No nos conocemos en persona, pero a pesar de eso, contigo existe una sensación ciertamente irreal en las conexiones vía online. Eres capaz de atravesar esas redes de lo invisible para hacerte cercana. La primera vez que supe de ti fue a través de la noticia de la publicación de tu libro, “Sanatio”. El argumento resultaba muy atrayente para mí, amante de la novela histórica y de la literatura en general. Pero el verdadero choque llegó cuando al visitar tu blog, tuve la certeza de encontrarme ante la presencia de una mujer notable. De esas que sacuden a los que se encuentran a su alrededor por ser como un núcleo atómico, rodeado siempre por nubes de electrones enamorados de él por la fuerza de un amor electromagnético. No sólo eras escritora, leí, sino también enfermera, licenciada en Geografía e Historia, Máster en Ciencias Políticas y Derecho Sanitario…Esos títulos hablaban mucho de tu búsqueda vital y tu tesón. Los que hemos emprendido el camino de estudiar más allá de la frontera estrictamente profesional, entendemos su implicación, la riqueza y el crecimiento que se logra, pero también el coste.
Me preguntaba cómo sería la Lola en cuerpo y sangre, la real, la que se alegra y se entristece, la que disfruta de una buena lectura, la que se enfada por los desastres y noticias que se van desgranando en la red (y que tú te apresuras a retwittear con indignación, para que los demás también nos enteremos) De repente el 4 de Julio leí la noticia de tu propia mano, habías dado el paso de ser donante en vida. Tu labor como enfermera y cuidadora durante años de una persona querida con ERC, te ha hecho ser testigo y parte de lo que supone vivir dependiente de una diálisis, y las dificultades que esto entraña. Este hecho te conmovió. En el diccionario “conmover” es un verbo que significa “provocar en una persona pena y dolor, la desgracia o sufrimiento que padece otra”, y también “sacudir o alterar una cosa, especialmente no material”. Lola, has sido capaz de mostrarnos que en este mundo también es posible sacudir y alterar. Transformar la vida de los demás es factible a través de la donación en vida. Tú además nos muestras que ese camino de donación, de regalo de ti misma, es posible también para nosotros si encontramos la valentía de seguir tus pasos.
La narración de tu experiencia ha nacido con un poder extraordinario: despertarnos de la indiferencia. Ese estado emocional que impregna cada uno de los recovecos de nuestra sociedad, invitándonos incansable a ser autistas emocionales ajenos al sufrimiento de los demás. Esta indiferencia es la que nos enseña, pacientemente, a no tomar decisiones, a no ser capaces de ser críticos, a no ser capaces de pensar. A construir lo que Hannah Arendt llamaba la “puerta del mal”. En tu blog nos dices que “Nada me es indiferente”, y efectivamente, siendo consecuente con este pensamiento, has hecho real esta reflexión a través de hechos concretos. El futuro no nos ha sido prometido, sino que debemos ser nosotros los que lo cimentemos a través de una vida con sentido, como la tuya.
Querida Lola, en el libro sagrado judío, el Talmud Yerushalmi, en la Mishnah, se puede leer en una de sus partes: «Kol hamekayem nefesh ahat, keilu mekayem Olam male», que significa “Quien salva una vida, salva al mundo entero”. No sólo, en un gesto de amor sin barreras de sangre, dolor, sufrimiento y noches en vela, has salvado una vida, sino quizás la de todos nosotros. Gracias por ser diferente y única.