NIGHTINGALE & CO
Nightingale&Co es un blog de carácter personal, formado por un grupo de profesionales sanitarios preocupados por el cuidado integral de las personas, y cuyo compromiso se centra en aportar una visión reflexiva donde la experiencia y los diferentes puntos de vista de los profesionales implicados en los cuidados, puedan servir para mejorar la calidad en la asistencia profesional basada en la evidencia.

Medición de cargas de trabajo: adecuación de la plantilla de Enfermería ante la complejidad del paciente crítico

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A Florence Nightingale podríamos considerarla como la predecesora  de la creación de las Unidades de Cuidados Intensivos (UCI), ya que esta enfermera vio la necesidad de concentrar, según el nivel de gravedad, a aquellos pacientes que durante la guerra de Crimea en 1863 fueron heridos, organizando posteriormente los cuidados de enfermería en relación a sus necesidades.

En 1923 Walter Dandy creó una unidad neuroquirúrgica dentro del Hospital Johns Hopkins y, a posteriori, de forma paulatina fueron apareciendo unidades específicas para el cuidado de determinadas patologías. Su creación se basó en el razonamiento que de la agrupación de determinados pacientes en un área concreta del Hospital permitía utilizar mejor los recursos técnicos, no siendo así si los pacientes se encontraban dispersos en diferentes áreas.

A la vez se fueron haciendo evidentes los beneficios que aportaba la organización de los recursos humanos (tanto médicos como de enfermería) en la concentración de estos pacientes, apareciendo los expertos en atención al paciente crítico y/o de alto riesgo.

Durante los años 50 aparecieron en Europa las primeras unidades de Reanimación, concretamente en Dinamarca, debido al surgimiento de una epidemia de poliomielitis en el Hospital Blegman de Copenhague.

Hacia 1962 se crearon las primeras unidades coronarias en Toronto (Canadá), Kansas y Philadelphia (EEUU), con el fin de detectar y tratar la parada cardiaca en los pacientes con infarto agudo de miocardio (IAM).

Durante los años 60 se crean las primeras Unidades de Cuidados Intensivos (UCI), con la misma concepción que en la actualidad, en Baltimore por Safar (1958) y en Pittsburg en 1961.

En España se crea en 1963¹ la primera Unidad de Cuidados Intensivos (UCI) en la Clínica de la Concepción de Madrid. En las décadas siguientes las UCI`s se difundieron rápidamente, apoyadas a su vez por los diferentes avances científicos y tecnológicos.

Las Unidades de Cuidados Intensivos otorgan atención a un número limitado de pacientes de alta complejidad, con costos elevados, lo que hace necesario introducir criterios de eficacia, efectividad y eficiencia.

Hay que destacar que el recurso más valioso y costoso de la UCI es la enfermera intensivista, quien tiene la diaria tarea de vigilancia, cuidado y tratamiento del enfermo crítico.

Las escalas de medición de trabajo y consumo de recursos en la UCI que se han desarrollado siempre consideran esencial al trabajo de enfermería.

La utilización de recursos y carga laboral, puede determinarse por varios sistemas de medición de intervenciones de Enfermería, como:

– Intensive Care Nursing Scoring System (ICNSS).

– Nine Equivalents of Nursing Manpower (NEMS).

– Therapeutic Intervention Scoring System (TISS); siendo este último altamente desarrollado, convirtiéndose en un criterio ideal internacional para carga laboral.

– Nursing Activity Score (NAS).

La aplicación o utilización de sistemas de medición de intervenciones de Enfermería para las UCI´s implica una mejor planificación de los recursos humanos, carga laboral y asignación de personal, aspectos que están relacionados con una gestión del cuidado, otorgando así una atención de mejor calidad. La mayoría de las UCI´s  utilizan habitualmente escalas para conocer el índice de gravedad (Apache II- SAPSII) y el esfuerzo terapéutico (TISS) de los pacientes ingresados (esfuerzo terapéutico definido como los cuidados delegados de la intervención médica/ rol interdependiente y esfuerzo asistencial como los cuidados delegados de la intervención médica y los propios de la función enfermera /rol autónomo).

Ambas escalas han servido también para clasificar enfermos de cuidados intensivos en tres niveles asistenciales, cada uno de ellos con unos requerimientos de vigilancia y cuidados bien definidos.

1.- Therapeutic Intervention Scoring System (TISS): este modelo TISS fue descrito por primera vez por Cullen en 1974, fue diseñado para clasificar a los pacientes críticos en función de la gravedad de su enfermedad, posteriormente su evolución permitió, según los autores, medir cargas de trabajo de Enfermería. Los 57 ítems tenían asignados un valor, de acuerdo a la complejidad de las actividades que el servicio de enfermería realizaba. Su principal objetivo era calcular el costo de la atención otorgada con mayor rigurosidad.De todos los instrumentos de  medición del trabajo enfermero, el TISS es el  que ha sido más revisado, con una evolución cronológica a partir del instrumento original en la que se identifican hasta 9 versiones.

Las distintas versiones realizadas del TISS se basan en ampliaciones, actualizaciones, modificaciones, adaptaciones a diferentes áreas hospitalarias y las más recientes son versiones reducidas del TISS. El personal de enfermería ha venido utilizando la escala TISS para determinar cargas de trabajo y en función de ellas adecuar ratios enfermera/paciente.

El primer estudio que cuantificó las  cargas de trabajo de Enfermería a partir de la puntuación TISS fue el  de Cullen en el año 1977.El autor establecía que un paciente de la Clase 4 (pacientes inestables que reciben terapia y cuidados intensivos) requería una ratio enfermera-paciente de 1:1 ó 1:2, mientras que para atender a un paciente intermedio podría ser suficiente con una ratio enfermera-paciente de 1:3.

En este estudio, el autor analiza de manera crítica los resultados de los pacientes, en términos de supervivencia y calidad de vida, así como los costes de las UCI´s.  El análisis se centraba en la necesidad de existencia de instrumentos que permitieran la comparación de los pacientes entre sí y entre las UCI´s.

En 1983, el instrumento fue revisado por Cullen y Keene, aumentando los ítems a 76, con lo que observaron un mejor control de los costos y su relación con la gravedad de los pacientes.

La complejidad del instrumento determinó que en 1996, Reis Miranda y cols, realizaran un estudio multicéntrico que abarcó una muestra de 10.000 puntajes de TISS 76 aplicados en unidades de cuidados intensivos europeas.

Mediante métodos estadísticos lograron reducir a 28 las actividades evaluadas, haciendo menos tediosa su aplicación y facilitando su tabulación.

Sin embargo, la escala TISS no era utilizada en la mayoría de las unidades de cuidados intensivos de Europa² debido a su complejidad y el elevado período de tiempo que requería para su cumplimentación.

2.- La escala NEMS se puede considerar una evolución del TISS, ya que es un instrumento diseñado para medir cargas de trabajo en Enfermería a partir de una simplificación del TISS 28.

Su primera publicación es de 1997; con nueve ítems medía la actividad enfermera durante las 24 horas previas al registro. Muestra una correlación alta con el TISS 28 (r = 0,76) en la fase de desarrollo del instrumento y moderada en la validación clínica (r = 0,59).

En 1994 la FRICE (Foundation for Research in Intensive Care in Europe) llevó a cabo un estudio prospectivo en las UCI de toda Europa llamado EURICUS I,a raíz del cual se desarrolló y validó una nueva escala: Nine Equivalents of Nursing Manpower Use Score (NEMS, 1997, con la que de manera objetiva y simplificadase logra una adecuada valoración del esfuerzo asistencial con tan solo nueve parámetros.

El proyecto EURICUS- 1 se planteó conocer, de forma objetiva, las cargas de trabajo del personal de enfermería en los Servicios de Medicina Intensiva.

Esta escala (NEMS) es capaz de determinar de una manera sencilla y a través de solo nueve variables, el esfuerzo asistencial de Enfermería que  requieren los pacientes críticos  y también las necesidades de personal.

Hay varios estudios que así lo demuestran: Reis Miranda et al (1997) concluyeron que “la NEMS era una escala adecuada para medir las cargas de trabajo de enfermería en UCI. Este instrumento de medida se derivó del sistema de puntuación de intervención terapéutica (TISS) simplificado, correlacionándose entre sí ambas puntuaciones de forma   adecuada.

En él, se asigna una puntuación (rango de 3 a 12) a nueve actividades asociadas con el trabajo de enfermería en la UCI. La puntuación máxima en un período de 24 horas es de 63 puntos.

Pero encontramos una serie de limitaciones: no refleja la actividad «propiamente enfermera», sólo cuidados derivados de la intervención médica, y está directamente relacionada con la gravedad, mientras que la atención integral del paciente implica infinidad de cuidados, no necesariamente relacionados con la gravedad.

Además, entendemos que las ratio de personal planificadas pueden ser inapropiadas, con las consecuentes repercusiones para el paciente, el personal de enfermería y la institución sanitaria.

Aunque con sus limitaciones, la escala NEMS permite conocer las cargas de enfermería y, por tanto, las necesidades de personal. Hay varios estudios que así lo demuestran: Reis Miranda et al (1997) concluyeron que “la NEMS es una escala adecuada para medir las cargas de trabajo de enfermería en UCI. Este uso de la NEMS está indicado para: a) estudios multicentro; b) fines organizativos en la evaluación general y comparación de las cargas de trabajo de enfermería en UCI, y c) planificación de plantillas de enfermería según las cargas de trabajo individuales de cada paciente”.

Limitaciones de la escala NEMS:

– no refleja la actividad «propiamente enfermera», sólo cuidados derivados de la intervención médica.

–  y está directamente relacionada con la gravedad, mientras que la atención integral del paciente implica infinidad de cuidados, no necesariamente relacionados con la gravedad.

-además, entendemos que las ratio de personal planificadas pueden ser inapropiadas, con las consecuentes repercusiones para el paciente, el personal de enfermería y la institución sanitaria.

Aunque continúa siendo una herramienta que valora los niveles de asistencia, su diseño es fundamentalmente de carácter médico y esto implica una dificultad en su utilización para el cálculo de plantillas en UCI, ya que no evalúa el esfuerzo asistencial sino que evalúa el esfuerzo terapéutico, ya comentado inicialmente.

En el año 2003, se publica el Nursing Activities Score (NAS), en un intento de obviar todos los problemas expresados. La finalidad del NAS fue determinar las actividades de enfermería que mejor describen las cargas de trabajo en una unidad de intensivos y atribuir medidas a estas actividades, para que la puntuación conseguida describa el consumo medio de tiempo, en lugar de la gravedad de la enfermedad.

Los ítems del NAS se seleccionaron y definieron mediante un estudio multicéntrico por consenso entre distintos grupos de expertos, formados por 25 profesionales de cuidados intensivos (15 médicos y 10 enfermeras). Se describió una serie de actividades de enfermería, se identificaron con intervenciones de enfermería y se determinó la media de tiempo que cada actividad consumía.

El NAS se validó mediante un estudio observacional y posterior comparación de los resultados obtenidos con los resultados obtenidos mediante cómputo simultáneo de TISS-28.Los resultados del NAS expresan, en porcentaje  de tiempo, las cargas de enfermería que supone la atención al paciente crítico.

Ahora veremos en la siguiente tabla la clasificación de intervenciones de enfermería y la puntuación que el NAS asigna a cada una de ellas.

El NAS se validó mediante un estudio observacional y posterior comparación de los resultados obtenidos con los resultados obtenidos mediante cómputo simultáneo de TISS-28.

