Primeros Auxilios Psicológicos
Durante algunos años de mi vida colaboré como enfermero en un equipo de Intervención Psicológica en Catástrofes. Allí pude acceder a una serie de conocimientos que me permitieron acercarme de una manera más humana, y creo que más profesional, a la forma de intervenir en situaciones en las que las personas se ven sometidas a un estrés psicológico, en algunos casos, extremo.
Al igual que ante una parada cardiorrespiratoria se nos instruye en la realización de una serie de pautas básicas e inmediatas para la recuperación del paciente, fue bastante interesante descubrir como la realización de actividades básicas e inmediatas pueden ofrecer un antes y un después en el afrontamiento de situaciones de distréss emocional.
Estas pautas forman parte de la formación del personal de emergencias habitualmente. En el quehacer diario nos encontramos con situaciones bastante conflictivas relacionadas con la psicología del paciente. Espero equivocarme, pero creo que los profesionales de enfermería no estamos formados suficientemente en áreas tan vitales para la persona como ésta. El manejo de las emociones, el establecimiento de esa cuarta pared en el cuidado de las personas, …. no facilitan nuestra labor. Imaginaos por un momento que algunas de esas pautas pudiéramos desligarlas exclusivamente de la intervención en emergencias y pudiéramos llevarlas a lo más cotidiano, a nuestra función asistencial… Aquí os hago una brevísima introducción al tema. Decididlo vosotros mismos.
Primeros Auxilios Psicológicos
La persona se enfrenta al mundo que le rodea a través de mecanismos que a lo largo de su vida maneja, gestiona, desarrolla, potencia, ….. Esos mecanismos se ven condicionados por algo tan vital para el ser humano como son las emociones , Una emoción es un estado afectivo que experimentamos, una reacción subjetiva al ambiente que viene acompañada de cambios orgánicos (fisiológicos y endocrinos) de origen innato, influidos por la experiencia. Las emociones tienen como finalidad conseguir la adaptación de la persona a lo que nos rodea.
En muchas ocasiones y, ante situaciones determinadas como son las pérdidas, se ponen en marcha mecanismos de estrés que alteran toda la funcionalidad orgánica y emocional. Algo que no tenemos en cuenta habitualmente es que la sensación de pérdida puede ser física, material, emocional, de seguridad, …. y que cada individuo valora de forma diferente sus pérdida. En estas situaciones hablamos de “crisis”. Una crisis es un estado temporal de trastorno y desorganización de la persona caracterizado por la sensación de incapacidad del individuo para abordar situaciones particulares y en la que no sirven los métodos de afrontamiento habituales. Cabe destacar que existen crisis esistenciales naturales dentro del proceso de crecimiento del ser humano.
El concepto de Intervención en Crisis se define como un proceso de ayuda dirigido a auxiliar a una persona para enfrentarse a una crisis o suceso traumático de modo que la probabilidad de debilitar las consecuencias negativas aminoren y la probabilidad de crecimiento personal se incremente.
Los Primeros Auxilios Psicosociales, se diseñaron para ayudar, de manera inmediata, a las personas a restaurar su equilibrio y adaptación psicosocial. Es ofrecido por personal entrenado que entra en contacto con las personas en los primeros momentos después del desastre u evento traumático en cuestión. Son un conjunto de actuaciones inmediatas encaminadas a paliar el sufrimiento psicológico de los afectados por una situación crítica o traumática mediante la potenciación y el empleo de sus propios recursos.
Algo importante a tener en cuenta es no etiquetar de enfermedad lo que constituye una reacción normal a una situación excepcional. Las personas tienen más recursos y resistencia psicológica de lo que aparentan.
La intervención debería cumplir los requisitos de inmediatez, proximidad, simplicidad y expectativa de pronta recuperación.
Principios de atención en emergencias/urgencias psicológicas:
Las lesiones emocionales son tan reales y tan serias como las físicas.
Casi toda persona que está envuelta en un desastre, sufre un accidente o cualquier otro tipo de situación crítica, experimentará algún tipo de alteración emocional.
Todos tenemos un “punto de ruptura”.
Los sentimientos de cada persona son muy válidos para ella.
Cada persona tiene derecho a sentirse como se siente.
Nadie elige estar alterado emocionalmente en una situación crítica.
Enrique Parada( 2002)
Principios generales de intervención
Vamos a ver esos principios básicos de intervención. Normalmente, se llevan a cabo sin valorar la importancia que conllevan. Reconocerlos y asumirlos y, sobre todo, ser conscientes de su realización configuran una esfera de eficacia y efectividad en el marco de la intervención psicológica.
Actúa con calma. La calma es casi tan contagiosa como el nerviosismo.
Escuchar a la persona afectada le permite contar qué le ha ocurrido. No la juzgues aunque lo que te cuente sea inconexo o increíble.
Ten cuidado con el contacto físico. No todo el mundo lo tolera bien, puede sentirse amenazada y/o invadida.
Permite a la persona que se desahogue. Reacciones como el llanto, el no querer hablar, la ira, la búsqueda de seres queridos, …. son normales en situaciones traumáticas.
Principios técnicos utilizados en los primeros auxilios psicológicos.
Lo primero es identificarse.
Traslada a la persona (en la medida de lo posible) a un lugar calmado
Ponte a nivel de la persona. Si está sentada, hacerlo nosotros también. Esto marcará un punto de igualdad importante que facilita la conversación y la relación terapéutica.
Escucha de forma responsable: escucha atenta y cuidadosamente.
Permite la libre expresión de la persona, en primer término. Debes estar preparado para invertir tiempo con la persona.
Transmite la necesidad de aceptar lo ocurrido, pues ya no se puede modificar.
Realiza resúmenes periódicos de la exposición de la persona: permite la organización del pensamiento.
Provee de información en la medida de lo posible. Fortalece lo positivo, la sensación de seguridad y de control de la situación.
Orienta en lo necesario pero evitando los “consejos directivos”.
Acepta a las personas tal y como son, respeta su dignidad y sus derechos.
Sé empático, que significa ponerse en el lugar del otro, comprende lo que le está sucediendo.
Crea una atmósfera calurosa y humana alrededor de la víctima.
Abstente de proporcionar a la personas falsas esperanzas o prometer nada que no se pueda cumplir.
Desarrolla de actividades para el manejo del estrés.
Procura no instarla a tomar decisiones si estas pueden ser postergadas, o se encuentra en un alto grado de descontrol.
Aguanta los momentos de silencio. El silencio también es una forma de comunicarse. Facilita la organización de la información, sirve para tomar aire, permite cambiar perspectivas, …. o simplemente, escuchar. Normalmente, suele ser incómodo para el que escucha porque siente que debe decir o hacer algo en ese momento en concreto. El silencio es una fuente de información en muchos casos.
Muestra reacciones de comprensión y empatía, pero no negativas.
Facilita a la persona necesidades básicas (beber, orinar, …). Beber agua no tranquiliza, simplemente distrae a la persona. Si lo haces, hazlo de forma consciente y no como mecanismo para llenar el tiempo.
Mantén a la persona acompañada.
Nunca asumas que es imposible comunicarse con alguien hasta haberlo intentado.
Después de todo esto, ¿creéis que no son útiles los Primeros Auxilios Psicológicos para el profesional de enfermería? Yo creo que sí, demasiado. Son una herramienta metodológica que facilita nuestra labor en ese aspecto tan denostado por la profesión como es el apoyo psicológico de la persona. Ponedlos en funcionamiento y, veréis los resultados.
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