La duda cartesiana enfermera: ¿Primer o segundo turno de café?
Lo que contempláis en la imagen forma parte de un ritual ancestral que ha formado parte de nuestra profesión desde tiempos inmemoriales. Unas enfermeras agrupadas alrededor de una mesa, tomando su café o té mientras comentan las últimas noticias del mundo, los chismorreos hospitalarios o los avatares de la vida misma. Con mantel o sin mantel, con cofia o sin ella, todas nos hemos tenido que enfrentar a la misma pregunta traducida a miles de lenguas enfermeriles conocidas: ¿Tú prefieres primer o segundo turno de café?
Es aquí, queridas mías, donde os hago llamar la atención para que reflexionéis cuidadosamente vuestra respuesta. No es cosa de broma. Se han derrochado pergaminos y tinta a raudales hablando de lo que constituye la esencia de la vida. Filósofos sesudos y difíciles de comprender han debatido una y otra vez durante siglos acerca de dudas existenciales tales como: ¿quiénes somos?, ¿de dónde venimos?, ¿adónde vamos?…Menos mal que llegó un día el amigo Descartes y planteó su duda cartesiana. Se le ocurrió buscar una verdad de la que se tuviera absoluta certeza. Y encontró una: “Pienso, luego existo”
En el caso de las enfermeras la duda cartesiana podría formularse como: “tomo un café, y tras ello, existo”. Sin cafeína o teína no nos es posible funcionar, lo sentimos. ¡Aviso a las castas superiores! Intentar limitar la ingesta de café puede conllevar peligros en el servicio.
No dejéis al azar, como si no tuviera importante, la resolución de esta duda cartesiana enfermera. Porque el decidir si eres del primer o segundo turno de café, no es una elección simple. Si acaso lo dudabais aquí lo queremos dejar claro, es una decisión trascendental (y a veces incluso definitiva).
No os dejaremos solas en este difícil proceso decisorio, sino que a continuación, os explicaremos detalladamente ciertas leyes y connotaciones que acompañan la elección de uno u otro turno:
- Axioma mayor de la duda cartesiana enfermera: ¡Se ruega máxima atención! Si al preguntarte que prefieres dices, “me da igual”, eso significa invariablemente que quedarás para el segundo turno. No pienses que tienes ninguna oportunidad de salir en el primero si dices esta sandez. Enseñanza vital: ¡si quieres uno, di uno!
- Quien lanza primero la pregunta al grupo de enfermeras que se encuentran en el control tras el pase de visita, es el más ansioso por tomarse el café. No os dejéis engañar, muere por la cafeína y por eso quiere zanjar la cuestión lo antes posible. Si os dice que le da igual… ¡miente!
- El café puede ser preparado por la persona más madrugadora que entra a trabajar en el servicio. En ese caso, si es inteligente, dejará preparada la cafetera pero sin encender el botón en modo “on”. De otra forma, en el tiempo invertido en contar el parte os encontraréis que el café ha desaparecido… ¿duendes del hogar? ¡Noooooo! Seguir la estela olorosa de café….os guiará hacia la sala de los médicos (si no queréis herir sensibilidades (me refiero a las vuestras), no preguntéis si han pagado la cuota del café del mes)
- En el caso de ser, casi todo el personal de enfermería, vetusto (aquí podemos utilizar otros términos como “viejuno”, “vieja gloria”, “calandraca”, etc.), saca el cuenco de palomitas y prepárate para presenciar la segunda parte de “Duelo de titanes”. Verás una negociación y regateo digna de un mercado en Estambul. Escucharás también justificaciones para poder salir el primero, de lo más variopintas. Si la cosa queda en tablas se apresurarán a cortar papelitos que serán usados en un sorteo. Decorados con tacitas de café o caras tristes con lagrimita solitaria. Invariablemente siempre hay un suertudo al que le toca siempre el papelito con la taza de café. Se ruega tener buen perder y aguantar estoicamente hasta el segundo turno.