Respetar la clasificación de las actividades de enfermería descritas en el TISS-28, que incluyen:

  • Actividades de enfermería directamente relacionadas con la atención al paciente y que no estaban incluidas en el TISS-28.
  • Actividades de enfermería no directamente relacionadas con el paciente crítico, pero sí relacionadas y necesarias para asegurar la continuidad de los cuidados de enfermería.
  • Se cumplimenta en momentos determinados durante las 24 h del día, y refleja qué actividad está realizando la enfermera en ese momento puntual.
  • Hay actividades que por su carácter continuo se deben reflejar una única vez, caso de la monitorización.
  • Los momentos puntuales para reflejar la actividad se deben elegir al azar.
  • La suma de las puntuaciones de cada ítem, es la cantidad de tiempo consumida al realizar actividades de enfermería con un paciente y en un día determinado.
  • El NAS es independiente del tipo de unidad y paciente a quienes se aplique.
  • El NAS se puede utilizar como instrumento de gestión, para cálculo de plantillas, para medir la utilización del tiempo, para cuantificar el número de tareas según turno y para hacer una estimación de costes.

NAS frente al TISS 28 y NEMS:-

– La principal ventaja del NAS es que mide el tiempo de las actividades de cuidado, en una proporción importante (81%), independientemente de la gravedad del paciente.

– Este hecho aumenta su fiabilidad y validez de contenido y externa.

– El NAS pertenece al grupo de instrumentos basados en medidas directas y el TISS &NEMS al grupo de instrumentos basados en medidas indirectas.

En cuanto a las desventajas de la escala NAS encontramos las siguientes:

  • Las enfermeras pueden verse tentadas a reflejar más actividades de las que no están realizando en el momento de su cumplimentación.
  • Precisa cierto entrenamiento y compromiso por parte de las enfermeras para su cumplimentación.
  • Su valoración puede variar de un país a otro, lo que dependerá del tipo y complejidad de tareas que la enfermera de cuidados intensivos pueda realizar.

El NAS se adapta, sin exigencias de actualización periódica, al trabajo real de la enfermería en UCI. Su diseño está orientado al trabajo de enfermería, con independencia de la patología que justifica el ingreso en UCI.

La independencia mostrada por el NAS con respecto al tipo de UCI y con respecto al tipo de paciente, lo convierten en una herramienta útil para medir las cargas de trabajo de enfermería en unidades tanto con pacientes críticos o de alto riesgo, pero se requieren más estudios al respecto.

Las categorías incluidas en el NAS validan las del estudio de validación del TISS28 (Miranda 1997), ya que la distribución de frecuencias para las diversas categorías es similar en los dos estudios.

El peso de los diferentes ítems del NAS está calculado exclusivamente a partir de la cantidad de tiempo de cuidado, sin evaluar la gravedad del paciente o su casemix. De este modo el NAS es una medida estandarizada del cuidado enfermero para cualquier unidad.

Los resultados del NAS expresan, en porcentaje  de tiempo, las cargas de enfermería que supone la atención al paciente crítico. A continuación se muestra la clasificación de intervenciones de enfermería y la puntuación que el NAS asigna a cada una de ellas.

  • El tiempo total del paciente se calcula a partir de la suma de todos los ítems registrados.
  •  A partir de esta suma el cálculo de la plantilla necesaria es inmediato.
  •  Por ejemplo, si en una UCI se obtiene una puntuación total de 400 puntos entre todos los pacientes, serán necesarias 4 enfermeras a tiempo completo (FTE) cada 24h.
  • También se puede valorar como la medición del tiempo de cuidado enfermero dedicado a un día por paciente. Una puntuación de 100 (el 100% del tiempo de cuidado), se traduce a un FTE pensando en un período de 24h.

Son muchos los estudios que se decantan por el sistema NAS para adecuar las plantillas de enfermería, algunos de ellos:

– Conishi RMY, Gaidzinski RR . Nursing Activities Score (NAS) como instrumento para medir carga de trabalho de enfermagem em UTI adulto. Rev Esc Enferm USP 2007; 41(3):346-54. www.ee.usp.br/reeusp/.

– Miranda, Dinis Reis MD, PhD, FCCM; Nap, Raoul MSc, Biostat; de Rijk, Angelique MA, PhD; Schaufeli, Wilmar MA, PhD; Iapichino, Gaetano MD; the members of the TISS Working Group. Nursing activities score. Crit Care Med. 2003 Feb;31(2):374-82.

– Andrade L,Grillo K, Cardoso R. Nursing activities score (NAS): A proposal for practical application in intensive care units. Intensive and Critical Care Nursing.  2007;23(6): 355-361.

– Ducci AJ, Padilha KG. Nursing activities score: a comparative study about retrospective and prospective applications in intensive care units. Acta Paul Enferm. 2008; 21(4):581-7

– Ducci AJ, Zanei SSV, Whitaker IY. Nursing workload to verify nurse/patient ratio at a cardiology ICU. Rev Esc Enferm USP. 2008; 42(4):672-8.

– K.G. Padilha et al. Nursing Activities Score in the intensive care unit: Analysis of the related factors. Intensive and Critical Care Nursing .2008 ;24: 197-204.

– Bernat Adell A, et al. Nursing Activity Score (NAS). Nuestra experiencia con un sistema de cómputo de cargas de enfermería basado en tiempos. Enferm Intensiva 2005; 16(4):164-73.

Centrándonos en la adecuación de plantillas de Enfermería en UCI, podemos decir al respecto que:

  • Según los estudios publicados*, la escala NAS cuantifica mayor carga de trabajo de enfermería en comparación con otras escalas (NEMS, TISS28).
  • Pero siendo cautelosos: son necesarios más estudios en nuestro país para poder afirmar que el NAS es una herramienta útil para adecuar las plantillas de enfermería a las necesidades de los pacientes críticos.
  • Esa adecuación a las necesidades reales debe hacerse tanto cuantitativa como cualitativamente.

REFLEXIONES E INTERROGANTES:

  1. ¿Son todas las Unidades de Cuidados Críticos iguales?
  2. ¿Podemos comparar nuestras cargas de trabajo y nuestros índices NEMS o NAS?
  3. ¿El NEMS infravalora muchos de nuestros cuidados?
  4. ¿Cuál es la escala más acorde para nuestra Unidad?
  5. ¿Conocen los profesionales de Enfermería de Cuidados Críticos estas escalas?
  6. ¿La puntuación ideal para quién: enfermera experta?
  7. ¿Y los profesionales de enfermería con menor experiencia o de nueva incorporación?
  8. ¿Podemos adaptar la plantilla de Enfermería en la UCI a la complejidad del paciente crítico.
  9. Factores a tener en cuenta: estructura física de la Unidad, niveles de dependencia, formación y experiencia del personal, organización, RRMM, etc.

 Adecuación de plantillas:

– El cálculo de plantillas para las UCI sigue siendo un tema controvertido, dependiendo de las fuentes* consultadas varían considerablemente:

1:1 (Williams, 2004)    ó   1:2 (García, 2002)

– Esta falta de consenso radica en que cada paciente, así como cada enfermera y cada UCI tienen distintas características, por tanto, calcular una ratio enfermera: paciente no es únicamente una cuestión de números, sino que hay que contar con las características, la formación y las habilidades de cada enfermera, con la complejidad de los cuidados que requiera cada paciente y con el entorno en el que esto suceda.

– Tradicionalmente, las ratio planificadas se han venido calculando en función de escalas que solamente valoran el nivel de gravedad de los pacientes, dejando totalmente de lado lo que podríamos denominar «la actividad propiamente enfermera».

          *(Williams G. Nursing workforce standards and planning in Australian intensive care units. Connect [serie en Internet]. May 2004. Disponible en: http://www.connectpublishing; Martínez G. Cuidados intensivos: necesidad de cuidados intermedios. Enferm Intensiva. 2002; 13:1113-24. )

La Enfermería de Cuidados Intensivos viene planteando desde hace años el reto de encontrar una herramienta de medición de cargas de trabajo de enfermería de UCI eficaz y operativa a la hora de medir dichas cargas en referencia al paciente crítico y ser capaces de cuantificar los recursos humanos necesarios para ser operativos.

Las determinaciones de plantilla deben realizarse contando no solo con la cantidad de enfermeras sino con su capacitación profesional.  Cantidad que garantice: unas ratios adecuadas y la máxima Calidad en los Cuidados, asegurada por formación y experiencia en el cuidado del paciente crítico.

Las cargas de trabajo medidas indirectamente no son el mismo concepto para enfermeras con desigualdades formativas y con falta de conocimientos específicos, que se hubieran visto cubiertos con el reconocimiento de la especialidad enfermera correspondiente.

Los métodos de medición se presentan insuficientes para la realidad que pretende medir: No logran hacer una distribución adecuada de efectivos en la UCI:

– Plantillas ajustadas.

– Fluctuaciones en diferentes períodos (vacaciones).

– Inexperiencia en el Cuidado del paciente crítico.

– Sistema de medición de cargas de trabajo con estrategia gestora (criterios economicistas).

– Sistemas de medición de cargas de trabajo y su vinculación con la consecución de mejores resultados para los pacientes.

Desde aquí me gustaría compartir ciertas propuestas de futuros estudios:

 1.- Adecuación de plantillas en UCI y competencia profesional”.

2.- “Resultados obtenidos en pacientes vinculados a las características de las plantillas”.

3.- ¿Cómo condiciona la diferencia de personal y la formación los resultados en los pacientes?

4.- ¿Debemos medir cuánto se trabaja o centrarnos en los resultados: cuidados seguros y de calidad?

Citas bibliograficas del texto:

¹Vázquez G, Esteban A, Tomasa A. La medicina intensiva en España, una perspectiva histórica. Med Intensiva 1987; 11: 429-31.

²Rothen HU, Küng V, Ryser DH, et al. Validation of «nine equivalents of nursing manpower use score» on an independent data sample. Intensive Care Med 1999; 25: 606-11.

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Leyendo a Walt Whitman, hombre y enfermero.

Hay profesiones en las que sin saber el motivo les asociamos un género determinado como azafata, médico, modelo, ingeniero, enfermera… incluso el subconsciente nos puede traicionar, imaginaros que estando en un avión llamáis a la azafata y resulta que ¡es un hombre! se plantea una duda, ¿es un azafato? ¿Un azafata macho? ¿un auxiliar de vuelo? ¿Un aeromozo?  ¿Un truco ¿Perdone podría ayudarme con la maleta? Jajaja.

Hoy en día persisten colectivos en los que la gran mayoría pertenecen a un mismo género, y no estoy en contra, ¡que conste! Cada uno es libre de hacer lo que quiera y personalmente estoy encantado de ser ¿enfermero? ¿ATS? ¿Practicante? ¿DUE? … algunas veces incluso me cambian de profesión.

Si volvemos la vista atrás alguien tuvo que ser el primer enfermero o la primera médica. Estas personas comparten un espíritu pionero que derribaron barreras impuestas por la sociedad del momento. Quisiera centrarme en uno de esos pioneros, Walt Whitman (1819-1892) un humanista estadounidense, a algunos os sonará por la película “El club de los poetas muertos” (su fotografía la podemos ver sobre el encerado, justo detrás del profesor  Keating)

¡Oh Capitán! ¡Mi Capitán! Nuestro temeroso

viaje esta hecho;
el buque tuvo que sobrevivir a

cada tormenta, el premio que buscamos está ganado;

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Este es un fragmento de un poema escrito en homenaje a Abraham Lincoln después de su asesinato en 1865. Publicado como un anexo dentro de su obra maestra Hojas de Hierba (1855) que es citado en la película por Robin williams. Actualmente Walt Whitman ha pasado a la historia como uno de los poetas más importantes del S. XIX en América, pero son variadas las profesiones que desarrolla durante su vida: pintor, carpintero, profesor de escuela, periodista, reportero de guerra, editor, enfermero. Es esta última la que quisiera destacar.

