NIGHTINGALE & CO
Nightingale&Co es un blog de carácter personal, formado por un grupo de profesionales sanitarios preocupados por el cuidado integral de las personas, y cuyo compromiso se centra en aportar una visión reflexiva donde la experiencia y los diferentes puntos de vista de los profesionales implicados en los cuidados, puedan servir para mejorar la calidad en la asistencia profesional basada en la evidencia.

Aprendiendo a cuidar

 

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 Escrito por Beatriz Mateos Núñez. Alumna en prácticas TCAE  

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Hace unos días, mi coordinadora de prácticas Alicia García Peso, me brindó la oportunidad de poder participar en este blog, contando mi experiencia como auxiliar de enfermería en prácticas en el Hospital Universitario de Fuenlabrada.

Si me preguntáis porqué razón elegí ser auxiliar de enfermería la respuesta es muy sencilla: para poder ayudar a otras  personas que realmente necesitan apoyo y cuidados en cualquier etapa de su vida, especialmente, durante  la enfermedad.

Veréis, inicié mi primer rotatorio de prácticas en la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI), donde viví una experiencia estupenda. Y tras mi paso por esta Unidad tan especial en muchos aspectos, considero que he aprendido mucho, llegando a  apreciar la evolución de cada paciente, desde que ingresa en el hospital hasta que es dado de alta.

Al comienzo de mis prácticas clínicas, me invadía una mezcla de sensaciones entre las que siempre predominaba la angustia de pensar, ¿y si no valgo para esto?… no podéis imaginaros el miedo que sentí al entrar en la UCI por primera vez acompañada de mi coordinadora, ya que, además del temor a lo “desconocido”, un único pensamiento inundaba mi mente: “ahora es cuando de verdad empieza mi experiencia laboral”.

A pesar de esto, poco a poco fui progresando, llegando a sentirme satisfecha con mi trabajo, sintiendo la capacidad y la suficiente autonomía como para poder cuidar por mí misma a un paciente crítico. Descubrí “el trabajo en equipo”, una de las cosas que más me gustó de este servicio, la gran compenetración que tenían todos los profesionales y me sirvió para aprender de manera global, todos los cuidados necesarios que se brinda al paciente crítico.

 Desde aquí, quiero dar las gracias a todo el personal sanitario que forma parte de la UCI, por haberme enseñado todo lo que sé y transmitirme sus amplios conocimientos.

Continué con las prácticas y mi segundo rotatorio las llevé a cabo en la planta de hospitalización 3D: Ginecología y Obstetricia. En esta ocasión, me sentí acogida desde el primer momento por todo el personal, cosa que me facilitó el poder conocer todos los cuidados necesarios que hay que llevar a cabo con las puérperas, los recién nacidos e incluso, con personas intervenidas de  mastectomías e histerectomías.

Gracias al período de prácticas he podido observar  las diferentes situaciones vitales que se producen día a día en un hospital: desde una persona en estado crítico en la  UCI, hasta el milagro de la vida que se puede observar en obstetricia con el nacimiento de un bebé.

Estos dos rotatorios me han permitido además ver las diferentes formas de cuidado, cuidados individualizados en cada situación y contexto, según las necesidades de cada persona. Mientras que en la UCI los cuidados van encaminados a restaurar el estado de salud del paciente, favorecer confort del mismo o proporcionar una ayuda total o parcial  para que puede completar sus autocuidados;en el área de  Maternidad van más encaminados a la instrucción y enseñanza de las pacientes que están adaptándose a su nuevo rol de madre.

La verdad es que fue un cambio bastante brusco, pues pasé del “dinamismo” y “estrés” de la UCI, donde sabes que la vida del paciente está en tus manos al “agobio” que trasmiten las madres primerizas, al enfrentarse al cuidado de un recién nacido.

Ahora, después de los tres meses que han trascurrido, considero que he vivido una experiencia estupenda, he aprendido muchos conocimientos y espero poder encontrar trabajo pronto para ponerlos de nuevo en práctica.

Una vez finalizadas las prácticas, puedo responder a la pregunta  que me hacía inicialmente ¿y si no valgo para esto?… Satisfactoriamente, puedo decir que si, ya que ahora sé que de verdad estoy capacitada para ello y me hace sentir realizada como persona y como profesional.

No quiero terminar estas líneas sin dejar de agradecer a mis tres coordinadoras el excelente trato recibido. Espero poder seguir recorriendo camino y seguir adquiriendo más conocimientos.

 

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Queremos expresar nuestro agradecimiento a Beatriz Mateos por su desinteresada aportación al blog, contándonos su experiencia como alumna en prácticas y desde aquí desearle mucha suerte en su nueva andadura en el mundo del cuidado y en su vida profesional. ¡Gracias Beatriz!

 


La experiencia de sufrir mobbing.

Me niego a que abusen de mí

Cada uno tomamos nuestras decisiones y son estas las que hablan por nosotros.

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Con estas palabras introduzco una reflexión sobre el acoso laboral conocido como mobbing, este acoso consiste en que un hostigador u hostigadores conducen a producir miedo, terror, desprecio o desanimo en el trabajador. El uso de la violencia psicológica puede ser entre compañeros (acoso horizontal), de sus subalternos (vertical ascendente) o de sus superiores (vertical descendente). Cualquiera puede ser víctima del acoso laboral.

Con el nuevo código penal por la ley orgánica 5/2010 de 22 de junio, se castiga el acoso laboral.

Art.173.1 “El que infligiera a otra persona un trato degradante, menoscabando gravemente su integridad moral, será castigado con la pena de prisión de seis meses a dos años. Con la misma pena serán castigados los que, en el ámbito de cualquier relación laboral o funcionarial y prevaliéndose de su relación de superioridad, realicen contra otro de forma reiterada actos hostiles o humillantes que, sin llegar a constituir trato degradante, supongan grave acoso contra la víctima.”

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El alto paro que llevamos arrastrando durante los últimos años ha hecho que tener un puesto de trabajo sea un tesoro y no se pueda prescindir de un sueldo prolongándose el acoso durante meses o años.

En un principio el acosador busca las debilidades de su futura víctima intentando hacer suyo lo que tiene de más, esto puede ser su éxito social, su buena fama, inteligencia, apariencia física… en esta fase el acosador aún no ha manifestado su gran potencial violento. Con la aparición de un conflicto por diferentes opiniones o fricciones personales la relación sufre un brusco cambio negativo, las partes intentan defender sus puntos de vista y una de las partes inicia una estrategia para oprimir al otro, en este punto aparece el mobbing, en muchos casos por una mala resolución del conflicto se llega al acoso laboral.

