NIGHTINGALE & CO

Intervenciones educativas para la prevención de ITS en el ámbito penitenciario

Por @mrubio_p7

Las Infecciones de Transmisión Sexual (ITS), tal y como afirma la Organización Mundial de la Salud (OMS)[1], constituyen un importante problema de salud pública a nivel mundial, representando importantes repercusiones a nivel social, económico y sanitario. El empleo del término ITS en vez de ETS (Enfermedades de Transmisión Sexual), como había sido empleado tradicionalmente, fue modificado y promovido por la OMS en 1999,ya  que  muchas de estas infecciones presentan cuadros subclínicos asintomáticos.

En España, según los datos recogidos a través de las EDO (Enfermedades de declaración Obligatoria) [2], el SIM (Sistema de Información Microbiológica)[3] y la RNVE (Red Nacional de Vigilancia Epidemiológica)[3]; las tasas de incidencia en lo que a ITS se refiere, presentan una tendencia ascendente durante los últimos años, viéndose aumentados los casos en infecciones por gonorrea, clamidia, lúes, herpes virus y hepatitis víricas principalmente.

Determinados factores causales tales como la libertad sexual, el aumento en el número de parejas sexuales, la prostitución, la movilización geográfica, el empleo de drogas y alcohol durante la actividad sexual, la edad, las características propias de los agentes patógenos y el tipo de práctica sexual entre otras; se plantean como marcadores influyentes en la transmisibilidad de las ITS que influyen en la incidencia y prevalencia de estas.  A consecuencia de ello, los denominados “grupos de riesgo” han sido sustituidos por los términos “prácticas de riesgo” y “grupos vulnerables” en el discurso médico relativo a las ITS. El empleo del concepto “grupos de riesgo” provocaba por un lado la potenciación de la exclusión, la discriminación y estigmatización de determinados grupos poblacionales (como ocurría con el colectivo homosexual) y por otro disminuía el estado de alerta de aquellos que no eran considerados grupos de riesgo, haciéndoles más susceptibles de ser infectados. Es por ello que podríamos afirmar que “No se trata de quién eres, ni a quién perteneces; sino el tipo de prácticas que mantienes”. De ahí que la prevención y el control de las ITS cobre especial importancia.

Las medidas establecidas para la prevención y control de las ITS se cimentan en:

  • La intervención educativa sanitaria (el conocimiento y reconocimiento de signos y síntomas producidos por las diferentes ITS actúan como signo de alarma)
  •  La promoción del sexo seguro
  • El diagnóstico y tratamiento precoz de las infecciones que producen o no sintomatología (incluyendo el control prenatal y perinatal para el tratamiento y prevención de la transmisión vertical)
  • El empleo del estudio de casos.
  •  La inmunización de aquellas ITS de las que se dispone de vacuna
  •  La vigilancia epidemiológica de estas.

condones colores

Tal y como comentamos  en entradas anteriores [Breve recorrido por la Sanidad Penitenciaria Española], la sanidad en el ámbito penitenciario se dirige hacia la prevención y la restauración de alteraciones de la salud, la promoción de hábitos de vida saludable y la reinserción social en un ámbito de equidad efectiva. Para poder llevar a cabo este objetivo, resulta de gran importancia el conocimiento de las características definitorias de este grupo poblacional, el cual posee una relación directa con la población no penitenciaria (influye en la salud comunitaria y forma parte de la salud pública). La población penitenciaria española posee estadísticamente unas características determinadas[4] que no deben ser obviadas dado la importancia y repercusión que conllevan. Entre estas se encuentran elevadas tasas en personas que han desarrollado sus vidas en ambientes deprimidos,  muchas de ellas siendo carentes de recursos económicos, formación y cualificación profesional, y determinadas habilidades sociales[4]. Presentan altas tasas en episodios de maltrato, abandono o abusos en la infancia; y además cuentan con un gran número de reclusos extranjeros que presentan dificultades lingüísticas. Por otro lado, las estadísticas muestran una alta prevalencia de determinadas enfermedades transmisibles (Tuberculosis, hepatitis víricas y VIH-SIDA), problemas de drogodependencias y de salud mental[4], en comparación con la población no reclusa. Estos factores, entre otros, pueden obstaculizar tanto el empleo correcto, como el acceso a los recursos socio-sanitarios disponibles en las carteras de servicios, haciéndoles grupo vulnerable a determinados problemas de salud.