 “Esa noche yo había ido a la ópera de la calle Catorce, y tras la función, hacia las doce, iba camino a Brooklyn, por Broadway, cuando oí los agudos gritos de los niños vendedores de periódicos y luego los vi aparecer, gritando y corriendo de un lado para otro, con más furia que de costumbre. Compré un ejemplar y crucé hasta el hotel Metropolitan, cuyos grandes y brillantes faroles aún estaban encendidos y, con una pequeña multitud que se reunió de improviso, leí la noticia, a todas luces auténtica. En beneficio de los que no tenían un ejemplar del periódico, uno de nosotros leyó en voz alta el telegrama mientras los demás escuchaban silenciosa y atentamente. El grupo había crecido, éramos treinta o cuarenta, y nadie hizo comentario alguno, todos permanecíamos inmóviles, lo recuerdo, antes de dispersarnos. Casi nos puedo ver ahora, nuevamente, bajo las lámparas, a medianoche”.

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Esa noche es la del 13 de abril de 1861. La noticia, el ataque del Ejército Confederado al fuerte Sumter en el puerto de Charleston, Carolina del Sur. Es decir, el inicio de la Guerra de Secesión. Y la anotación corresponde al diario de Walt Whitman, en esa noche a sus 42 años. La guerra es el escenario al que se ve arrastrado para buscar a su hermano George Washington Whitman herido en batalla en Diciembre de 1862, finalmente Walt lo encuentra sano y salvo el 18 de Diciembre en Falmouth, Virginia en una mansión reconvertida en hospital de campaña. En su libro “Diarios de Guerra” Whitman nos transporta a la guerra y nos describe la muerte que arrastra.

“Pasé buena parte del día en una gran mansión de ladrillo, que servía de hospital después de la batalla. Parece que sólo han admitido los casos graves. En el exterior, al pie de un árbol, veo un montón de pies amputados, piernas, brazos, manos etc., todo un cargamento para un carro de un solo caballo. Cerca yacen varios cadáveres, cada uno cubierto con su manta de lana marrón.”

Desde ese momento se dedicó a ayudar a los soldados en lo “poco” que podía, escribía cartas a sus familiares, les ofrecía dinero si necesitaban, en ocasiones algún joven se aferra a él convulso; en cualquier caso; se sienta con él durante horas, si él lo desea. “Cada vez me sorprende más la cantidad de jóvenes de quince a veinte años que hay en el ejército. Más tarde encontraría tantos o más entre los sudistas.” Sus notas son una ventana emocional y un relato histórico sobre la vida diaria en los hospitales próximos a Washington en el que relata la actividad de los médicos y enfermeras.

“Me encanta la enfermera del pabellón E, sentada mucho tiempo junto a un pobre muchacho que acaba de sufrir esa mañana, además de otras enfermedades, un vómito de sangre y ella lo cura amablemente, le limpia la sangre, sosteniendo un paño junto a su boca mientras tose. Estaba tan débil que apenas podía ladear la cabeza en la almohada.”

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Durante los siguientes 3 años pasa gran parte de su tiempo en hospitales cercanos a Washington tomando notas en pequeños cuadernos de sus experiencias con los soldados, enfermeras y médicos. Describe las salas de los hospitales como grandes estancias sin separaciones, con un pasillo central y filas de pacientes a cada lado, entre 80 y 100 se afinaban en cada sala. Por lo general hay silencio pero en ocasiones se puede oír los gritos de insoportable dolor que salen de algún camastro. En salas como esta desarrolla su voluntariado, haciendo lo que está en sus manos, sin mayor conocimiento ni formación que su humanidad. Una vez conoció a un joven de 21 años muy enfermo y sin apetito. Ansioso por hacer algo por él, le confesó que le gustaría comer un buen pudin de arroz casero. En ese momento con el estomago tan débil consultó con el doctor que le  dijo que comer sólido le haría mejor que cualquier otra cosa, porque la comida del hospital le revolvía el estómago. Al poco convenció a una dama de Washington que aceptó encantada tras oír su deseo y al día siguiente le llevó el pudin al hospital, el chico vivió, días después le dijo que había sobrevivido gracias a él.

Walt Whitman no se ve como un enfermero y nunca lo fue, se considera un voluntario que hace lo que puede por otras personas y esta experiencia es para él una lección muy importante en su vida, dándole la oportunidad de leer y comprender los volúmenes más sutiles, raros y divinos de la humanidad así como los de la vida y la muerte. Una visión más clara, sintiéndose un privilegiado.

Leyéndole puedo sentir que ambos somos hombres y enfermeros.


Diario de una enfermera

 

Diario de una enfermera 2

 

8 de Octubre: Vuelta al trabajo después de quince días de vacaciones. Comienzo mi ciclo de trabajo con una planilla “anti-stress” en mi Unidad de Cuidados Intensivos. Es sábado y el vagón de metro huele a alcohol. Está lleno de chicos todavía borrachos y con los zapatos manchados encima de los asientos. Hablan en un tono tan alto, que pienso que a lo mejor soy yo la que bebió demasiado anoche, porque me levantan dolor de cabeza. Luego intento recordar con más cuidado y me doy cuenta que anoche no bebí absolutamente nada. Conclusión oficial: me estoy haciendo mayor. Cuando te empiezan a molestar las risitas, las conversaciones gritadas y la forma de hablar de gente más joven que tú el diagnóstico es claro: abuela en ciernes. Medito sobre lo genial que es empezar el día haciendo reflexiones interiores de este tipo. Lo bueno que es para la autoestima tener pensamientos positivos que te animen a sobrevivir un turno doble. Conecto música en el móvil y pongo el volumen a tope para ahogar las voces de dos borrachos que tratan de hablarse sentados en los extremos del mismo vagón (el mío, claro).

Al llegar a lencería pido un uniforme y la encargada, con un moño alto sostenido por al menos veinte pinzas de niña de 3 años,  me informa amablemente que no tengo ninguno. Me recuerda que si no se traen para lavar a tiempo es imposible que los tengan preparados al día siguiente. Le comento que hace quince días que no vengo a trabajar. Silencio. Cruce de miradas. La gente que hace cola a mis espaldas se impacienta. Madame “La chignon” me dice que debo esperar. Me enciendo pero templo el espíritu, en el Oeste hay que esperar para sacar la pistola en el momento justo. Le pregunto con cordialidad si le parece adecuado trabajar en ropa interior. Se mira la cutícula de las uñas. Alguien más atrás empieza a preguntar qué pasa. Madame gira lentamente,  colocándose con delicadeza una diminuta pinza malva con purpurina y me da un pijama de la sección no numerada. Intento huir lo más rápidamente posible para no recibir las miradas asesinas de los que llegarán tarde por el incidente.

Al llegar al vestuario y ponerme los pantalones, constato que podrían quedarle genial a mi sobrina de 9 años. Me llegan a la altura de la pantorrilla y no creo que sea capaz de quitármelos. Aguanto resuello y miro el reloj. No hay tiempo para volver a lencería y tirar a mi amiga del moño. Sólo quedan catorce horas para volver al hogar. Comienzo a andar y al llegar a los ascensores ya siento la goma del pantalón clavada en el alma. Renunciaré a mi sistema circulatorio, total… ¿para qué sirve el riego?

10 de Octubre: Las alarmas de dos monitores han cantado una fanfarria de bienvenida al abrirse las puertas de la unidad. Recojo el parte del enfermero de la noche, que está empeñado en relatarme los antecedentes personales del paciente desde su nacimiento (incluyendo sus enfermedades infantiles). Cuando me doy cuenta, mi libreta ha sido escrita por un espacio de cuatro páginas. Después de quince minutos mi compañero se despide con un: “se marchará de alta esta mañana”. Le miro y le contesto que se marche ya al hogar y descanse. No sé si lo necesita más él o yo, en esos momentos.

Una vez que las despedidas del turno de noche finalizan, procedemos a repartir las cargas de trabajo del día. Parece que ninguno de nosotros tenía asignado previamente a ninguno de esos pacientes. Nina, organizadora nata, comienza a anotar el número de los boxes en pequeños papeles blancos y los dobla  concienzudamente. Los mete dentro de la palma de su mano y con el puño cerrado lo mueve como si fuera una maraca. El sorteo de pacientes procede… Se oyen unas patadas y alguien agitando las barras  de seguridad insistentemente. Pienso en cómo un  paciente crítico puede tener fuerza suficiente para mover de esa forma la cama. Nos miramos las unas a las otras. Se huele el nerviosismo. Meto la mano y saco mi papel. Aparece el número ocho. Constato que es el número de box de donde surgen esos ruidos cavernarios. El último pensamiento coherente de esa mañana es que Florence Nightingale jamás aprobaría el sorteo de pacientes. Ella elegiría sin dudarlo el más grave o el más agitado, para cuidarlo personalmente. Por un segundo, siento cierto placer al verme a mí misma como una Florence del S. XXI. El grito de “Enfermeeeeeeera” pone mis pies en la tierra. ¡Maldita sea! Tengo que dejar de leer libros almibarados de la Nightingale ya mismo.

11 de Octubre: Manteniendo mi metabolismo basal al mínimo. Vida de ameba: dormir, beber (hoy sólo agua)y poco más.  El turno de ayer me dejó desastrada. Los músculos de la espalda gritan de dolor. Creo que estoy contracturada. Ni en las clases de ballet Madame Charlotte era capaz de hacerme caminar tan erguida. Al cerrar los ojos sigo oyendo barras metálicas chocando y gritos de : «¡¡¡¡¡ he dejado la moto aparcada en doble fila!!!!», «déjame marchar que seguro que me multan».Es en días como estos en los que pienso en que soy una enfermera de vocación de verdad, porque no existe dinero en el mundo, que pueda pagar lo que hacemos.  Lo juro.


Un gran cambio en nuestra profesión

madre Tomy

De un tiempo a esta parte, y tras los acontecimientos que hemos vivido tan recientemente, se ha estado nombrado, por activa y por pasiva, a los Técnicos en Cuidados de Enfermería (TCAE). Estos profesionales forman  parte de un equipo multidisciplinar, el cual,  para mucha gente, son el personal más conocido por su cercanía pero muy desconocido por sus actividades y competencias.

En una de nuestras primeras entradas, y me remonto a los inicios de nuestro blog, explicábamos de manera breve la historia de la evolución de nuestra profesión en sí;  desde los primeros pasos; donde se actuaba de forma altruista  y sin ninguna formación específica, hasta llegar a nuestros días, donde es necesario realizar estudios de Formación Profesional complementados con prácticas y donde se adquiere un cuerpo de conocimientos (en parte  a la experiencia adquirida y también  a la formación continuada).

Para poder realizar una comparativa entre estos dos mundos, el antes y el después, me voy a  tomar la libertad de realizar una comparación, desde mi punto de vista y a colación de una persona muy cercana a mí…

La otra tarde colocando las antiguas fotos de la familia, encontré esta de mi madre, que siempre me había llamado la atención y me encantaba y me sigue llenando de nostalgia la historia que trae consigo…

Y hoy quiero compartirla con todos vosotros, una historia como tal vez muchas otras, pero muy especial  para mí, por ser mi madre y todo un ejemplo.

…A finales de los años 50, una joven de provincias  y residente en Madrid, con apenas 18 años es nuevamente ingresada en el Hospital Clínico San Carlos, sito en la calle Atocha (actualmente el Museo de Arte Contemporáneo Reina Sofía), para realizarle unas  transfusiones urgentes En su ingreso, el personal del Hospital se fija en ella, por lo alegre  y espabilada que es, todo lo pregunta, se interesa por los demás pacientes, pone interés en todas las cosas relacionadas con los enfermos. Su carisma hace que no pase inadvertida en ese centro, y por eso, parte de ese personal le ofrece un puesto de trabajo, que acepta y  termina  formando en un primer momento, parte del personal de limpieza.

Siendo observada muy de cerca por las monjitas que prestan su servicio en el hospital, le proponen formar parte de la plantilla de cuidadoras, y es así como empieza su andadura como trabajadora de dicho Hospital.