- El primer turno siempre es más largo. Es duro de asimilar, pero cuanto antes lo sepáis mejor. En el turno de mañana porque a todos nos cuesta ponernos en marcha, el de la tarde, porque siente deseos de charlar o invierte ese tiempo en la comida, y el de la noche extiende el tiempo para que el turno no se haga tan largo. El segundo…cortito, ¡como el café! Si os da la impresión de que llevan una hora desayunando, nuestro consejo es que dejéis de mirar los relojes. Para no sufrir…
- Si hay alguna sobra apetitosa del turno o turnos previos, desaparecerá en el primer turno. El personal de enfermería (y a veces otra vez los duendes del hogar) se abalanzarán sobre el último trozo de tarta o queso del pueblo, traído por fulanita o menganita.
- El segundo turno de café encontrará casi siempre un gran bol de patatas/palomitas vacío, salvo por la solitaria presencia de una patata rancia, unas palomitas requemadas o los granos de maíz que han quedado sin hacer. Esto tiene un mensaje claro, que no es por cierto, “te hemos guardado algo”, sino… ¡lo lava el segundo turno! Se aconseja en este momento respirar profundo y agarrar la esponja y el “Fairy”. No descartamos la posibilidad de tener también que recoger el despliegue de medios extendida por toda la mesa, más los manchurrones de paté, aceite, etc. Sobre todo si ese día sólo has tomado un café solitario. Tocará también secar y guardar toda la loza, por descontado.
- Se espera que el personal de enfermería novel respete las canas y ceda el primer turno a los veteranos (“como mandan los cánones”) ¡Ojo al parche! Intentad aguantar la presión y aprender a negociar. Frases como: “Si no os importa me gustaría salir en el primer turno si es posible…”, se juzgará educado e incluso, podrás ser mirado como digno contrincante del “Juego de Tronos” del café.
- No penséis por lo anteriormente afirmado, que el segundo turno no conlleva ciertas ventajas. Ya os lo dijimos desde el principio. Es esencial pensar cuidadosamente la elección. Hay especímenes enfermeros veteranos, que prefieren siempre segundo turno. Tampoco en este punto, hay que dejarse llamar a engaño. Esperará tranquilamente charlando con su compañera hasta la llegada del primer turno y no se apresurará a asear a sus pacientes. Cuando llegue de tomar el café, se encontrará aseada a casi toda la unidad y sólo quedarán sus pacientes por levantar. No os sorprendáis si os parecen los más deportistas o trasnochadores. Se han detectado un porcentaje elevado de alérgicos a la esponja en este tipo de turnos.
Y ahora, queridas compañeras, recién ingresadas en las filas de esta apasionante profesión, ya tenéis la información precisa para pensar concienzudamente vuestra respuesta. Aconsejamos, encarecidamente, no anclarse a uno u otro tipo de turno. El estudio antropológico ha demostrado que la estancia en diferentes hábitats son las que traen mayor aprendizaje y enriquecimiento personal. Adentraros en los dos, observar y elegid…
¿Tú eres de primer o segundo turno? ¡¡¡No me lo digas!!! La duda cartesiana nunca te abandonará en tu vida enfermera. Me pregunto si Florence Nightingale o la Henderson eran de primero o segundo… ¡de primero fijo!
- Bioética y dignidad
- Luz bañada de luz
Que decir!! Que aunque pase el tiempo, siempre depende de con quien trabajes seras del primero o el segundo!! Hay cosas que sin asi y punto!!
Gran reflexión Ana! Me ha encantado!!! La mas lista la jefa!! Yo también quiero los dos!!!
Hola Marisol
Gracias por tu comentario. Estoy de acuerdo en que el factor determinante de elección es ese «depende» en cualquier caso, hay turnos de café antológicos en los que se puede compartir risas y buenos momentos
Evolución histórica de mi turno: empezé siendo del segundo (como todas) con los años empiezas a obtener algunos dias el primero, de mayor el primero casi siempre, y ahora….supervisora ¡no hay mejor empleo de tiempo y más productivo que compartir el café con tus compañeros enfermeros siendo supervisora¡ el esfuerzo … hay que quedarse al primero y al segundo, ¡para que evitar celos¡ Ya decia yo que esto de ser supervisora tenía algunas ventajas.
Hola Mar
Gracias por leer la entrada y comentarla. Creo que casi todos los enfermeros que ya van teniendo años de experiencia siguen esa misma evolución. Sin duda el poder disfrutar de los dos turnos es una ventaja, y también una oportunidad de compartir un buen momento con todo el personal (si no agobiamos a preguntas y peticiones, claro)