Es entonces cuando la parte más fuerte adopta actitudes molestas para la otra, son sutiles e indirectas  buscando el apoyo de algunos miembros de la plantilla a través de comentarios o críticas destinadas a desacreditar y castigar a la víctima por su insumisión con insinuaciones de posibles represalias a los “no seguidores”. El entorno laboral es muy importante y su respuesta determinará rápidamente el fin o la implantación del acoso.

Con el tiempo el acosador utiliza actitudes de aislamiento o ataque más directo, con ello consigue que la organización le consienta los ataques siendo su objetivo que la víctima vaya perdiendo sus mecanismos de afrontamiento, de defensa o de lucha.  Llegado este punto la empresa se da cuenta de la situación e intenta actuar, normalmente identificando a la víctima como problema haciéndola culpable y evitando asumir su responsabilidad. Incluso si la víctima lucha contra las injusticias y el comportamiento anómalo del acosador este hecho será interpretado como una actitud negativa.

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El objetivo del acosador es que la víctima desaparezca del ámbito laboral como represalia final a su falta de sometimiento.

Una reacción habitual al acoso laboral es la ira y la rabia, el acosador tiene a su merced al acosado. Cuando la víctima rompe la cadena que le lleva a reaccionar con ira, frustra las intenciones del acosador.

Podemos canalizar esta ira y frustración aceptando la impotencia que uno siente ante situaciones sobre las que no tiene ningún control ni tiene alternativa.

Entendiendo que no se puede cambiar el comportamiento del perverso acosador.

Todo ello resulta muy difícil casi tanto como librarse de la rabia, pero es fundamental hacerlo, ya que la rabia es como un veneno que llevamos por dentro y nos va matando lentamente.

Aceptar que tenemos el control sobre nuestras emociones, pero no así sobre los perversos ataques y estrategias del acosador laboral.

El acosador solo vence de verdad cuando dejamos que entre en nuestra mente y que afecte a nuestras emociones, puede hacer que nos despidan pero tras el trabajo está nuestra vida y la de las personas que queremos y eso es lo más bonito que tenemos, no podemos permitir que seres perversos motivados por la envidia  y la codicia inunden nuestra alma con odio e ira, entrando de ese modo en su juego.

Siento pena por ellos, yo me niego a que abusen de mi.

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Fuentes:

Boletín oficial del estado (BOE).

Marina Parés. Fuente: www.acosomoral.org

www.mobbingmadrid.org

Wikipedia.


La Enfermería del Trabajo: Especialidad enfermera

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Begoña García Ramírez . Graduada y Diplomada en Enfermería (Universidad Complutense de Madrid, 1996), Especialista en Enfermería del Trabajo. Técnico Superior en Prevención de Riesgos Laborales, con las especialidades en Seguridad en el trabajo, Higiene Industrial, Ergonomía y Psicosociología  Aplicada. Máster Universitario en Gestión de Servicios de Enfermería y diversos programas postgrado relacionados con su profesión. Secretaria general de la Asociación madrileña de Enfermería del Trabajo.

En la actualidad trabaja en un Servicio de Prevención Propio de una empresa multinacional, siendo la responsable del Servicio Sanitario.

Pero…. ¿Qué es eso de la Enfermería del Trabajo?

Si os soy sincera, esta es mi primera experiencia de colaboración en un blog, todo empezó un buen día al recibir un correo de una gran amiga y colega de profesión Sara Lospitao. Me comentaba que, junto con un grupo de compañeros, habían decidido abrir un blog sobre Enfermería y…. ¡SORPRESA!, Sara me hizo una invitación muy especial….participar y hablar  de la Enfermería del Trabajo en dicho blog. ¡Claro que sí! ¡Cuenta conmigo!, que mejor forma de dar a conocer un poco más mi especialidad a colegas y amigos.¡¡ Gracias por la oportunidad!!

¿Qué es la Enfermería del Trabajo?, ¿Cuáles son vuestras funciones?, éstas y muchas otras preguntas  son las que tengo que contestar a familiares, amigos y colegas, cuando les digo que soy Enfermera y que mi trabajo no lo desarrollo ni en un hospital, ni en un centro de salud.

Y entonces…. ¿dónde trabajas?, “pues…, soy Enfermera del Trabajo en una empresa multinacional dedicada al sector del comercio…”, les contesto, en ese momento es cuando se produce un gran silencio, me miran con cara “rara”  y me preguntan…… ¿pero, eso qué es?

La verdad es que tengo que reconocer, que yo tampoco había oído hablar de la enfermería del trabajo durante mis años de formación en la universidad, pensaba que mis únicas salidas profesionales eran trabajar en un hospital o centro de salud, pero un buen día, descubrí, por aquel entonces, la Enfermería de Empresa, me quedé tan “enganchada” a ella, que llevo más de 10 años desarrollando mi carrera profesional en este ámbito.

Nuestra población diana son las personas trabajadoras y es curioso, en España somos aproximadamente 17,5 millones de trabajadores y fíjate! , la mayoría de éstos no conocen quién es la enfermera del trabajo de su empresa, cuales son sus funciones y en que le pueden ayudar, para evitar lo anterior, personalmente, además de desarrollar mis funciones, enseño, a trabajadores y empresarios cuales son mis competencias como especialista,  esta es la única manera de dar a conocer la especialidad y con el día a día conseguir y mantener el prestigio que nos merecemos.

Bueno, ¡pues manos a la obra!, en esta primera entrada os voy a dar respuesta a algunas de las preguntas que me hacen con más frecuencia :

¿Qué es la Enfermería del Trabajo? , “Es una especialidad enfermera que aborda los estados de salud de los individuos en su relación con el medio laboral, con el objeto de alcanzar el más alto grado de bienestar físico, mental y social en la población trabajadora, teniendo en cuenta las características del trabajador, del puesto de trabajo y del entorno socio-laboral en que éste se desarrolla “.  En este momento, no puedo evitar hacer una pequeña reflexión, fijaros bien… por nuestras manos pasa toda la población activa del país (sanos y enfermos), luego, existe una  labor importantísima del Enfermero del Trabajo y es la de promover, proteger, prevenir y restaurar la salud de la población trabajadora con un enfoque laboral y comunitario. Claro!, pero….. ¿Somos suficientes enfermeros del trabajo para toda la población activa de este país?, ¿no creéis que lo idóneo sería que se fomentara dicha especialidad y conseguir unos trabajadores más sanos, con mejores condiciones de trabajo y por tanto más productivos?