Desarrolla su trabajo en varias plantas de hospitalizacion, al principio  se encarga del cuidado de los niños en la planta infantil (pediatría) donde disfruta con ellos y les hace reír, consiguiendo que sus estancias sean más amenas. Sin tener experiencia, ella va observando cómo las demás cuidadoras realizan su trabajo y las imita y se encarga de esos niños indefensos como si fueran sus hijos, les baña cuidadosamente, les pone el termómetro…

Pasado un tiempo, la trasladan a la planta de Oncología, donde dedica sus horas al cuidado de enfermos terminales; muchos de ellos procedentes del mismo pueblo que ella. Estos pacientes se alegran de tener tan cerca una cara conocida, para poder pasar sus males y dolencias sin  llegar a añorar mucho su tierra; demostrando su empatía hacia ellos  hace que también se sienta cerca de sus raíces. Les ayuda a superar estas últimas horas con cuidadosa maestría y con un esmero muy comentado entre sus compañeras, dejándole cada uno de ellos un recuerdo imborrable en su memoria… con el paso de los años, todavía aún hoy los recuerda con mucho cariño.

En una ocasión, tras atender de formar urgente e inesperada un parto, por decisión médica deciden su traslado a la planta de Maternidad, allí demuestra su profesionalidad, siendo una compañera muy querida y reconocida por todos. Sus compañeros en general, reconocen y valoran su prestigio y progreso pese a carecer de estudios.

Y así, entre parto y parto, pasa un par de años y después de  meditarlo mucho, por ser un campo de actuación extenso y haber llegado hasta donde llegó, decide dejar la profesión para dedicarse a formar su propia familia…”MI FAMILIA”

De esta manera la mayoría de las mujeres, entre la década de los  50-60 que entraban a trabajar como limpiadoras en un hospital terminaban realizando labores de Auxiliar de Enfermería. Muchas de ellas consiguieron obtener el título de Auxiliar a partir de los años 70 que fue cuando empezó a regularse la profesión de auxiliar de enfermería.

Hoy en día sin embargo hay que realizar unos estudios reglados, llevar a cabo unas prácticas asistenciales y como la ciencia y la vida ha avanzado bastante y en el campo de la sanidad mucho más, hemos llegado a tener conocimientos en programas informáticos, adaptándonos a las nuevas tecnologías y manejando la historia clínica informatizada, instaurada ya en muchos hospitales. Conocemos  material y aparataje específico, porque con los avances de estos tiempos, los cuidados se han ido tecnificando.

Estamos cerca de los pacientes, proporcionándoles ayuda y cuidados con afecto y haciéndonos partícipes de sus miedos y confidencias, tanto ellos como con sus familiares, donde gestos como un apretón de manos o una simple mirada nos lo dicen todo.

Como dije al principio, somos el personal sanitario más cercano a los pacientes…por eso, y  gracias al equipo de profesionales que me acompañan en mis quehaceres diarios:  «ME SIENTO ORGULLOSA DE SER TÉCNICO EN CUIDADOS DE ENFERMERÍA».

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Si quieres conocer un poco de historia sobre el antiguo Hospial de Atocha, haz click en los enlaces:

http://oa.upm.es/1601/1/SAMBRICIO_ART_1982_03.pdf

http://oa.upm.es/1633/1/SAMBRICIO_CL_1986_01.pdf

 


LA FIESTA DE TODOS LOS SANTOS EN BOLIVIA: Cuando los muertos regresan para compartir con los vivos

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En Aquel Noviembre de 2009, me encontraba junto a una compañera enfermera en la Paz, Bolivia. Allí trabajamos durante unos meses como enfermeras voluntarias,  en un pequeño centro de salud que incluía una unidad quirúrgica. Todos los días, al levantarnos, los hielos perpetuos de las montañas Illimani, Huayna Potosí, Chacaltaya y Condorini, con sus más de 6000 metros, se adivinaban de una forma extraña, muy cercanos. Como si fuera posible alcanzar la cumbre tras un pequeño paseo. Quizás eso sucede porque cada una de ellas, según la cultura aymara, oculta una leyenda de hondo significado. Los espíritus de los ancestros que viven en sus cumbres susurran a través del viento helado a los vivos, para guiarles en los tortuosos caminos andinos.

A lo largo de los meses comencé a comprender la diferencia entre los otros (los aymaras) y nosotros (occidentales europeos). Sin embargo, la verdadera enseñanza llegó cuando a través de la visión de esta diferencia, me  fue posible comprender mejor como era yo misma. Como dice el antropólogo John Gledhill: “la compresión “del otro” constituye la condición previa para una mayor comprensión de “nosotros mismos” Aunque para ser fieles a lo que viví, debería decir que en ese momento y lugar yo era “el otro” y la cultura que me acogió encarnaba definitivamente el “nosotros”.  Sin este conocimiento de la diferencia, era muy difícil poder atender adecuadamente a los pacientes que acudían al centro, saber cuáles eran sus problemas. ¿Cómo hacerlo sin entender cuál era su percepción de lo que suponía estar enfermo o sano? Para las ancianas aymaras era impensable, por ejemplo, bañarse sin recibir de forma directa los rayos del sol.

Una de las mayores experiencias de acercamiento a la cultura andina, provino de la celebración compartida de una de las tradiciones populares más importantes del país. Se trata de la  “Xiwatanakanurupa”, la fiesta de Todos los Santos en Bolivia, que comprenden la celebración del Día de Todos los Santos y Difuntos, durante el día uno y dos de Noviembre.

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En Bolivia pervive, desde tiempos pre-incas, la concepción ancestral de recordar y ofrendar a los muertos. La modernización y tecnificación ha ocasionado que estas tradiciones se vean transformadas e incluso se hayan ha perder en las zonas más urbanas del país. Sin embargo, en zonas rurales y la ciudad del Alto (lugar en el que vivíamos), todavía persisten de forma fuertemente arraigados muchos de los aspectos rituales y simbólicos de la herencia cultural precolombina.  Las culturas de tiwanaku, maya, azteca o inca, tras la conquista y colonización española durante el S.XV y S XVI, se fusionaron con la cultura cristiana de los colonizadores en una unidad sincrética. Para poder entender el cómo, más de cuatro millones de indígenas celebraban a sus muertos, se hace imprescindible considerar la forma en que el mundo es percibida por  esas comunidades.

En la cosmovisión andina, lo que es considerado sagrado se encuentra ligado a la tierra. El hombre, al ser un elemento más de la naturaleza dentro de una esfera ecológica sagrada, no se considera el centro del mismo. Esto significa que es impensable que el hombre llegue a someter, alterar o perjudicar la naturaleza, en su propio beneficio. La naturaleza es vista en sí misma como una identidad sagrada y viva (La Pachamama= la madre Tierra), que da la vida y los medios de subsistencia al hombre. Esto hace que siguiendo un principio de reciprocidad, el hombre deba cuidar y ofrendar a la tierra para propiciar la continuidad cíclica de la vida. El medio por el cual se perpetúa este equilibrio e interacción entre hombre-naturaleza-deidades- y el orden del mundo, será la realización de rituales a través de los cuales será posible mantener el orden universal. Y es precisamente, a través de los rituales que se llevan a cabo en la fiesta de Todos los Santos, como el hombre andino es capaz de llevarlo a la práctica.

El culto a los muertos es una actividad social integrante fundamental en la formación ideológica de todos los grupos humanos. En el desarrollo del culto funerario encontramos el deseo que el hombre tiene de dar respuesta a los interrogantes vitales de su existencia: la vida, la muerte y que hay más allá de la muerte. Esta tradición funeraria forma parte de casi todas las culturas y sistemas mágico-religioso, donde religión, muerte y muertos, constituyen una misma dimensión relacional.

En la celebración cristiana católica, durante la Fiesta de Todos los Santos,  se conmemora  a todas las personas canonizadas dentro de la liturgia católica, tanto conocidas como  desconocidas. En la  tradición boliviana, más allá de este concepto,  se recuerda a los difuntos familiares y desconocidos. A partir del mediodía del 1º de Noviembre (momento en que las almas bajan desde el “janaq pacha”, el cielo), las almas llegan a la tierra para compartir y convivir con los vivos  de nuevo, en una reunión familiar. Justo a las 12h, tras haber encendido los cirios de la mesa-altar dispuesta cuidadosamente por la familia, se abren las puertas de las casas de par en par para poder dejar pasar el alma del familiar difunto. Esos altares se encuentran provistos de agua y vino para saciar su sed, así como llenos de  alimentos (preferentemente aquellos que complacían más al fallecido).

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A partir de ese momento, amigos, familiares e incluso desconocidos también, entrarán a la casa para “rezarle al alma del difunto” (Son los “reziri” o “rezadores”).  A cambio de sus rezos, los “reziri” serán recompensados con alguna de las ofrendas dispuestas en el altar (los familiares directos del difunto tienen prohibido su consumo) Nadie en esos días, por pobre que sea, pasará hambre en Bolivia.  Los rezos son recompensados con muñecas de pan (t´anta-wawas), botellas de soda, fruta, etc. La fiesta que celebra a los muertos, es por tanto también, una fiesta de la solidaridad. El día 1 de Noviembre ,será un tiempo dedicado al recuerdo del muerto dentro de la unidad familiar, que lo hará de forma celebrativa, comiendo y bebiendo, de una manera festiva.

Tras una vigilia llena de conversación, celebración  y rezos en torno al altar, el día siguiente,  2 de Noviembre, amanece. Al mediodía se celebra la despedida del alma o “alma kacharpaya”  Tras ofrecerle nuevamente comida, el alma, ya saciada, confortada por el recuerdo de sus seres queridos, parte de nuevo a una dimensión superior. Allí, en lo alto de las montañas, el difunto formará parte ahora de los ancestros.DSCN5066

Tras el mediodía del día 2,  la mesa ritual  o altar que ha estado presente hasta ese instante en la casa, se desmonta para instalarla de nuevo encima de la lápida del difunto en el cementerio.  Allí se seguirá festejando y los reziris ofrecerán sus plegarias a cambio de ofrendas. Todos los alimentos y bebidas que se han usado en el altar doméstico para el difunto debe ser regalado. La celebración, decididamente festiva (lejos de la tristeza, quietud y silencio propios de lo esperado en un cementerio español en esos días), continuará  hasta el anochecer. . Este rito se realiza cuando se tiene “un difunto nuevo” durante los primeros tres años tras su fallecimiento, con especial énfasis en la magnanimidad de ofrendas durante el primer y tercer año. Tras este tiempo el difunto se une a sus antepasados y la familia seguirá ofrendando a sus difuntos pero no de manera tan majestuosa y específica

La muerte en la mente andina,  es únicamente un cambio de estado, no es el fin absoluto. Simplemente se pasa de un estado como “viviente” a otro como “alma”, en el  que seguirá existiendo una conexión y convivencia con los vivos y se integrará al proceso cíclico de la tierra y sus antepasados. Esta costumbre encuentra su justificación en que todos pasaremos por este ciclo de cambio. Se espera que las almas difuntas tengan el poder de ayudar a la familia y a toda la comunidad en sus fines. Por otra parte, a través de los rezos y ofrendas de los familiares, se quiere  lograr la tranquilidad y descanso del fallecido en un intercambio mutuo de beneficios. Pero  a pesar de este momento de “convivencia y comunicación” de la familia con el difunto, los ritos también tienen como fin delimitar claramente la línea divisoria existente entre el nuevo muerto y las personas que le sobreviven.

Al explorar las verdaderas causas y motivación de esta celebración, encontramos, como sucede con el resto de  los símbolos y la producción cultural andina, que la agricultura y la naturaleza suponen el centro de su visión del mundo. Por esta razón, en la cultura aymara se produce el “angro-centrismo”.  La producción agrícola  es la que regula las prácticas sociales, la vida y la moral del grupo y las personas. Los hombres deben retribuir a la naturaleza sus dones. Si se producen pérdidas o catástrofes en las cosechas, se deberá a algún fallo en la conducta moral de las personas. Por esta razón, los ritos para el hombre andino y concretamente aymara, no están sujetos a una fecha, sino a actividades agrícolas determinadas.

