NIGHTINGALE & CO

El poder de las palabras

La cara de Marisa es el fiel reflejo del tiempo. Arrugas calladas en pelo blanco, labios ya no definidos y ojos cansados de mirar al techo de la habitación. Sus manos apoyadas en el pecho muestran reflexión, tensión, incredulidad, confianza…Los rizos perdidos encuadran la frente y las mejillas mientras en la almohada algún que otro mechón de pelo ha sido depositado como el otoño tempranero que todavía no ha llegado.

– Buenos días, ¿ qué tal estás?,¿ cómo has pasado la noche?, ¿ estás preparada para disfrutar del día de hoy? ¡Vamos a intentarlo!…

Es muy complicado poder expresar lo que sentimos a través de las palabras que vamos construyendo en nuestra conversación. Ya sabemos que muchos de nosotros, planteamos la otra posibilidad, destruir; pero esta entrada quiere centrarse en las palabras que construyen, que edifican, que tienden la mano y te acogen, que te mantienen  en lo más alto de la cima y se convierten en cuerda cuando el pozo te atrapa. Las palabras tienen ese poder, sueñan contigo cuando les cuentas lo que significan tus sueños. Tienen el poder de los minutos y de las horas, son el recuerdo de tu ayer y la posibilidad de mi mañana.

El hospital, por definición, es un lugar agresivo donde la persona no elige estar en la mayoría de las ocasiones. Las técnicas que realizamos en muchas ocasiones agreden lo más íntimo de cada uno de nosotros, nuestra intimidad. Las paredes asépticas y los techos ajenos de las habitaciones permiten a la persona reencontrarse con la soledad del que se queda en un lugar que no es el suyo y, sin embargo, ha de permanecer en él como cautivo en su torre de marfil.

Abrir una puerta es mucho más que el acto físico de entrar en el reino prestado del otro. Es obligar a aceptar que alguien se introduzca en él y se adueñe de determinadas áreas que creía la persona como propias. Abrir la puerta es expresar el sentir y la mirada del “ya está”. Es levantar las rejas del portón y tender el puente levadizo para facilitar el acceso siempre que alguien pasa y pregunta.

Pero la llave que permite todo eso, es la palabra. Es el saludo,  la cuestión,  el ánimo dado, es la sonrisa esbozada a través de la boca,  la entrega de la mirada curiosa y cariñosa a través de un ruido proyectado al exterior,  el acompañamiento,  la mano cogida,  el susurro alerta,s la llamada de atención, el cobijo y también la reprimenda. Es la llamada a las armas y  la entrega del trofeo. Ese poder sólo una palabra puede tenerlo.

Como decía al principio, las palabras edifican y hacen que las personas crezcan. Invitan a recorrer pasillos poco frecuentados y  descubren las posibilidades que se tienen y que han de ser puestas en marcha para poder continuar. Te ayudan en la elección de las armas de lucha y te dicen “sigue adelante” cuando te sientes flaquear.

Las palabras se dicen, pero también se escuchan. Se vocalizan pero también pueden ser escritas. A veces son rígidas y, en otras, sólo plantean alternativas. Las palabras son una herramienta enfermera poco usada en nuestros tiempos.

Creo que la enfermería ha de volver a hablar con las personas. Descubrirlas en su ser y trabajar para que la persona sea la protagonista del proceso y no la enfermedad. Una palabra de ánimo y cobijo, estoy convencido, de que, en muchas ocasiones, forma parte del tratamiento tanto como el mejor de los fármacos.

Muchos podréis pensar que a Marisa, la banalidad de la frase no la va a solucionar el problema. Pero, mi planteamiento es otro. Ya sabemos que la enfermedad está ahí, ya sabemos que un mechón de pelo caído no es nada agradable de ver y, mucho de menos, de sentir. Los hechos, son los hechos. Ahora bien, ¿por qué no invitarla a sentir que el día de hoy puede ser bueno comenzando desde ya, desde este momento?. Yo estoy contigo, no estás sola. Hagamos que este día sea lo mejor posible.

 

– ¡Trato hecho!.

– Pues a comenzar, compañera.

 

 

2 pensamientos en “El poder de las palabras

  1. Guadalupe Hermoza

    Muy bueno!
    La primera visita al paciente en cuanto se inicia la jornada para decirle «Hola estoy aqui para ir juntos hoy»…con una sonrrisa…va hacer su dia y tu dia mas facil…

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