Puff!! creo que lo he vuelto hacer… me estoy metiendo de lleno en un charco ¡!…., ya hablaremos en otro momento de estas y muchas otras cuestiones cuyas respuestas son bastantes polémicas…. (Aviso a navegantes…), no quiero en mi estreno, empezar muy “heavy”, si os parece bien, continuamos con las preguntas que  habíamos planteado al principio y Dios dirá…

Y… ¿Qué competencias tienen los Enfermeros del Trabajo?, las competencias se agrupan en cinco áreas: Docente e investigadora, gestión, asistencial, preventiva y legal/pericial.

¿Dónde puede trabajar un enfermero especialista en enfermería del trabajo?, pues podemos desarrollar nuestra labor en servicios de prevención de riesgos laborales, servicios sanitarios de empresa, unidades relacionadas con el medio laboral, entidades con competencias en prevención de riesgos laborales, centros de docencia e investigación en salud laboral y enfermería del trabajo, servicios de salud medioambiental…

Esto ha sido una pequeña introducción en el mundo de la Enfermería del Trabajo, espero volver pronto y despertar el interés por esta especialidad… puede que alguien se anime!!

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El poder de las palabras

La cara de Marisa es el fiel reflejo del tiempo. Arrugas calladas en pelo blanco, labios ya no definidos y ojos cansados de mirar al techo de la habitación. Sus manos apoyadas en el pecho muestran reflexión, tensión, incredulidad, confianza…Los rizos perdidos encuadran la frente y las mejillas mientras en la almohada algún que otro mechón de pelo ha sido depositado como el otoño tempranero que todavía no ha llegado.

– Buenos días, ¿ qué tal estás?,¿ cómo has pasado la noche?, ¿ estás preparada para disfrutar del día de hoy? ¡Vamos a intentarlo!…

Es muy complicado poder expresar lo que sentimos a través de las palabras que vamos construyendo en nuestra conversación. Ya sabemos que muchos de nosotros, planteamos la otra posibilidad, destruir; pero esta entrada quiere centrarse en las palabras que construyen, que edifican, que tienden la mano y te acogen, que te mantienen  en lo más alto de la cima y se convierten en cuerda cuando el pozo te atrapa. Las palabras tienen ese poder, sueñan contigo cuando les cuentas lo que significan tus sueños. Tienen el poder de los minutos y de las horas, son el recuerdo de tu ayer y la posibilidad de mi mañana.

El hospital, por definición, es un lugar agresivo donde la persona no elige estar en la mayoría de las ocasiones. Las técnicas que realizamos en muchas ocasiones agreden lo más íntimo de cada uno de nosotros, nuestra intimidad. Las paredes asépticas y los techos ajenos de las habitaciones permiten a la persona reencontrarse con la soledad del que se queda en un lugar que no es el suyo y, sin embargo, ha de permanecer en él como cautivo en su torre de marfil.

Abrir una puerta es mucho más que el acto físico de entrar en el reino prestado del otro. Es obligar a aceptar que alguien se introduzca en él y se adueñe de determinadas áreas que creía la persona como propias. Abrir la puerta es expresar el sentir y la mirada del “ya está”. Es levantar las rejas del portón y tender el puente levadizo para facilitar el acceso siempre que alguien pasa y pregunta.

Pero la llave que permite todo eso, es la palabra. Es el saludo,  la cuestión,  el ánimo dado, es la sonrisa esbozada a través de la boca,  la entrega de la mirada curiosa y cariñosa a través de un ruido proyectado al exterior,  el acompañamiento,  la mano cogida,  el susurro alerta,s la llamada de atención, el cobijo y también la reprimenda. Es la llamada a las armas y  la entrega del trofeo. Ese poder sólo una palabra puede tenerlo.

Como decía al principio, las palabras edifican y hacen que las personas crezcan. Invitan a recorrer pasillos poco frecuentados y  descubren las posibilidades que se tienen y que han de ser puestas en marcha para poder continuar. Te ayudan en la elección de las armas de lucha y te dicen “sigue adelante” cuando te sientes flaquear.

Las palabras se dicen, pero también se escuchan. Se vocalizan pero también pueden ser escritas. A veces son rígidas y, en otras, sólo plantean alternativas. Las palabras son una herramienta enfermera poco usada en nuestros tiempos.

Creo que la enfermería ha de volver a hablar con las personas. Descubrirlas en su ser y trabajar para que la persona sea la protagonista del proceso y no la enfermedad. Una palabra de ánimo y cobijo, estoy convencido, de que, en muchas ocasiones, forma parte del tratamiento tanto como el mejor de los fármacos.

Muchos podréis pensar que a Marisa, la banalidad de la frase no la va a solucionar el problema. Pero, mi planteamiento es otro. Ya sabemos que la enfermedad está ahí, ya sabemos que un mechón de pelo caído no es nada agradable de ver y, mucho de menos, de sentir. Los hechos, son los hechos. Ahora bien, ¿por qué no invitarla a sentir que el día de hoy puede ser bueno comenzando desde ya, desde este momento?. Yo estoy contigo, no estás sola. Hagamos que este día sea lo mejor posible.

 

– ¡Trato hecho!.

– Pues a comenzar, compañera.

 

 


Los Santos Inocentes

 

 

 

 

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Cuenta la tradición bíblica  que cuando el rey Herodes se enteró de la noticia del nacimiento del nuevo Rey de Israel, Jesús, y temiendo el declive de su poder,  ordenó la matanza de todos los niños menores de dos años en Belén y sus alrededores. Por este motivo, el día de los “Santos Inocentes » tiene como fin rememorar  a las muchas almas inocentes que se perdieron esa noche. Por mi parte aprovecho también la festividad para declarar públicamente: Herodes, ¡Soy fan! Esos viajes largos en tren, autobús y avión con niños chillando, corriendo, dando patadas en el siento de delante mientras que sus padres disfrutan de la lectura plácidamente en su asiento…que filón tendrías en el transporte público, ¡te lo digo!