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El ciclo agrícola se regula en torno a dos momentos principales: la época seca o autipacha = “el tiempo del hambre”, que comprende desde  abril hasta agosto. En ella se realizan ofrendas a la Pachamama para alimentarla y agradecerle la cosecha obtenida. Esta época está asociada a lo masculino y lo seco. La época de lluvias comienza en torno a septiembre y octubre con la siembra, hasta marzo, es la denominada jallupacha=”tiempo de lluvia”. Está asociada a lo húmedo y femenino, donde la tierra es fecundada por el agua que reanuda la vida y de esta manera, reinicia el ciclo cósmico.  En Todos los Santos, se asoció la celebración católica con un momento importante dentro del ciclo agrícola anual: la siembra anual y la estación de lluvias. En los ritos de siembra se entra en contacto con la Pachamama (la madre tierra) y los Achachilas (los protectores del pueblo aymara), es decir, los seres sobrenaturales de quienes esperan ayuda, sus antepasados. De la misma manera, que la tierra, los difuntos toman contacto con los vivos.  Los huesos de los difuntos, al igual que la tierra,  se han secado durante la estación seca y piden atención. Existe pues, un paralelismo entre los campos secos recién sembrados y los huesos secos del difunto que descansan  en esa misma tierra. Ambos, los campos y los huesos, piden la llegada de las lluvias para que la cosecha de su fruto.

En nuestra sociedad, existe de forma generalizada, un terror enorme, inasumible, no únicamente al dolor y el sufrimiento que pueda conllevar ese momento, sino al hecho mismo de “desaparecer”.  Y ese miedo es alimentado por el hecho de ser inevitable. Quizás por ello, lo negamos de múltiples maneras, no la nombramos ni miramos, la relegamos al olvido y la convertimos en un “tabú”. Desde el mundo de la filosofía, Sócrates nos dice que la muerte no es algo que temer. Si se trata de una desaparición, se asemeja a un largo descanso sin sueños, y nos pregunta: “¿hay algo más agradable que eso?” Tras ser condenado a muerte, Sócrates deslumbra con su capacidad para afrontar ese momento extraordinario. Al final de su discurso, concluye:

“Ahora es el momento de que nos marchemos, yo a morir y vosotros a vivir, pero quién de nosotros tiene un destino más feliz, es algo que sólo Dios sabe

Mi experiencia, celebrando Todos los Santos en Bolivia, me hizo ir más allá del tabú. Aprendí como la vida debe vivirse intensamente en relación con la muerte. Después de todo, no sabemos que encontraremos después de la muerte, pero lo que sí es seguro, es que hay una vida entera antes de ella.

DSCN5110 Mi aportación como «reziri» en uno de los cementerios de las afueras de la ciudad del Alto. A cambio de permitir fotografiarles,  los familiares de este difunto me pidieron que rezara por su alma. Fui recompensada además con varios panes y fruta.

BIBLIOGRAFÍA
 Lozada, Blithz. (2008).Cosmovisión, historia y política de los Andes, Producciones CIMA, La Paz. Bolivia.
 Tejeiro Villarroel, Jose (2006). Todos los santos: culto a los difuntos,BIBMON
 Íñiguez Vaca Guzmán, Gonzalo (2001). Día de los difuntos: Amaya uruchawi: una tradición viva de los pueblos indoamericanos, Ed. CEDECA
 Museo nacional de Etnografía y Folklore Bolivia. (2004).Todos los Santos: xiwatanakanurupa,  Musef Editores.
 Harris, Marvin. (1983).Antropología cultural. Harper &Row. Traducción realizada por Vicente Bordoy y Francisco Revuelta. Alianza editorial. Ed. Bolsillo, 2009
 Llobera, Josep R. (2009).Antropología Social, Barcelona: Universitat Oberta de Catalunya.
 Barfield, Thomas. (2007). Diccionario de Antropología. España. Siglo XXI editores.
 Bohannan, Paul y Glazer, Mark. (2007). Lecturas Antropología. Madrid. Mc Graw Hill.
 Bohannan, Paul. (2009). Para raros, nosotros. Introducción a la antropología cultural, Madrid. Akal

 


Las Beguinas. Historia de la Enfermería

 

Supongo que hay experiencias que te acercan un poco más, cada día más, a la experiencia de tu propia vida. En este caso a mi profesión.

Este año, parte de las vacaciones, las realicé en una ciudad conocida por muchos viajeros. Baluarte de la libertad desde hace demasiados años como para recordarlo y, actualmente, icono de costumbres no aceptadas en muchos de nuestros espacios. Amsterdam, la ciudad de los canales.

Cuando consultas las guías de viajes se te ofrecen múltiples espacios, algunos de ellos anacrónicos, que visitar. Museos, lugares con “encanto” (a veces, te preguntas cuál es ese encanto) y sitios curiosos. Cuando uno recuerda Amsterdam lo asocia siempre a canales y bicicletas, a casas inclinadas y de formas más o menos puntiagudas, …. y a Historia. Uno de esos espacios es el llamado “Begijnhof” o Beguinato.

Esto trajo a mi memoria recuerdos de 1º de DUE, cuando en la asignatura de Historia de la Enfermería veíamos a las Beguinas y las considerábamos parte de la historia de nuestra profesión. Soy consciente que para el resto, si conocen quienes eran, tendrán otro tipo de interés histórico. Estos recuerdos renovados me hicieron darme cuenta de la importancia de las raíces de mi profesión por lo que, una vez vuelto a casa, me puse a buscar información sobre aquel espacio tan especial.

Entonces, ¿Quiénes eran las Beguinas? Interesante pregunta. Curiosa.

En la Edad Media, entre la rigidez de los estamentos religiosos, en zonas que ahora ocupan Bélgica, Alemania y los Países Bajos empezaron a aparecer comunas de mujeres que iban por libre, se organizaban de forma democrática, trabajaban para obtener sus alimentos y hacían labores caritativas. Eran comunidades de mujeres espirituales y laicas, entregadas a Dios, pero independientes de la jerarquía eclesiástica y los hombres.

Sobre el origen de las beguinas y su nombre en Bélgica (1184 d.C.), varias opciones dividen a los eruditos. Unos investigadores opinan que fueron fundadas por Santa Begge (o Begh), hija de Pepino de Landen (siglo VII) y otros atribuyen la fundación de la Orden a Lambert Begh o le Begue.  Por otro lado, su denominación podría derivarse del verbo alemán beginnen o beghinnen (comenzar) porque su forma de vida se parecía a al comienzo de la vida religiosa dentro de los conventos de la época; según otros autores,  las beguinas recibieron este nombre a causa de su cofia, llamada en francés beguin, y que suponía la diferenciación del resto de las mujeres como enfermeras tras ingresar en centros religiosos y adoptar este símbolo como elemento identificativo. Elemento que a día de hoy se sigue relacionando con  nuestra profesión.

Se convirtieron en la alternativa al matrimonio y la clausura para mujeres de todas las clases sociales. Gracias a las labores que hacían para la comunidad, como enfermeras para los más pobres —se instalaban a menudo cerca de hospitales para leprosos— y maestras para niñas sin recursos, se ganaron la simpatía de familias adineradas que les hacían donaciones. También formaban parte de estos grupos mujeres casadas que se identificaban con el deseo de llevar una vida de espiritualidad intensa en los beguinatos de sus ciudades.
La mayoría de las hermanas se consagraban a algún arte, especialmente la música,  la pintura y la literatura. Los expertos consideran a poetisas como Beatriz de Nazaret, Matilde de Magdeburgo y Margarita Porete precursoras de la poesía mística del siglo XVI, además de las primeras en utilizar las lenguas vulgares en lugar del latín para sus versos.

No renunciaban a contraer matrimonio más adelante. También  hubo beguinas casadas, bien porque previo acuerdo con su esposo se retiraban para llevar una vida espiritual en comunidad, bien porque buscaban protección mientras sus maridos combatían. Llevaban hábitos pero no eran monjas ni hacían votos de pobreza. No renunciaban a sus propiedades, que a menudo no eran pocas y dejaban en herencia de la comunidad. Muchas procedían de familias nobles, y dentro del beguinato mantenían una posición social alta y podían tener a otras beguinas a su servicio.

También se diferenciaban de las órdenes religiosas convencionales en que no pedían limosna. Se valían de los ingresos procedentes de su trabajo manual y sus huertos. Pronto los gremios empezaron a ver como una amenaza su actividad comercial y contribuyeron a la campaña de desprestigio que azotó al movimiento a finales del siglo XIII.

Llegó a haber decenas de comunidades. Tras los muros del beguinato, podían vivir sin la protección del hombre. Su único contacto con la autoridad eclesiástica se producía en las misas y las confesiones. Por lo demás, ellas gobernaban por su cuenta los asuntos de su comunidad, algo inédito en aquella época. Para muchas mujeres fue la manera de poder desempeñar un oficio. Para otras, una forma de acceder al conocimiento, reservado entonces a los varones. Las beguinas mantenían su independencia, y en los escasos ratos en que no estaban rezando o trabajando –el ora et labora era su razón de ser, como corresponde a la sociedad teocéntrica de la época– podían salir a la ciudad. No emitían votos oficiales ni perpetuos, sino privados y durante el tiempo que vivían en el Beguinato. No hacían voto de pobreza, conservando cada una sus derechos a la propiedad privada. Los votos que hacían eran el de castidad y el de obediencia, llevando una vida sobria y sencilla. Trabajaban para mantenerse. Fueron las primeras en reivindicar la escritura en la lengua materna, la que hablaba y comprendía el pueblo, y en ella escribieron sus experiencias místicas.

Vivían en celdas, casas o grupos de viviendas. Podían abandonarlas en cualquier momento para casarse y formar una familia, pero espiritualmente no se casaban con nadie más que con Dios y los más desfavorecidos. En 1998, 13 de los 26 béguinages belgas que siguen en pie fueron declarados patrimonio de la humanidad por la Unesco. Son, se dijo, un “fascinante recordatorio” de una tradición surgida en la región cultural flamenca, que incluye los territorios actuales de Bélgica, Holanda, el norte de Francia y el este de Alemania. Algunos tomaron la forma de ciudades en miniatura –y no tan en miniatura, como por ejemplo en Lovaina y Lier–. Algunos de ellos contaron con más de 800 beguinas viviendo entre sus paredes. Otros, como el de Kortrijk, se organizaban en torno a un patio central. Constaban de residencias, enfermerías, casas, iglesias y capillas, comedores y talleres. Algunos, como el de Brujas, estaban rodeados por un foso. Sus puertas se abrían a primera hora de la mañana y se cerraban al caer la noche.

Tuvieron casi dos siglos de expansión rápida pero las denuncias de herejía las frenaron. En el Consejo de Viena de 1312 (el mismo que decretó la disolución de la Orden del Temple), la Iglesia las condenó por ser una amenaza al orden. Se habían instalado en las grandes ciudades francesas y alemanas, pero la persecución las hizo recogerse. Pagaron caras, incluso con la muerte, las libertades —económicas, sociales y religiosas— que habían adquirido. Margarite Porete fue quemada viva en 1310. Las acusaban de aturdir a los monjes y de encandilarlos cuando acudían a confesarse a las monasterios vecinos y las trataron como a las únicas mujeres libres de la época: las brujas. “El movimiento de las beguinas seduce porque propone a las mujeres existir sin ser ni esposa, ni monja, libres de toda dominación masculina”, explica la medievalista francesa Régine Pernoud.