El ser humano viene enmarcado en cuatro amplias esferas, la biológica, la psicológica, la social y la espiritual que se correlacionan entre sí y que pueden a su vez, englobar otros aspectos. Estos ámbitos en los que las personas nos enmarcamos, deben ser cuidados con la intención de comprendernos como un todo. Cualquier alteración en alguna de estas dimensiones tiene una repercusión sobre el resto, influyendo en su estado de bienestar.

La aparición de determinados estresores provoca en cada individuo la necesidad de afrontamiento, lo cual es vivido de forma individualizada. Esta respuesta a los factores estresantes depende de la percepción y evaluación de la situación que este tenga, la cual vendrá dada por los conocimientos, observaciones, experiencias, ideas preconcebidas y emociones. Por lo tanto, en individuos con carencias en estos recursos la necesidad de afrontamiento puede verse truncada.

Supongamos el caso de una persona privada de libertad, con el entorno social propio de las instituciones penitenciarias (carencia de privacidad sujeta a las normativas de la institución,  espacios reducidos, aparición de nuevos roles sociales internos, relaciones interpersonales en una población con unas determinadas características definitorias, etc.) y sin estos recursos suficientemente implementados, que se enfrenta al diagnóstico de una ITS. Este estresor puede provocar en el individuo, además de las consecuencias  propias de la infección, situaciones de discriminación y rechazo por parte de su entorno (habitualmente viniendo relacionado con el tipo de infección), así como situaciones de estrés, que en ocasiones pueden desembocar en trastornos depresivos y/o reagudización de patologías en lo que a la salud mental se refiere, repercutiendo tanto al individuo como a su entorno más próximo, la familia.

habitación en sombra

Las intervenciones educativas sobre ITS, habitualmente se centran en grupos poblacionales jóvenes, generalmente en individuos que comienzan a vivir su sexualidad; centrándose en la prevención y en la promoción de hábitos de vida sexual saludable, hecho poseedor de una importancia incuestionable. Sin embargo, ¿Qué ocurre con la intervención en otros grupos poblacionales de mayor edad y con vidas y hábitos sexuales instaurados? Pues bien, parece que son menos comunes, a pesar de que las personas comprendidas entre 15 y 49 años presentan mayores tasas de incidencia en estas infecciones[1]…  Posiblemente este hecho sea consecuencia de otros factores, como la cultura

sexual que se venía viviendo en nuestra sociedad hasta hace relativamente poco tiempo, la cual se encontraba llena de mitos y tabúes.

En cuanto a la población penitenciaria, que posee unas características definitorias determinadas, sumadas a las particularidades de las diferentes ITS y a la influencia directa que este grupo poblacional tiene sobre la población no reclusa; considero que las intervenciones educativas cobran a este nivel un papel muy importante, dada la influencia directa en el control  y prevención de estas infecciones (Traducidas en la disminución de incidencia y prevalencia), de sus complicaciones reales y potenciales (co-infecciones, reagudizaciones de problemas de salud mental, aislamiento…), y del mantenimiento del estado de bienestar del individuo; aportando herramientas, aptitudes y habilidades que les harán menos vulnerables a llevar a cabo prácticas de riesgo y por lo tanto a desarrollar determinados problemas de salud.

Enlaces relacionados:

 

Bibliografía:

(1). Organización Mundial de la salud. Infecciones de transmisión sexual nota descriptiva nº110. Centro de prensa OMS; Agosto 2011

(2). Red Nacional de Vigilancia Epidemiológica. Servicio de Vigilancia Epidemiológica. Centro Nacional de Epidemiología. EDO, situación General. Informe Semanal de Vigilancia CAM, año 2009; 7 de junio de 2010.

(3). M.Díaz, A.Díaz. Infecciones de transmisión sexual: epidemiología y control. Rev Esp Sanid Penit 2011; 13: 58-66.

(4) A Martínez Cordero. Perfil patológico del interno ingresado en la Enfermería de un Centro Penitenciario. Rev Esp Sanid Penit 2000; 2: 41-47.

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