Opino que los españoles destacamos entre otras cosas por nuestro cariz bromista (en muchos casos no del mejor gusto). El día 28 de Diciembre supone para muchos la posibilidad de ver en esta celebración un medio catártico para hacer sus sueños realidad y gastar bromas orquestadas minuciosamente como venganza a las sufridas en ocasiones anteriores. Los medios de comunicación  también harán bromas o tergiversarán  su contenido de tal modo que la información parezca real (¡Matías Prats!, echaremos de menos tu gracejo a lo John Wayne con mirada de “os lo habéis tragado”).  Pero sin duda alguna, la broma socialmente más popularizada  en el día de los Santos Inocentes consiste en colocar un monigote blanco en la espalda (apresúrense en encontrar el emoticono correspondiente para su wassap)

Pasado el día de los santos inocentes, y esperando que no se hayan portado muy mal con vosotros, les quiero narrar lo que para mí ha sido toda una experiencia, en la que  me he sentido una santa inocente, o  más bien una pobre inocente…Por eso quisiera decir antes que nada, que todo lo que aquí consigno está basado en hechos reales y con un gran respeto hacia los profesionales sanitarios. Crucé el otro lado…y viví la experiencia de  saber lo que se siente siendo paciente

Hace relativamente poco acudí a mi hospital de referencia donde tenía que ser intervenida quirúrgicamente y ser tratada como un 28/más…

Ese día acudo obedientemente a la hora señalada, juntos con mis familiares, y nos hacen esperar hasta que todos las personas citadas lleguen. Cuando todos aparecen, el personal de recepción (un chaquetilla verde) muy amable nos reúne a todos cual rebaño y pide que le sigamos. Si cada paciente tiene cuatro acompañantes por los menos y somos 10 pacientes, hagan cálculos…la aglomeración que se forma en la sala me hace recordar a los mejores momentos del show de Cortylandia en diciembre o a ese tour que hice en Italia en el que intentábamos seguir a nuestra guía que llevaba un paraguas con una ridícula flor en lo alto. En este caso, nuestra guía lo que lleva son las carpetas con nuestra información médica mientras nos carea por los corredores del hospital

Después de avanzar por varios pasillos, llegamos al hall y nos encontramos con el  primer problema. La “chaquetilla verde” nos informa que el  grupo debe dividirse y los pacientes deberán ir en un ascensor y los familiares en otro. El rebaño se mira y la necesidad gregaria puede con nosotros, es decir, no la hacemos ni caso. Subimos todos a la vez al ascensor y lo bloqueamos. Los ojos se achican vigilando  sospechosamente a los más sobraditos de kilos y calculando porcentajes calóricos de los montaditos y cervezas del fin de semana. Pero finalmente el ascensor transige y nos sube hasta la tercera planta.

Una vez allí el personal de enfermería nos recibe amablemente,  y mientras nos asigna habitación (que compartiré con una compañera), nos van realizando una serie de observaciones:” No usen el armario porque no es su habitación definitiva”,” quítense  toda la ropa” y “póngase el camisón”, “se pueden tumbar en la cama”. No hay nada como ponerse el camisón para sumergirte de lleno en tu nuevo papel. Sin haber sido siquiera intervenido el vestir el camisón tiene el poder de hacerte sentir indefenso. El sentir las corrientes de aire en tu trasero te otorga la experiencia de percibir un nuevo sentido de la palabra humillación.

Cuando llevo un rato en la habitación me doy cuenta que mi compañera de habitación hasta ese momento, es un poco “rarita” y rezo para que no me toque en el postoperatorio. En primer lugar, pide  hablar insistentemente con el anestesista porque duda si operarse o no; después llama al pater para rezar una oración antes de la intervención del porsi. ¿Se les ocurre alguna forma más para dilatar la marcha a quirófano? Le informo que es esencial ducharse con un jabón antiséptico marca X frotándose enérgicamente y marcarse con un rotulador indeleble la zona que debe ser operada (porque ya saben que se cuentan historias de gente que va a operarse una cadera y le ponen la prótesis a la sana). Me mira mal pero manda al marido a las galenas del hospital y se pasa 30 minutos en el baño. Sale con un agradable tono langosta y yo me siento más Garfield que nunca. Pero interiormente me digo que es muy serio esto de operarse como para que a última hora decidas hacer tantas tonterías, con el debido respeto…A mí me daba vueltas la cabeza…

Pasa el tiempo lentamente y a mí no me llaman…pero finalmente llega la hora de salir al ruedo. Aparece una celadora que empuja mi cama por los pasillos  mientras mi familia me acompaña hasta la zona permitida. santos inocentes3Me despido de ellos,  y la celadora me “aparca” en un pasillo anexo al quirófano. ¡Vaya trasiego de gente se observa desde allí! Pero nadie se dirige a mí y no puedo reprimir  tener ciento sentimiento de aislamiento  al ser ignorada por tantas personas. Por fin un anestesista se acerca a mí y se presenta mientras sigo en el pasillo, y a él le siguen  el ginecólogo intervencionista y  la enfermera circulante¡ Soy visible de nuevo para todo el mundo! Claro, ya llega mi hora,  por eso me introducen en el quirófano, me cambian a la mesa, canalizan una vía, me aplican oxígeno y …no logro recordar nada más hasta que desperté en la URPA…

No se que hora podría ser, pero cuando logré abrir  los ojos me encontré en un sitio oscuro. Tumbada, monitorizada y con dolor, a mis pies, en otras  camas,  se encontraban dos hombres (uno roncaba y otro insistía incansablemente sobre su necesidad de levantarse)…

Las enfermeras entre tanto no paran de cambiar sueros. El  “clin, clin, clin,” del  cristal delata su paso. Una auxiliar decide comprobar el nivel de llenado del bio-contenedor de desechos punzantes, y para ello lo agita como si se tratara de sus nuevas maracas. Como parece que no está lleno del todo y puede aprovecharse algo más, agita unas cuantas veces más para hacer hueco…, con el correspondiente ruido que rompe  el silencio de la noche. Pienso en ese momento, cuando estoy dolorida por todos lados y agotada de la cirugía, si cuando yo estoy currando hago tanto ruido. Si es así no me extraña que los pacientes se desorienten y se despierten. No somos conscientes  que durante la  noche es importantísimo procurar el descanso total de los pacientes y hacer el mínimo ruido posible…

 

Al día siguiente después de asearme y cambiarme de sábanas, pasa mi familia  a verme y rompo a llorar por lo mal que me siento  en esos momentos. El ver las caras amadas preocupadas por mí me conmueve y no puedo soportar tanta emoción. Menos mal que la visita médica trae buenas noticias: me trasladan a planta. Un celador muy amable que es férreo defensor de mi independencia personal, insiste en que me cambie de cama yo sola, sujetando a la vez los drenajes y sin que  el camisón se deslice inconvenientemente , mientras el me contempla parsimoniosamente y me dice que lo haga sin prisa pero sin pausa… Al llegar a la habitación noto que un golpe de suerte me ha acompañado y la compañera tono de “langosta” no está esperándome contándome sus novedades.