Su expansión tocó techo en el siglo XVI, con las guerras religiosas. El norte de los Países Bajos adoptó el calvinismo, y las beguinas desaparecieron de la zona. En Bélgica y el norte de Francia la Contrarreforma les dio un nuevo impulso, aunque cada vez estaban más tuteladas por la Iglesia. La anexión a Francia en 1795 fue el golpe definitivo. Sus propiedades fueron confiscadas y aunque algunas cayeron en manos de nobles que se las devolvieron a las beguinas, el movimiento nunca recuperó su esplendor.La mayoría de los beguinatos cerró sus puertas durante esos años. Las beguinas fueron expulsadas de las ciudades a lo largo del siglo XIX. El gran béguinage de Gante, por ejemplo, fue víctima del desarrollo industrial de la ciudad y la presión del ayuntamiento liberal. En 1874 sus habitantes tuvieron que mudarse a un complejo de nueva construcción a las afueras de la ciudad, en Sint Amandsberg.

Las Beguinas y la Enfermería.

  1. Como ya hemos comentado parte de su labor (y votos adquiridos) consistía en la atención  a la comunidad. Muchas de ellas desempeñaban funciones como Enfermeras tanto en los Hospitales (incipientes en aquellos momentos) como en los domicilios de las personas. Esta labor de atención se focalizaba sobre los más pobres y desfavorecidos de la sociedad de la época.
  2. Se organizaban en celdas y beguinatos cerca de los hospitales, abadías o leproserías y trabajaban para mantenerse. Leían, escribían y enseñaban a otras mujeres a leer y a escribir. Este sistema organizativo y la enseñanza de “los cuidados enfermeros” ha sido clave en el desarrollo de la profesión enfermera.
  3. Tenían conocimientos de las plantas y de sus propiedades curativas, así como de los minerales que usaban en sus cuidados.
  4. Hacían servicios a la comunidad como parteras, ayudando en los alumbramientos.
  5. Posiblemente, realizaron los primeros cuidados paliativos. Cuidaban de los moribundos, los velaban y amortajaban. Participaban en los funerales y acompañaban el cuerpo del difunto al cementerio.  Fueron las primeras en conseguir que les permitieran dar sepultura a los cuerpos de los colgados en las horcas.
  6. Fueron de las primeras en administrar cuidados a presos y personas con enfermedades mentales. Cada época ha marcado una tendencia en estos cuidados, recordemos que hasta el siglo XIX y principios del XX ambos grupos de personas (presos y personas con patología mental) compartían espacios y, en muchos casos, este segundo grupo recibía el trato de apestados, desviados, enagenados e, incluso, poseídos.

Es curioso descubrir como muchos de los artículos consultados se centran en su trabajo durante la Edad Media exclusivamente. Marcaron tendencia, fueron un movimiento seglar anclado en el futuro en un tiempo de olvido. Muchos de esos artículos y sus autores han olvidado que no fue un movimiento del Medievo sino que las dos últimas beguinas han vivido hasta ahora trabajando como enfermeras:  Marcella van Hoecke que falleció en 2008 y Marcella Pattyn que falleció en 2013. Supongo que con ellas desapareció algo más que una orden seglar; desapareció parte de esa  Historia olvidada o, mejor dicho “camuflada” que en tantas ocasiones encontramos en la literatura.


Mujer en una ventana (Para ti, Teresa)

01 Aislamiento

 

Hoy queremos unirnos a la multitud de muestras de cariño y apoyo hacia Teresa Romero,la TCAE que lucha por salvar su vida en la sexta planta del Hospital Carlos III de Madrid. Más allá de realizar duras críticas de cómo se ha gestionado este caso en manos de los políticos y gestores, hoy sólo queremos estar  más cerca de ella y de  cada uno de vosotros, los que tenéis conciencia de lo que implica este duro y gratificante trabajo, el cuidado de las personas.

Y nosotros, Nightingale&Co, lo vamos a  hacer como mejor sabemos, con este hermoso relato escrito hace unos días por Juan Aranda, colaborador de nuestro blog, residente en Bruselas y ajeno al mundo sanitario. Al que le estamos enormemente agradecidos por sus  colaboraciones, escritas siempre con gran delicadeza y profesionalidad. Gracias, Juan.

Y gracias a todas las «Teresas»,porque estáis siempre ahí, velando junto a las enfermeras del cuidado de los pacientes…porque es vuestra razón de ser.

Edición Nightingale&Co 

«Mujer en una ventana»

Llego a casa antes de lo previsto. El silencio habitado en todos los rincones me impele a encender la televisión. A veces es mejor no hacerlo. Prender la tele es como entrar en un espacio exterior que puede distraerle a uno de uno mismo, pero la mayoría de las veces lo que va a hacer es conectarle con el sufrimiento y la catástrofe. A poco que uno escuche, casi sin pretenderlo, el canal de noticias internacional, por un motivo u otro, se le acabarán saltando las lágrimas.

Al parecer, una Auxiliar de Enfermería (sólo ella, los médicos y enfermeras jamás podrían contagiarse he tenido que escuchar) ha contraído el ébola tras atender a un misionero repatriado. La chica lucha ahora por su vida en un hospital de Madrid. Las fotos de su habitación, de noche, ocuparán luego las primeras páginas. No se hablará de otra cosa. Todos tendremos una opinión en contra de todo. La gestión del gobierno, la política de comunicación de la crisis, la muerte del perro de la auxiliar, la actividad de la chica durante el periodo de incubación. Todo parecerá surreal y España lucirá su lado esperpento, porque eso se nos da bien. Leeré que hemos perdido la compasión y que la ira no produce sino efectos indeseados. Escucharé que el país no estaba preparado, que se nos ven las vergüenzas y la auxiliar funcionará como cabeza de turco de un sistema desmantelado por falta de recursos. Las noticias se sucederán, las opiniones más peregrinas se alternarán. Me llegarán virales fotomontajes, todos graciosos, porque en eso somos geniales.

 Las palabras respeto, privacidad, honor, dignidad, presunción de inocencia, responsabilidad pública, serán sustituidas por el descaro, la ignorancia, la execrabilidad de tantos.

 Pero el caso es que yo ahora enciendo la tele, pensando que a esas horas me van a martillear con un concurso o un programa enlatado sobre lo bien y lo rico que se come y bebe en España. Porque eso es lo que yo necesito: que me recuerden que en España se está como en ninguna parte. Pero no es así: el programa recorre la actualidad nacional y el presentador, afectando gravedad y preocupación en sus palabras, da paso a un vídeo sobre la madre de la auxiliar. Auxiliar que aún no tiene nombre, sólo profesión la pobre, y quizás ni eso, porque, se palpa en el ambiente, ¿a quién va a atender si se recuperase?

Esos periodistas, en su sagacidad impaciente, han descubierto que la familiar no ingresada más cercana de la enferma es su madre, una señora, ya mayor, con aspecto de anciana, que vive retirada en su pueblo natal, en Lugo. Los periodistas, cargados con su máster en actualidad, se han posicionado en la puerta del inmueble donde vive la señora y le están preguntando desde la calle. Ella, asomada a la ventana, envuelta en su bata de andar por casa, coronada por unos cabellos canos, responde.

 El tono de la madre de Teresa (que así se llamará la infectada) no puede impostarse. La señora habla en castellano, con musicalidad gallega y se esparce en sus respuestas. Cuenta que habló con su hija ese día. Que le dijo encontrarse bien, pero cansada. El periodista inquiere cuándo la vio por última vez. La señora no recuerda exactamente, quizás a finales de agosto (ergo, estuvo en el pueblo antes de infectarse, infiere el espectador). Todo sigue siendo surreal, obsceno. Pero uno no aparta la mirada. No desconecta el televisor. Sigue ahí mirando cómo destripan el cadáver porque, no contentos con saber que la chica está bien, que su madre apenas habló unos segundos con ella y luego con su yerno, que le pidió que no la molestara más porque necesitaba descansar. No contentos con recordar a la madre que su hija corre peligro de muerte, pero vamos, como lo corre toda España, porque el fin del mundo está cerca (deduce el televidente). Como digo, ellos van y, a bocajarro, sin censura previa, sin profilaxis introductoria, sin protocolo ni decencia, le preguntan ¿le ha dicho su hija cómo ha podido contagiarse?

Esa señora que, luego sabremos, está viuda desde hace diez años, que atraviesa una depresión que la tiene confinada en su modesto piso de barrio humilde de montaña lucense, casi tan humilde como el barrio de Alcorcón al que emigró para darle un futuro a su familia. Esa mujer, que con su tono beatífico y paciente, desarmada, está ignorante de la importancia y repercusión del asunto; ese pobre ser humano que tiene a su hija con pronóstico no reservado, porque ya supone toda España que si no la palma es un milagro, se ve obligada a escuchar semejantes cuestiones.

Al oír la pregunta, mientras la señora contesta con prontitud y sinceridad que no, que no le había comentado nada su hija. Al escuchar sus palabras mientras se agarra al alféizar, se me han saltado las lágrimas. He sentido como si viera matar a un cachorro delante de mis ojos. Sólo he podido musitar un improperio, correr hacia el mando a distancia y apagar el infame aparato.

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Tengo la voz de la mujer entre las sienes. Esa misma mujer podría ser mi madre. Si pudiera verla, si pudiera abrazarla, me encargaría de preguntarle qué necesita. Le diría que su hija va a salir de ésta. Que la vida perra que les está tocando vivir va a acabar pronto. Que su dignidad, en bata, asomada a la ventana, como improvisada famosa, es la de una Reina en el desfile del Doce de Octubre. Que no crea nada de lo que le digan, que solo crea a su hija. Que ser una profesional del cuidado a enfermos reviste tanta preocupación, tal sacrificio, tal entrega, que puede ir la vida en ello, y lo menos que su hija, que ella misma merecen es respeto y delicadeza. Contagiarse en el cuidado a un enfermo es un accidente, no un acto suicida. Ponderar la información a toda costa sobre la delicadeza es un acto homicida, no un accidente. Tengo la voz vulnerable de la madre de Teresa en el corazón.

Necesito con urgencia ver a mis padres, para abrazarles y decirles que si alguna vez cometo un accidente y me contagio de rabia y desesperación, de ébola o de sida, de malaria o mala leche, de indignación o furia y alguien les pregunta cómo me infecté contesten que todo fue por encender la televisión una tarde…


Prevenir los brotes de legionella es posible.

 

Cada año son varias las noticias que nos llegan de brotes por legionella en España, el primer brote de legionelosis importante se produjo en un hotel del municipio alicantino de Benidorm en el verano de 1980. Tres años después se registraron también casos en Lusén (Valencia), en el Hospital Psiquiátrico de Mondragón (Guipúzcoa) y en la Residencia Militar de Castillejos (Zaragoza). Pero el brote más importante por número de casos se produjo en Murcia, en julio de 2001; afectó a mas de 600 personas (hubo 805 casos notificados, de los que se confirmaron 650) y ocasionó cuatro muertes. El siguiente mas grave en cuanto al número de afectados fue el registrado en 1996 en Alcalá de Henares (Madrid), con 224 casos y diez fallecimientos.

El último brote surge en Sabadell y Ripollet afectando a 48 personas y 10 fallecidos a fecha 9/10/2014, siendo uno de los peores brotes de la última década. En España, la legionela es una enfermedad de declaración obligatoria a nivel nacional desde 1995.

A nivel Europeo entre 6 países (Francia, Italia, España, Alemania, Países Bajos y Reino Unido) acaparan el 84% de los casos comunicados de legionelosis.

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El origen de esta enfermedad comienza en 1976 cuando se estudia un brote entre los miembros de la Legión Americana en Filadelfia durante una reunión, el origen de esta enfermedad es una bacteria llamada Legionella pneumophila causante de la enfermedad Legionelosis, actualmente se conocen 48 especies de este género pero en el 98% de los casos el patógeno es L. pneumophila. Se presenta en dos formas clínicas “Enfermedad del Legionario” que se caracteriza por neumonía con fiebre alta y “fiebre Pontiac” sin neumonía y de pronóstico leve.

