvez

    Si existe esa duda es que lo estamos haciendo bien, ,no hay nada peor que la prepotencia en el cuidado del enfermo, cuando nos creemos los mejores estamos muy equivocados, seguro que podemos hacerlo mejor y el primer paso esa duda. Preciosas palabras para hacernos reflexionar, como siempre muchas gracias.

    1. admin

      Gracias a ti Mar. Te apreciamos como enfermera y como persona.Eres un referente de Enfermería en el hospital y estamos encantados que nos sigas y nos leas todas las semanas.
      Un abrazo grande.

  2. Ana López Cadenas

    Excepcional. Una reflexión muy bien planteada y desde luego una reflexión que no deja indiferente a nadie. Quien quiere ser una «Excelente» Enfermera se habrá hecho estas y otras preguntas similares alguna vez a lo largo de su carrera. Gracias por compartir tan bonitas palabras con tod@s. Un fuerte abrazo.

    1. admin

      Hola Ana:

      Gracias por tu comentario. Estoy totalmente de acuerdo contigo. La duda supone un reto que nos ayuda a crecer y replantearnos cosas que habíamos dado por seguras, y eso es algo imprescindible no sólo en nuestra profesión sino también en nuestra vida.

      Un saludo:
      Ana Medina

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