Tras la presentación pertinente de las enfermeras y auxiliares de planta, me dejan un rato sola y me acomete la inmensa necesidad de  dormir. Pero comienzan  a llegar visitas que insisten en hablar conmigo, en darme consejos y a señalarme la importancia de que “orine la anestesia” y que tome yogures. ¡Si yo sólo quiero dormir, oigan!

Cuando logro echar una siestecilla y abro los ojos me percato de que tengo las manos hinchadas y en la muñeca izquierda siete, si, lo han leído bien, siete pinchazos que entiendo han sido intentos para canalizar una arteria (yo creo que el tercero ya era un mensaje del cielo, Sr. Anestesista, PD: ¡cambia de brazo!) Como recordatorio de la experiencia tengo dos hermosos hematomas en ambas muñecas. En ese punto de mi estancia hospitalaria, las visitas se me hacen insoportables y me marean.  Por eso permanezco con los ojos cerrados. No quiero ver a nadie ¿no se da cuenta la gente que cuando se está recién operado no tienes cuerpo para nada y lo único que quieres es estar tranquila para poder recuperarte cuanto antes? Las visitas serán muy bienvenidas tres días después y les tendré en mayor estima por comprenderlo.

Es en estas circunstancias, similares a las que he compartido aquí  con ustedes, al poner nuestro cuerpo y nuestra salud en manos de otros, cuando nos sentimos unos verdaderos inocentes. Menos mal que estamos tumbados y no nos pueden poner un muñeco en la espalda, que si no… aunque más de uno si que logramos sentir que lo tenemos puesto….

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Por todo lo demás sin incidencias y mejorando despacio en casa desde donde escribo estas palabras… Un saludo y ¡FELIZ AÑO NUEVO!


La Mesa de los Ausentes

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Ahí la tienen, la mesa del comedor dispuesta ya para agasajar a la familia en Nochebuena. Se ha sacado la mejor vajilla de la casa e incluso los anfitriones se han esmerado especialmente en la decoración. Desgraciadamente no se pueden implicar más sentidos al visualizar la imagen, porque seguro que de ser posible, nuestro olfato se deleitaría con intensos olores de manjares que se mezclan en la cocina y  van extendiéndose por todos los rincones de la casa. Los invitados quizás se encuentren todavía en sus casas, cambiando en el último momento de elección de corbata y poniéndose esa blusa que su madre le regaló por su cumpleaños.

En otras épocas, otras culturas, otras creencias, estaríamos igualmente convocados a celebrar el solsticio de invierno. Juntos nos enfrentaríamos a la noche más larga del año alimentando el fuego del hogar, con la esperanza de que el sol, invicto, triunfara sobre la oscuridad, y quizás de igual forma sobre la muerte.

Algo de este festejo ancestral sigue presente, aún hoy,  entre nosotros. Nos reuniremos  en torno a la mesa y sentiremos que el aliento de los seres queridos hará más fácil vencer al caos de la vida. Algunos de nosotros levantaremos el rostro para contemplar, atónitos, como el comensal que se sentaba usualmente enfrente nuestra ya no ocupa su silla desde hace años. Otros nuevos ocuparán posiciones en una  mesa adicional que ha tenido que prepararse apresuradamente ante la falta de espacio en la principal. La familia comentará apenada como es una lástima que Lucía haya tenido que hacer guardia en el hospital esa noche. Y la vecina, cargada de bolsas, me contará como en Nochebuena harán una especie de picnic en la habitación de la planta de geriatría donde su padre está ingresado; el Señor Manuel adora el guiso de cordero que prepara para la ocasión. Todos ellos ocuparán una mesa de la que están ausentes.

Si buceamos en nuestra memoria, muchos de nosotros hemos sido invitados a la mesa de los ausentes en algún momento de nuestra vida. Ahondo en esta idea y el sentimiento que brota en mí no sin cierto tinte de tristeza y nostálgia, es el de la gratitud. Pensando en todos ellos: los que me dejaron, los que me cuidaron, los que me siguen acompañando en el camino de la vida…me dejo llevar por la emoción  y murmuro: muchas gracias. Al agradecer, vuelvo a hacer presente los motivos que crearon en mí el afecto hacia aquellos a los que agradezco sentimientos, gestos, renuncias…Y sobre todo, me hago consciente de haber sido afortunada. Al agradecer, se comparte la alegría entre el agradecido y el que recibe el agradecimiento.

Este año, como hice ya en otros, iré a la fiesta vestida de blanco para cuidar a los que por su enfermedad faltarán en  su mesa familiar, convirtiéndome yo misma, de esta forma, en otra ausente. Pero será mi gesto sencillo de entrega y agradecimiento para aquellos que en otro tiempo y también de blanco, lo hicieron por mí y por mi familia.

Esa noche, al inclinar su rostro sobre el plato, deténgase por un momento y contemplen la escena que los rodea. Hagan memoria de lo vivido y reconozcan las veces en que necesitó y recibió con generosidad. Será una buena ocasión para mirar al otro y expresar con un simple gesto o de viva voz que le agradecen su presencia, su compañía, su preocupación. De esta forma será más fácil que el sol alumbre la oscuridad de la incertidumbre y sea posible contemplar un nuevo día.


Bajo el Sol de la Toscana

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En el corazón de Italia, el catedrático de simbología de Harvard, Robert Langdon se ve arrastrado a un mundo terrorífico centrado en una de las obras maestras de la literatura más imperecederas y misteriosas de la Historia: el infierno de Dante”.  Y yo… no puedo más que rendirme a su lectura, fascinada por mi reciente viaje a la Toscana y mi devoción por Dante Alighieri.

Este verano he vuelto a visitar la Toscana, esa  bellísima  e irreductible tierra italiana, patria de mecenas y cuna del máximo esplendor renacentista. Aquél día visitamos Pisa en la jornada de la  mañana y Lucca por la tarde. Lucca es una ciudad fundada por los etruscos  que llegó a ser colonia de Roma  en el año 180 a.de C. Por eso, aún se conserva  el trazado de sus calles romanas y la Plaza San Michele ocupa el lugar del antiguo foro.  Siendo conquistada por Napoléon Bonaparte en 1805.