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La Legionella pneumophila es una bacteria ambiental que se elimina a 70 ºC. Su temperatura óptima de crecimiento es 35-37 ºC. Su nicho ecológico natural son las aguas superficiales, como lagos, ríos, estanques, formando parte de su flora bacteriana. Desde estos reservorios naturales la bacteria puede colonizar los sistemas de abastecimiento de las ciudades y, a través de la red de distribución de agua, se incorpora a los sistemas de agua sanitaria (fría o caliente) u otros sistemas que requieren agua para su funcionamiento como las torres de refrigeración. En algunas ocasiones, en estas instalaciones, mal diseñadas, sin mantenimiento o con un mantenimiento inadecuado, se favorece el estancamiento del agua y la acumulación de productos nutrientes de la bacteria, como lodos, materia orgánica, materias de corrosión y amebas que explica la multiplicación de legionella hasta concentraciones infectantes para el ser humano.

La bacteria puede dispersarse al aire en gotas de agua permaneciendo suspendidas en el aire y penetrar por inhalación en el aparato respiratorio. No se ha demostrado la transmisión de la enfermedad de humano a humano.

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Las instalaciones con mayor probabilidad de proliferación y dispersión de legionella son torres de refrigeración, sistemas de agua climatizada como spas, jakuzzis, piscinas, vasos o bañeras terapéuticas, bañeras de hidromasaje y centrales humidificadoras industriales. Siendo especialmente afectados los edificios cerrados como hospitales y hoteles.

El periodo de incubación suele oscilar entre 2 y 10 días. La mayoría de los casos han ocurrido en varones de edad avanzada, entre los factores de riesgo se incluyen el hábito de fumar, el abuso del alcohol y los estados de inmunosupresión. Un signo muy típico de la enfermedad es la fiebre alta, en la mayoría de los pacientes aparece con un cuadro similar al de la gripe con malestar general, fiebre, cefaleas y mialgias; al principio la tos no es productiva siendo luego productiva.

La exploración radiológica revela ya en las primeras fases de la enfermedad un infiltrado alveolar unilateral, en placas y de localización lobular o segmentaria.

Para su diagnóstico existen 4 métodos para identificar legionella: cultivo del microorganismo, determinación de antígenos en orina, tinción directa del exudado con anticuerpos fluorescentes y serología indirecta con anticuerpos fluorescentes. Son pruebas bastante específicas y no excesivamente sensibles, el método más empleado es la determinación de antígenos en orina (79%). Los antibióticos son el tratamiento de elección. El periodo de convalecencia puede ser lento y en general persisten signos radiológicos al cabo de 1 mes o más.

En los últimos años se ha producido un importante descenso en la letalidad de la enfermedad, gracias a la vigilancia epidemiológica y a un rápido diagnóstico podemos identificar los brotes para una pronta instauración del tratamiento antibiótico. No podemos olvidar que los brotes se pueden prevenir y gracias a las revisiones y el mantenimiento de las instalaciones con mayor probabilidad de proliferación, disminuye el impacto de los brotes en la población. Siguiendo esta premisa, la legislación en España para su prevención y control es la siguiente:

A pesar de que diferentes comunidades autónomas cuentan con legislación específica para ellas, la prevención y control de la enfermedad a nivel nacional está legislada por dos leyes principales:

  • R.D. 865/2003, de 4 de julio, por el que se establecen los criterios higiénico-sanitarios para la prevención y control de la legionelosis.
  • Nuevas guías técnicas (marzo de 2007): una ampliación en los protocolos de acción y en las instalaciones afectadas.
  • REAL DECRETO 1027/2007, de 20 de julio, por el que se aprueba el Reglamento de Instalaciones Térmicas en los Edificios (RITE).
  • REAL DECRETO 140/2003, de 7 de febrero, por el que se establecen los criterios sanitarios de calidad del agua de consumo humano. (BOE núm. 170, de 17 de marzo).
  • Norma UNE 100030:2005 IN Guía para la prevención y control de la proliferación y diseminación de legionella en instalaciones. Tal y como se establece en el artículo 6 del Real Decreto 865/2003 «Con carácter complementario se tendrá en cuenta lo establecido en la Norma UNE 100030 IN Guía para la prevención y control de la proliferación y diseminación de Legionella en instalaciones.» Extracto norma UNE 100030:2005 IN.

Enlaces de Interés:

Boletín Epidemiológico Semanal: http://revista.isciii.es/index.php/bes/

Instituto de Salud Calos III: http://www.isciii.es/ISCIII/es/general/index.shtml

Instituto Nacional de Estadística: http://www.ine.es

Boletín Oficial del estado: https://www.boe.es

Centro Europeo para la Prevención y Control de Enfermedades: http://ecdc.europa.eu/en/Pages/home.aspx


Edith Cavell: cuando el patriotismo no es suficiente

 

 

Edith Cavell guapaAl pensar en la Historia, lo hacemos desde una perspectiva genérica. Parece ser un conjunto de acontecimientos, de obras, de actitudes…Pero es mucho más que eso. La Historia no es un jeroglífico esculpido en la superficie de piedra de un obelisco perdido. Se construye a partir de vidas reales.Recordar las tragedias que suceden en medio de estas vidas, es tan doloroso, que nos vemos obligados a contemplarla como una totalidad. Para poder amortiguar en cierta forma el impacto que recibimos al recordar. La Primera Guerra Mundial fue uno de estos momentos.

Es difícil encontrar algún sentido a la guerra. Todas ellas son inmorales. Por eso parece esencial que nos esforcemos en descubrir cierta dignidad en lo ocurrido. Algo que nos ayude a comprender el porqué de la pérdida de tantos seres humanos. Sin embargo, es complicado detener nuestra mirada y también nuestro corazón, en una tumba en particular. Intentar imaginarnos el hueco de la vida que ha sido arrebatada. Esa tumba se encuentra ahora en la sombra del lado este de la catedral de Norwich, y pertenece a Edith Cavell, una enfermera inglesa.

Existen, únicamente en Londres, al menos once calles dedicadas a su memoria, al margen de una montaña en Canadá, un glaciar, un lago, escuelas, etc. Resulta sorprendente que la historia de Edith Cavell, más allá de la frontera inglesa, haya quedado casi olvidada. Su imagen, de un rostro severo, propio de una dama victoriana de la época, me interrogó hace poco desde un viejo libro de historia en una biblioteca de barrio. edith cavellHabía sido una enfermera de 49 años, que un 12 de Octubre de 1915, a las 7 de la mañana, fue ajusticiada por un pelotón de fusilamiento alemán. Su crimen había consistido en ayudar a escapar a  doscientos soldados. Estos eran conocidos como “les enfant perdus” o “niños perdidos”, soldados británicos y franceses que habían quedado atrapados en una Bélgica ya ocupada por Alemania, lejos de su ejército, tras la línea enemiga.

Excepto unas pocas revistas de enfermería de la época, hasta el momento de su ejecución, Inglaterra apenas sabía nada sobre Edith Cavell. Sin embargo, el 16 de Mayo en 1919, su cuerpo sería recibido y acompañado desde el puerto de Dover hasta la abadía de Westminster por miles de personas, para recibir un funeral de Estado.

_72343660_cavellfuneral_pa La razón y la emoción que los actos y decisiones de Edith Cavell provocaron en la opinión pública, es descrita magníficamente  por el dramaturgo Bernard Shaw de la siguiente manera: “Edith, como Juana de Arco,  fue una archi-herética: en medio de la guerra declaró ante el mundo que “El patriotismo no es suficiente”. Ella cuidó a los enemigos de la patria y también ayudó a sus compatriotas prisioneros a escapar…” Aquí subyace lo misterioso de esta pequeña historia de la gran Historia. ¿Qué es lo que llevó a una mujer de 49 años, enfermera, con posibilidad de sobrevivir a ese tiempo oscuro con cierta comodidad a elegir arriesgar su vida?, ¿Qué es lo que la hizo optar por ser humanitaria y altruista y tratar a heridos de ambos bandos? Creo, personalmente, tras leer cartas y testimonios suyos, que  para Cavell ser enfermera consistía en  apostar por la vida y aliviar el sufrimiento de los demás. Independientemente de quien fueran estos otros.

Es cierto que su vida, y sobre todo, su muerte, fue hábilmente utilizada con fines propagandísticos por el bando aliado con enorme éxito.propaganda edith cavell Es fácil encontrar en los ensayos biográficos escenas almibaradas que muestran a un ser de perfección, heroico y  mártir. Pero la realidad fue diferente. Edith Cavell fue una mujer humilde y religiosa,  dedicada por entero a los deberes de su profesión. Las circunstancias del tiempo que le tocó vivir y las decisiones que tomó al respecto fueron las que la convirtieron en una persona diferente.

E. Cavell nace en 1865 en Swardeston, Norfolk. Es la hija mayor de un sacerdote anglicano, Frederick Cavell. Su padre era extraordinariamente riguroso y rígido, un estricto moralista victoriano. Tal es así, que la sensibilidad de Edith, una niña especialmente dotada para el dibujo, quedó encerrada para siempre en un caparazón. En 1886 comienza a trabajar como institutriz y dos años más tarde, viaja por Austria, Francia y Alemania. Algo especial debió presenciar en ese viaje, porque nace en ella el deseo de convertirse en enfermera. A pesar de ello permanece en Bruselas trabajando como institutriz hasta 1895, momento en que regresa a Inglaterra para cuidar de su padre enfermo. Esta responsabilidad la convence de que su camino es definitivamente la enfermería, y comienza su formación para ello. Su carácter serio y controlado quizás fueran una ayuda a la hora de sobrevivir su dura etapa de aprendizaje como enfermera en el London Hospital, donde trabajó entre el 1896-1901, pero no la convirtieron ni mucho menos en la enfermera más popular.Edith Cavell con sus perros La supervisora al cargo de las enfermeras del hospital era Eve Luckes, una amiga y discípula de Florence Nightingale. Eve refiere en sus notas como Edith suscitaba en ella y al resto de las enfermeras,  cierta  suspicacia por esa templanza suya. Edith se muestra  siempre calmada y controlada, autosuficiente.

Su gran oportunidad llega en 1907.  El Dr. belga Antoine Depage la rescata de una serie de trabajos soporíferos y temporales. Le ofrece poner en marcha y supervisar la primera escuela de enfermería en Bélgica, adscrita al hospital de St Gilles. Debió ser un tiempo trepidante para ella: transformar una pequeña clínica en un moderno hospital docente. Gracias a su dedicación, en el tiempo en que la guerra comienza, 1914, el hospital se ha convertido en una institución próspera, que cuenta con más de 24 enfermeras profesionales.

En Julio de 1914, mientras Cavell se encuentra visitando a su madre en Inglaterra, Austria declara la guerra a Serbia, desatando la cadena de acontecimientos que conducirían a la Primera Guerra Mundial. Se sabe que cuando Edith escucha las noticias  toma una de las decisiones más transcendentes de su vida: volver a Bruselas, a pesar de la guerra. El motivo es claro para ella: “mi deber es estar con mis enfermeras”. En Bruselas el hospital se une a la red de asistencia de la Cruz Roja.  Tras la invasión de Bélgica por parte del ejército alemán en Agosto de 1914, a E. Cavell se la permite conservar su puesto a pesar de su nacionalidad inglesa, manteniendo su posición como supervisora de enfermeras en la clínica.

Existe una documentación valiosa en la que la propia Edith describe los horrores de la guerra. Han quedado para la posteridad cartas dirigidas a familiares y amigos. Pero lo que parece  inaudito es que  también actuara como corresponsal de guerra para magazines leídas por enfermeras. Es precisamente en este testimonio donde subyace, en mi opinión, el carácter humanitario y altruista de esta mujer. En el Nursing Mirror, Cavell expresa valientemente su simpatía por ambos bandos: “Estamos divididos entre la piedad por estos pobres hombres (alemanes), lejos de su país y su gente, sufriendo el cansancio y la fatiga de esta ardua campaña, … ”. Sobre los belgas añade: “Sólo puedo sentir una profunda y tierna piedad …y observar con simpatía y admiración el gran coraje y autocontrol de la gente durante esta terrible agonía”. Lo extraordinario de Cavell es que transforma estos pensamientos en hechos: trata por igual en su clínica tanto a población belga como a soldados alemanes heridos en contienda.