Cada 13 de Septiembre, Lucca  se viste de fiesta. Es un fiesta con connotación mística y religiosa ,conocida como “La procesión de la Santa Faz “(Luminara di Santa Croce). La Santa Faz de Lucca es un crucifijo de madera colocado en una capilla, un crucifijo milagroso llamado “El Volto Santo” o “Santa Faz” .

El “Santo Rostro” será llevado en procesión desde la Basílica de San Frediano a la Catedral de San Martino. El recorrido de esta procesión se engalana con miles de velas, que adornan las fachadas creando una atmósfera casi mágica.

Nos intriga su historia y la leyenda que emerge de tanta solemnidad religiosa. El Volto Santo es uno de los tesoros más grandes de Lucca y son muchas las leyendas antiguas que explican los orígenes de este peculiar crucifijo que data del siglo XI. La Santa Faz ha sido venerada desde entonces, llegando a convertirse la ciudad de  Lucca en un  lugar de peregrinación de toda Europa.

El magistral Dante incluso hizo  mención a  la «Santa Faz» en su obra maestra “La Divina Comedia”, justo  en el Canto XXI del Infierno, en el quinto hoyo,donde tramposos, extorsionadores y corruptos están cumpliendo sus condenas sumergidos en pez hirviendo y torturados por demonios equipados con ganchos afilados. Lucca albergó a este genio poeta  durante parte de su exilio.

Pasamos la tarde visitando “la ciudad de las cien torres y las cien iglesias”. Tras los últimos rayos de luz, Lucca nos recibe  vestida de sus mejores galas y alumbrada por multitud de velas y antorchas que marcan la ceremonia. Acompañando a la procesión, todo un desfile de autoridades civiles y religiosas de la ciudad. Y entre tanta expectativa, aparecen ELLAS, las enfermeras voluntarias de la Cruz Roja, con su uniforme distintivo, sabiéndose soberanas de elegancia,haciendo gala de su compromiso en primera persona  con los  más necesitados y vulnerables. Humanitarias, pacientes, serviles….

Más tarde he sabido que el cuerpo de enfermeras voluntarias de la Cruz Roja Italiana se formó en Roma en el año 1908 en el Hospital Militar de Celio, bajo el patrocinio de la reina Elena de Saboya. Ese año participaron en la asistencia y ayuda en el terremoto de Messina .Además,durante la Primera y Segunda Guerra Mundial  estuvieron  presentes en los hospitales de campaña. Desde entonces, han recibido múltiples premios y reconocimientos por su gran labor humanitaria y altruista.

Es por ello, que cada año en la Procesión  de «La Luminara di Santa Croce» disfrutan de un lugar privilegiado, conocedoras de ese honor y del reconocimiento de ese estatus ganado humildemente.

Con gran admiración me acerco a ellas, y con un tímido chapurreo en italiano, las pido poder hacerme  una foto a su lado. Sus miradas muestran bondad y dulzura, en seguida, me rodean entre ellas como si fuera  una más, y se disponen  a mostrar su mejor perfil. Agachada, esperando oír el click de la cámara, digo para mí ….. aquí está el otro gran tesoro de Lucca: El cuerpo de enfermeras voluntarias de la Cruz Roja.


Las vacunas: ¿A favor o en contra?

¡YO VOTO A FAVOR!

Vacuna: Virus o principio orgánico que convenientemente preparado se inocula a una persona o a un animal para preservarlos de una enfermedad determinada[1].

El significado de la palabra vacuna ha evolucionado. Derivado de la palabra latín vacca,  que significa vaca. Hoy en día vemos cómo este término  se utiliza para denominar a una acción preventiva de gran repercusión en  la Salud Pública  e individual de la población.

Hace unas semanas,  visitando a una de mis amigas que ha sido madre hace poco, me preguntaba sobre las vacunas: “Pili , son caras, han sacado varias de calendario, otras hay que pagarlas ¿qué hago ?” Como amiga enfermera no dudé en contestar: “Vacúnale”. No me cabe en la cabeza que se cuestione  gastar un dinero en algo que protege a su hija más que cualquier  abrigo  que le  compre. Es algo elemental entender que al tiempo que crece, necesita más ropa porque le deja de valer ,de igual modo también aumenta el riesgo de contactar con  microorganismos a los que se enfrenta al entrar en contacto con el mundo que le rodea.

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En el momento que nos ha tocado vivir, la crisis económica, puede hacer plantearse una cuestión  así a las familias, cuando la vacuna no “entra” en el calendario oficial y la tengo que pagar de mi bolsillo (en el fondo todas las pago con mis impuestos….). Durante toda la tarde mi amiga me estuvo contando cómo en el centro de Salud, este asunto había sido un dilema en conversación con otras madres, “como hay que pagarla”, “… hay gente que dicen que no es preciso”….

Yo no soy ninguna experta en la materia pero siempre ha sido un tema que me ha gustado y he intentado estar al día, por lo que esto no me sorprende. Últimamente vengo  observando un aumento de declaraciones contrarias a la vacunación que, me ponen en alerta por las decisiones que se están tomando. No  es algo nuevo la presencia de movimientos de rechazo a las vacunas, puesto que estos aparecieron al mismo tiempo que  ellas[2], pero esta práctica ha llegado a ser una disciplina científica gracias a la evidencia epidemiológica, luego creo que no podemos despreciarlo. Puedo entender que los problemas económicos nos esté haciendo replantear la prioridad en los gastos que hacemos (es lo que toca en estos tiempos), hay familias que realmente lo están pasando mal, pero es una inversión para el futuro de nuestros hijos y  una protección indirecta para el resto de nosotros.[3]

Gracias a las vacunas la incidencia de enfermedades como la poliomielitis, la difteria, el tétanos, la tos ferina, el sarampión, la parotiditis, la rubéola,…, ha disminuido en las últimas décadas. La erradicación de la viruela o los progresos en la eliminación de la poliomielitis o el sarampión se deben a las vacunas[4] .2.images

Para evitar brotes de estas enfermedades se necesitan altas tasas de cobertura vacunal en la población, pero los cada vez más frecuentes movimientos antivacunas han producido un descenso de las coberturas,  encontrándonos grupos de población susceptible que facilitan la aparición de brotes y la muerte de niños por una enfermedad que hace tiempo debería estar  eliminada. En parte de occidente  se nos olvida, a veces, la situación que teníamos cuando estas vacunas no cubrían a tanta población. Sólo hace falta echar un vistazo a países con economías menos desarrolladas, donde la población no ha tenido acceso a vacunas como la de la polio y podemos ver las secuelas en la actualidad[5]

Yo no quiero entrar en demagogia, pero sí hacer caer en la cuenta de la importancia de las mismas[6]. Hablan de los efectos secundarios, que los tienen, pero, hoy en día cualquier pequeña intervención o medicamento que tomemos pueden tener también sus efectos secundarios no lo olvidemos.

No dejemos que razones no bien justificadas nos hagan dudar de una medida demostrada eficaz y efectiva.

 

Aquí os dejo un enlace a un cuento en pdf que os puede ser útil para trabajar con niños:

http://www.vacunas.org/images/stories/recursos/publicogeneral/fundacion_vacunologia/2013/EL_HADA_VACUNHADA.pdf3. El Hada vacunada

…y por qué no, también con adultos.

Por iniciativa de la Fundación Española de Vacunología y la Asociación Española de Vacunología, con el mismo se pretende facilitar una  herramienta que desdramatice la vacunación.

Para cualquier  duda al respecto os recomiendo una página sencilla y asequible:

http://www.vacunas.org/es/


[1] Real Academia Española , consultado el 18 de Noviembre en línea: http://lema.rae.es/drae/?val=vacuna

[3] Ver hasta el final el reportaje de Documentos TV, disponible en: “la Guerra de las vacunas” http://atreveteapensarr.wordpress.com/2012/03/06/documentos-tv-la-guerra-de-las-vacunas/

[4] Interesante leer el “Documento de consenso de Sociedades y Asociaciones Científicas frente a la “desinformación” sobre las vacunas. Os lo podéis descargar de : http://www.vacunas.org/images/stories/recursos/profesionales/temasactuales/2011/Hablemos_de_las_vacunas.pdf

[5] Echar un vistazo al documento elaborado por la OMS donde se refleja esta realidad, Proyecto de plan de acción mundial sobre vacunas disponible on- line en:

http://apps.who.int/gb/ebwha/pdf_files/WHA65/A65_22-sp.pdf

[6] Consulta la página oficial de la OMS al respecto: http://www.who.int/vaccine_safety/es/

En situaciones difíciles la falta de vacunación empeora ya las situaciones de por sí difíciles.

http://internacional.elpais.com/internacional/2013/10/29/actualidad/1383063998_147744.html

 


Yongala

Por Juan Aranda Jaraíces.

Yolanga

En la tarde bruselense, grisácea, fría y lluviosa, hostil y acerada, una amiga sentada ante un café cuenta su vida en Australia, cuando lo dejó todo en España para ir a conocer el continente y practicar submarinismo. Estaba hecha una salvaje, relata, no hacía sino dormir, comer y bucear. Todo el tiempo descalza, sabes, caminando sobre las playas, sumergiéndome en aquellas aguas, va diciendo. La chica es menuda, nerviosa. Al hablar no nos mira: se está mirando a sí misma en el reflejo del agua del Océano Pacífico. Ve su rostro en el agua azul cristalina, su pequeño cuerpo atlético inmerso bajo las olas.