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En 1915 da un paso más allá, y se une a una red de resistencia pacífica constituída por  civiles belgas. Esta red ayudaba a escapar a soldados ingleses y franceses a través de la  frontera con la neutral Holanda, esquivando perros, minas, hambre y a la misma muerte por ese difícil camino. Llega un momento en que esta actividad secreta se hace cada vez más peligrosa, pero Edith se niega a abandonar su puesto en la clínica. Finalmente, un colaboracionista belga delata la red de ayuda a los soldados y es detenida el 5 de Agosto de 1915. Será confinada en la prisión de St. Gilles durante diez semanas. Al poco de su detención firma documentos escritos en alemán (sin traducción al francés, y no comprensibles para ella, por tanto), donde admite haber participado en actividades de la resistencia. En un juicio breve totalmente irregular,  entre el 7 y el 11 de Octubre, sin una representación legal apropiada, Edith Cavell admite los cargos y es sentenciada a muerte junto con otras cuatro personas. Durante el juicio, Cavell viste deliberadamente ropas civiles y no como enfermera, para intentar proteger al hospital y desviar la atención del personal que continua trabajando allí. Edith_Cavell_Crime_des_BarbaresEl embajador español en Bruselas, el marqués de Villalobar, junto con un diplomático norteamericano, pide clemencia para ella. Desesperados, insisten en comunicarse en vano con el emperador alemán Guillermo II  en persona y detener el fusilamiento. Pero para las autoridades alemanas es inadmisible dar marcha atrás en su decisión.

Los últimos momentos de su vida serán recordados gracias al reverendo anglicano irlandés Stirling Gahan.  El pastor consigue un pase especial de las autoridades alemanas para entrar en prisión y acompañar a E. Cavell la noche antes de su ejecución. La encuentra sorprendentemente tranquila y resignada. Es capaz de decirle unas palabras tremendas en ese momento final: “No tengo miedo, he visto tan frecuentemente la muerte que no me es extraña ni me atemoriza”. A pesar de la injusta situación en la que se encuentra, es capaz de expresar con una frase lo que ha quedado para siempre unido a la heroicidad de esta mujer: “Todos (refiriéndose a los alemanes que la han tratado en la prisión) han sido muy amables conmigo aquí. Pero esto es lo que diría, estando como me encuentro ante  la mirada de Dios y la eternidad. Ahora sé que el patriotismo no es suficiente, no debo tener odio ni encarnizamiento hacia nadie” Tras estas palabras, que conmovieron hondamente al sacerdote, Edith le entrega una última carta para sus enfermeras, pidiéndolas que mantuvieran su devoción por los pacientes y le perdonaran sus faltas. Se despide de él con un sencillo adiós, y sonriendo le dice “”volveremos a vernos de nuevo”.

A la mañana siguiente es fusilada  y enterrada en una fosa común. Su muerte escandaliza al mundo. El horror de su ejecución traspasa la frontera británica. La opinión pública americana, se convence en ese momento de la brutalidad de la guerra en Europa y hace que finalmente Estados Unidos, se una a la causa aliada. Los británicos por su parte, utilizan sin miramiento la muerte de una “mujer, cristiana y heroica enfermera”, una mujer hecha de “acero y lirios” como una herramienta efectivísima de propaganda de guerra. Sólo en la primera semana tras su muerte se reclutaron  10.000 hombres en las filas del ejército.

La muerte por tanto, dio lugar a un mito, una leyenda que ha escondido bajo su grandeza a lo que verdaderamente importa, a la mujer. Edith Cavell, como todas las enfermeras, como todos los seres humanos, tuvo que enfrentarse a los acontecimientos de su tiempo, y tomar en consecuencia unas decisiones extraordinariamente complicadas. Lo asombroso es que ella no quiso ser indiferente a lo que estaba sucediendo, quiso hacerse responsable y tomar partido. Por eso hoy, desde el recuerdo de ese espíritu de lucha que guio  a Edith Cavell, les pido que revivan aquellos momentos en los que se sintieron más queridos. Aquellos en los que fueron imprescindibles para alguien, cuando alguien  les dijo al oído aquella palabra que tanto necesitaban…Muy probablemente, detrás de ello se esconden las decisiones más acertadas de sus vidas. Desentierren esos momentos y hagan viva su memoria. No dejen que las flores oculten el nombre de la tumba: Edith Cavell, enfermera.

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Para saber más.

  • Alpert, M., (2012): Edith Cavell, enfermera y heroína de la Primera Guerra Mundial, publicado en El Ibérico, el periódico en español de Londres el 19 de Octubre: http://www.eliberico.com/edith-cavell-enfermera-y-heroina-de-la-primera-guerra-mundial.html
  • Arthur, T., (2011):  Fatal Decision: Edith Cavell WWI Nurse, Beagle Books Publising, LLC
  • Barney, S.M., (2005):The Mythic Matters of Edith Cavell: Propaganda, Legend, Myth and Memory,  Historical Reflections, Vol. 31, Nº2, History, Memory and Cognition (Summer 2005), pp. 217-233.
  • Souhami, D.,  (2011):  Edith Cavell: Nurse, Martyr, Heorine,Quercus.
  • The British Journal Of Nursing, October 21st, 1916.
  • Web site dedicada a Edith Cavell: http://www.revdc.net/cavell/index.html
  • Film  “Nurse Edith Cavell”. Película de 1939 dirigida por Herbert Wilcox.

21 de Septiembre. Día Mundial del Alzheimer

Como bien es conocido, la Enfermedad de Alzheimer (EA) es una enfermedad neurodegenerativa que conlleva a una pérdida sustancial de las funciones cognitivas, conductuales y funcionales de aquellos que la sufren… o en otras palabras: llegados a un punto de la enfermedad, aquel que fue, deja de ser.

Se ha visto que afecta a más de 36 millones de personas en el mundo, más de 7 millones en Europa y a más de  800.000 en España; siendo una de las causas mayores de discapacidad. No solo afecta a quien la padece, incluye a su entorno más próximo… el núcleo familiar, quienes además deben ser cuidados.

 

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La enfermedad…

Todavía se desconoce cuál es la causa clave que provoca el desarrollo de la EA. Sin embargo, si se han identificado múltiples factores de riesgo que parecen jugar un papel importante en el desarrollo de la misma. Entre ellos se encuentran la edad, el riesgo cardiovascular, los hábitos de vida no saludables… así como la depresión y determinadas alteraciones hormonales.

Se han descrito 3 fases principales que engloban el desarrollo de la enfermedad y que podrían resumirse de la siguiente manera:

            -La primera fase, comprende una duración media de 1 a 3 años. A lo largo de ésta se presenta una alteración en el aprendizaje, memoria a corto plazo ligeramente alterada (olvidos), desorientación, empobrecimiento de las habilidades constructivas, dificultad en la generación de listas de palabras, dificultad para encontrar palabras, indiferencia, irritabilidad ocasional, preservación de la actividad motora, tristeza. En el siguiente cuadro se recogen los datos obtenidos de la encuesta Know Alzheimer, sobre los cambios percibidos por los cuidadores como síntomas iniciales de la enfermedad:

21sepalz2           -La segunda fase comprende una duración media de 2 a 10 años, presentando deterioro de la memoria a corto y largo plazo, desorientación espacial, afectación del lenguaje, del cálculo matemático, indiferencia, irritabilidad, alucinaciones, inquietud psicomotriz.

          -La tercera fase tiene una duración media de 8 a 12 años, y donde la persona afecta presenta un deterioro severo de las funciones intelectuales, gran dependencia, rigidez y posturas en flexión, e incontinencia urinaria y fecal.

Dado que actualmente no existe un tratamiento curativo para la EA y otras demencias, el tratamiento se centra en procurar la mejora y/o mantenimiento de la situación física, cognitiva y conductual; incrementando la autonomía de la persona y mejorando la calidad de vida en la medida de lo posible.

El cuidador principal…

Cuando un familiar es diagnosticado de EA -al igual que en otras enfermedades que secundan la dependencia de las actividades de vida diaria (DAVD)- aparece en la escena una nueva figura, la del cuidador principal (CP). Éste es identificado a primera vista, y se convierte en la persona referente  para los profesionales sanitarios hacia la toma de decisiones y planes de intervención que afectan al enfermo. Será por lo tanto, sobre quién recaiga gran parte de la responsabilidad; y es frecuente que se trate de familiares directos como pueden ser parejas, hij@s o sobrin@s.

Desde el mismo instante del diagnóstico, el CP es bombardeado con información en cuanto a la evolución de la enfermedad, los tratamientos de mantenimiento y sus posibles efectos secundarios, las ayudas disponibles… así como un sinfín de recursos de apoyo tanto para enfermos como cuidadores –a los que en mi opinión y por mi experiencia vital, no son tan fáciles de acceder-. Además, hablan de la importancia de cuidar al cuidador para evitar su sobrecarga, ya que cuidar a una persona dependiente conlleva una elevada implicación emocional que de no ser bien manejada puede desembocar en estrés, desmoralización, ansiedad, depresión… Esto va a depender de factores tales como la personalidad del cuidador, la relación entre éste y el enfermo, el género; y el apoyo y amplitud de los lazos familiares.

Ser CP no es tarea fácil. Cuidar de una persona dependiente implica determinados cambios en la pirámide de prioridades, que van a afectar a la esfera personal, familiar, laboral y social.

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Son algo más de 10 años en los que dentro de mi núcleo familiar compartimos nuestro día a día con la EA. Creo que cualquiera que conozca esta enfermedad de cerca, coincidirá conmigo cuando digo que no te das cuenta de lo duro que es, hasta que no lo vives en primera persona y ves toda la implicación que se necesita con estos enfermos.

El progreso de la enfermedad en el que ves la pérdida de la independencia, del control de sus propias vidas, de sus recuerdos… recuerdos incluso en los que tú mismo eras el protagonista… hace que el camino se haga a veces duro… cuesta arriba… y que tengas que aprender a desarrollar las herramientas que te ayuden a adaptarte a esta nueva situación. Aprendes también a disfrutar de cada día, de cada momento.

Pero la EA también tiene otra cara… una más amable, emotiva. La cara de la ternura, del respeto, de la paciencia… del AMOR. Esos pequeños momentos de lucidez con los que a veces sorprenden cuando te llaman por tu nombre, y recuerdan quien eres… esas caricias con sus pequeñas y arrugadas manos… mientras te miran a los ojos, unos ojos que aunque a veces apagados, se muestran llenos de amor y agradecimiento… una sonrisa cuando te ven entrar por la puerta… un abrazo. Todavía quedan resquicios de esa mujer que fue… hoy madre, hermana, abuela. Es por esto que siempre digo que, la EA es mucho más que una patología neurodegenerativa… Para mí también es cariño, respeto, ternura, paciencia y amor, mucho amor.

Para finalizar la entrada me gustaría comentar que durante este mes de septiembre, la plataforma Know Alzheimer ha puesto en marcha la campaña solidaria “Pon Tu Corazón Por El Alzheimer”, que pretende concienciar y hacer llamamiento a la participación ciudadana a través de mensajes de ánimo a través de su Web. Buscan alcanzar más de 800.000 comentarios, tantos como afectados por la enfermedad existen en España. Haciendo click en la imagen podrás participar. Yo ya he puesto mi corazón por el Alzheimer, ¿Y tú?

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ENLACES DE INTERÉS:

   – Confederación Española de Asociaciones de Familiares de Personas con Alzheimer y otras Demencias (CEAFA) 

   – Know Alzheimer