Es una mujer independiente, activa, insegura pero fuerte, tanto como para marcharse sola al otro lado del mundo e ir recalando en todas las costas para poder incluir su cuerpo en otro mundo: el acuático. No sé si sabéis -continúa- que una de las mejores excursiones submarinas está a unos kilómetros de la gran barrera de coral. Allí, un navío, el Yongala, naufragó hace cien años frente a las costas de Queensland. El barco se hundió en una zona de grandes corrientes, por lo que es peligroso el descenso. Hay que bajar amarrado a una cuerda y sólo puedes soltarte una vez abajo. El casco es el refugio de cientos de especies, porque solo allí pueden ocultarse a la fuerza del agua…
Yo la miro extasiado porque su discurso es envolvente y mágico. Es auténtico cuando prosigue: Allá abajo, después de una temporada en que yo me había asilvestrado y no necesitaba mucho, sólo las inmersiones. Allí abajo, os digo, cuando pude abrir los ojos, tuve que mover los brazos para poder ver algo. Estaba rodeada de rayas, peces globo, pequeños tiburones. Había tal cantidad de animales que no podía creerlo. Las cubiertas del pecio estaban llenas de corales rojos, amarillos y verdes. Las grandes bodegas albergaban miles de peces de cristal. Era todo tan hermoso. En ese momento, me vino de golpe el pensamiento que si moría allí, en ese instante, junto a esos animales, bajo aquella luz nítida que descendía hasta los veinte metros, no pasaba nada, podía estar agradecida por haber visto ese paisaje, esos colores, esa increíble naturaleza.
Mi amiga descansa los brazos sobre sus piernas y se calla. Hay unos segundos de pausa, porque los que la escuchamos estamos también un poco sobrecogidos por su relato. Nos ha contagiado su entusiasmo y casi podemos comprender su clímax estético y personal.
La tarde continúa y nos despedimos con un sonoro beso porque la historia me ha dejado conocerla mejor y quererla aún más.
No han pasado dos semanas cuando tengo que volar a Madrid. A mi madre la van a operar de una rodilla y la acaban de avisar que debe entrar en quirófano a los dos días. Voy a su encuentro y al de mi padre, que me espera con la cena hecha y me tranquiliza sobre la agenda del día siguiente. La operación va a efectuarse antes de lo previsto, de modo que coinciden la convalecencia de mi madre y el viaje que habíamos proyectado para esa semana. Mi padre y yo habíamos pensado ir a ver a su hermano, que vive en la Coruña desde hace doce años en una residencia, cerca de la casa de su hija, aquejado de un Parkinson galopante que lo ha acabado convirtiendo en un enfermo gran dependiente.
Mi madre ingresa y es operada con éxito. La llevamos a casa y, como progresa adecuadamente, decidimos mantener la cita con mi tío. Hasta el inicio del viaje a La Coruña unos días después, mi padre se convierte en enfermero, cocinero, celador y cuidador de mi madre. Se transforma en sus piernas cuando tiene que ayudarla a ir al baño hasta cuatro veces cada noche. Yo hago de torpe asistente durante el día, y me contemplo con poca paciencia y menos dedicación de la necesaria. Pero mi padre no. Mi padre se despierta temprano para poder sacar al perro, se acerca al ambulatorio a por su medicación para un catarro que lo tiene renqueante, se entretiene en la compra en el mercado, acompaña a mi sobrina al colegio y acude de regreso a sus obligaciones para con mi madre, cuando aún no son las nueve de la mañana. Día tras día, inasequible al cansancio, sin la necesidad del agradecimiento, mi padre, se enfrenta a la situación.
Los días pasan y contacto con mi prima para concertar la visita a mi tío. Ella está muy animada. Cree que la visita le hará bien a su padre, porque aunque está muy débil, a veces parece reconocer algunas voces. Me dice que esa misma mañana ella va a ir a verlo, y que nos vemos en menos de dos días. Pero al poco me vuelve a contactar para contarme que mi tío tiene un pulmón encharcado y anda con fiebre y es posible que no lleguemos a verlo. No tarda en escribirme que ha fallecido. Al decírselo a mis padres, se muestran aliviados por él, porque al fin mi tío ha dejado de sufrir.
A la madrugada siguiente, emprendemos el camino hacia el tanatorio y mi padre, se empeña en conducir, porque cree que estoy agotado y a él no le cuesta nada. Pero no le dejo y voy mirando de soslayo cómo se encuentra durante las 7 horas de trayecto. Hablamos de su hermano y mi padre, por momentos, bucea en los ojos azules de mi tío, en su infancia sacrificada de postguerra cuando su padre era encarcelado y excarcelado y vuelto a encarcelar y su familia sufría privaciones, penas y ostracismo. En el tanatorio, frente al ataúd, mi padre acompaña a mis primos hasta la cremación y veo como mis fuerzas se agotan por el madrugón y el viaje, pero él sigue con una dignidad inefable junto al cuerpo de su hermano, conversando con los familiares, usando su inagotable energía a la que yo detecto ya sus fallas, porque debe tomar sus pastillas.
Y nuevamente, volvemos a Madrid, al cuidado de mi madre, para dar relevo a mis hermanas.
Aún pasando las noches con interrupciones continuas de sueño, observo a mi padre entregado a la causa: no se queja de la tarea, no reprende las exigencias de mi madre, no penaliza mis torpezas ni mi incapacidad. Él está ya hundido, como el Yongala, pero todos lo necesitamos. Porque aunque su cubierta está oxidada, sus motores desaparecidos con los ciclones, sus bodegas sin combustible.. Aunque no puede flotar, el barco hundido que es mi padre está recubierto de tal bondad, de tan buena disposición, que uno puede pararse a mirar las arrugas de su rostro, bucear en el verde oliva de sus ojos y pensar que si uno muriera, no pasaba nada, porque podría estar agradecido por la inmersión en su cariño, por haber podido ver su absorta mansedumbre contemplando el ataúd de su hermano.
En la tarde dominical, después de diez días a su lado, toca el regreso a Bruselas, y en el instante último, mi padre se empeña en ayudar con las maletas y nuevamente, en el beso de despedida, siento una pena insospechada, una despresurización inaceptable porque ya no voy a estar a su lado, ni voy a poder ayudarle, ni conversar con la facilidad de esos días. Porque le dejo con el trabajo de la rehabilitación de mi madre. Me veo en el simple acto de montarme en el taxi, separando con las manos los pulpos, las rayas, los peces león para emerger a la superficie, a ese universo donde él no está, a esa atmósfera en la que su bondad y su ejemplo no me acompañan. Y para evitar una lágrima, me esfuerzo en pensar que sobre el fondo arenoso, he podido contemplar la superficie recortada del Yongala.

PICTORRINO© APP: Herramienta de comunicación de necesidades.

 Por Antonio J. Orduña Beuzón

Enfermero de la unidad de hospitalización de CGD y ORL

del H. de Fuenlabrada

                  www.pictorrino.com

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Pictorrino© app es una herramienta de comunicación gracias a la cual los usuarios que carezcan de la capacidad de hablar puedan expresar sus necesidades; siendo también útil para aquellas personas/pacientes que desconozcan nuestro idioma o presenten algún tipo de limitación a la hora de expresar verbalmente sus necesidades.

Esta herramienta está basada en un estudio realizado previamente por tres enfermeros del servicio de ORL del Hospital de Fuenlabrada y del servicio de cardiología del Hospital Ramón y Cajal, ambos en Madrid. (http://zl.elsevier.es/es/revista/acta-otorrinolaringologica-espanola-102/articulo/comunicacion-necesidades-el-paciente-laringectomizado-13141555).

En dicho estudio se creó una herramienta basada en las necesidades básicas del paciente laringectomizado ingresado, que a través de pictogramas hacía posible la comunicación del paciente con los familiares y el personal sanitario.

A raíz de esta experiencia se pensó en aumentar la población a la que se podía destinar dicha herramienta y creamos la aplicación gratuita para android Pictorrino app.

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Para ello aumentamos el listado de necesidades/pictogramas y creamos a su vez un listado de objetos, signos y síntomas que fueran de utilidad a todo aquella persona con dificultad para expresarse verbalmente, ya sea por una patología (ACVA, afasias,…), una situación hospitalario concreta (paciente de UCI) o dificultad con el idioma.

Pictorrino© soporta cinco idiomas tanto en su interfaz de usuario como en el audio que reproduce: Español, Inglés, Francés, Chino y Árabe.

Además está adaptado para cualquier dispositivo tanto en teléfonos inteligentes como en tabletas. Todas las pantallas de nuestra aplicación adaptan su disposición a la de su dispositivo para aprovechar al máximo la superficie de la misma.

Con Pictorrino© app se ha conseguido una herramienta que nos permite una comunicación más directa con el paciente y así optimizar el tiempo de su atención, ya que la actuación ante las demandas solicitadas es más  rápida y concreta.

 

pictorrino 3Es un instrumento económico, fácilmente transportable y no voluminoso.

Por otro lado, el Pictorrino© app no se limita a las necesidades básicas del paciente, sino que también valora el dolor, elemento fundamental en el postoperatorio inmediato de éste.

El Pictorrino© app es adaptable en función de edad, sexo y cultura, además de extrapolable a otros tipos de pacientes hospitalizados con déficit auditivo o del lenguaje. Esta utilidad multicultural es muy importante en áreas con creciente población inmigrante como la nuestra.

Se observó durante el proceso de evaluación una disminución del grado de ansiedad, tanto de los pacientes como de los familiares.

Además, como hemos visto, la versatilidad de esta herramienta permite su adaptación a un soporte informático, con lo que esto representa.